Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

viernes, 27 de enero de 2012

LA TIÑOSA (1.570 M.)

TOCANDO EL TECHO DE CÓRDOBA

Día: 27/01/2012
Participantes: Susi, Vicente, Julian y Lourdes.
Duración: 5 horas

Desnivel: 770 m.
Kilómetros: 12

Subida a La Tiñosa desde el Cortijo Alto de Torres.


Itinerario:
Las Lagunillas (Pedanía de Priego de Córdoba)-Cortijo Los Petronilos-Cortijo Alto de Torres- Cortijo en ruinas de Cañatienda-Fuente-Puerto de Mahina-El Morrión- Cueva del Morrión-La Tiñosa-Cueva del Morrión- Rectos hasta las ruinas de Cañatienda-Cortijo Alto de Torres.

En la cima de La Tiñosa.
Ruta:
Con motivo del partido de la Liga Adelante Córdoba-Elche decimos tocar el techo que distingue y representa a esta provincia andaluza, La Tiñosa; que con sus 1.570 metros aguarda al visitante o senderista altiva, pero sin arrogancia. Se encuentra enclavada en la Sierra Horconera, dentro del Parque Natural de las Sierras Subbéticas. Procedentes de Elche llegamos a la localidad cordobesa de Priego (Pueblo natal de Niceto Alcalá Zamora, primer presidente de la República proclamada el 14 de abril de 1.931) y, de ahí, nos dirigimos a Las Lagunillas, aldea en donde prevalece el blanco sobre el cielo y la montaña, en la vertiente sur de La Tiñosa, que está asentada sobre un pequeño altiplano.
Salida, en el Cortijo Alto de Torrres.
Tras comenzar la marcha de Este a Oeste, por la pequeña carretera asfaltada que atraviesa esta pedanía, justo antes de la señal que marca el fin del pequeño pueblo de Las Lagunillas, tomamos a la derecha una pista o carril terrizo, en bastante buenas condiciones. Atravesamos primeramente una serie de construcciones salteadas, para al poco entrar de lleno a campo abierto y tropezarnos con varios cortijos en los que apreciamos gallos y gallinas sueltas. Primero, el Cortijo los Petronilos (casa rural, según se informa en el letrero junto al camino). Para llegar al rato junto a otra nueva cortijada convertida en explotación ganadera. Se trata del Cortijo Alto de Torres, y en donde el carril termina, aparcamos.
El objetivo de la jornada, al fondo.
Existe un corral con ovejas y cabras. La panorámica es preciosa. A la izquierda vemos Sierra Alhucema con su afilada cresta; a la derecha El Morrión con su cueva incluida, antecima de La Tiñosa; y en el centro, apreciándose claramente, el Puerto de Mahina, collado entre ambas sierras.Comenzamos rodeando la verja del cortijo que corta el camino a seguir, tropezándonos con algunos enormes ejemplares de encinas, quejigos y algunos olivos, para descender de inmediato y cruzar el Arroyo de Cañatienda (que baja del Puerto de Mahina y que se encuentra casi siempre seco), pasando al poco junto a las ruinas del cortijo del mismo nombre (1.050 m.a.).
Cortijo de Cañatienda.
A continuación, pasamos al lado de una fuente de agua y nos dirigimos hacia el collado que tenemos de frente y que nos eleva hasta el Puerto de Mahina (1.200 m.a.).
Una fuente en el camino.

Puertode Mahina.
Desde el collado del puerto  observamos otro precioso cortijo debajo  y vemos un sendero que sube desde él.
Ascendemos a la derecha,  por la imponente pendiente con la que nos topamos según el sentido de la marcha que hemos traído, pero sube en zigzag lo que resulta comodo, así que en poco tiempo nos plantamos en el primer vasar o balcón natural que nos espera, con abundante piedra suelta y matorral, como el cojín de monja y el espino.
En plena subida
Subida que te alza sobre la piedra, con espectaculares vistas de la crestería del Pico Bermejo y sus preguntas, dejando a nuestra izquierda, al poco, El Morrión (1.495 m.a.), con su elevada cueva como desvío de la vista y extra para la piernas y que visitamos quedándonos para el recuerdo con su aspecto un tanto misterioso. Aunque  como observamos es utilizada para algo tan práctico como refugio para el ganado.
Cueva, debajo de El Morriòn
De ahí ascendemos al Pico del Morrión que, tras dejarlo atrás y rebasarlo, es ya un camino casi llano que nos da la vuelta a la cara Este. En este momento comienza a caer un poco de agua nieve, pero enseguida para, saliendo un poco el sol.
Vértice geodésico, bandera andaluza y otra española  que ya tenemos casi al alcance de la mano.  
Vista de la cueva desde dentro.
En poco más de 10 minutos nos situamos en la cima que nos espera, la de La Tiñosa; a la que nos dirigimos con unos pasos más llevaderos, ya que el sendero es casi llano.
Camino de la cima:
Tan sólo algo de   viento y la amenaza de lluvia nos dificulta la marcha, pero con Vicente a nuestro lado sol reservado en la cumbre.
Cerca del objetivo.
Las vistas  te enseñan la pequeñez del hombre ante la tierra. La otra vez que vinimos vimos las montañas circundantes,  al Norte, la depresión del Valle del Guadalquivir; al Este, nuestra querida e inconfundible Sierra Nevada; Sierras de la Almijara, Tejeda, Sierra Chimenea (El Torcal) y Sierra de las Nieves al Sur; y al Oeste, la prolongación de la Sierra Horconera, Sierra de Rute, y más a lo lejos la crestería del Pinar, perteneciente a la Sierra de Grazalema. Pero hoy no tenemos visibilidad tan lejos, las nubes van pasando por encima de forma constante y aunque no llueve las vistas son escasas, pero hoy vemos el pantano de Iznajar, la sierra  Alhucema con su cresterio y las colinas que lo rodean. Así como pequeños neveros en la cara norte de la Tiñosa. Diferente e irrepetible.
En la cima de La Tiñosa.

En vez de comer en la cumbre regresamos hasta la base del Morrión y allí con el sol y protegidos del viento tomamos el merecido almuerzo. En vez de volver hasta el Puerto de Mahina, hacemos una bajada más directa aunque mucho más dura y empinada por una evidente vaguada que también nos lleva al cortijo en ruinas de Cañatienda.
En plena bajada.
Al lado de una espectacular encina.
En un principio la senda está estropeada por la lluvia y los animales que viven en esta zona, pero luego  en zigzag y con algún hito que va apareciendo, nuestro descenso es  rápido y seguro. De las ruinas de Cañatienda, atravesamos su arroyo seco y desde aquí desandamos el camino de la mañana y llegamos hasta el coche. El tiempo ha acompañado y la ruta ha sido preciosa. Hemos tenido  Córdoba a nuestros pies.

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