Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

sábado, 1 de diciembre de 2012

CAVALL (708 m.), DESDE TORMOS.

CONTRA VIENTO Y LLUVIA-

Nuestra ruta en puntos rojos.
FICHA TÉCNICA-
DÍA: 1/12/2012
PARTICIPANTES: Vicente, Julián y Lourdes.
TIEMPO ESTIMADO: 7 horas.
DISTANCIA: 15 km.
DIFICULTAD: Alta. En  la crestera hay que avanzar con cuidado y el añadido de la llovizna nos ha complicado un poco la ascensión ( opina alguna).
VÉRTICE GEODÉSICO: 8228 con 708 m.
PR-CV 58.1, ramal principal, y señales verdes en forma de círculo.
PUNTO DE INICIO: Salir en la AP 7 en Ondara, pasar Benidoleig y en Orba hacia la derecha, a Tormos. Cementerio de Tormos.

ITINERARIO:
Cementerio de Tormos - Cruce a Sagra- Pla dels Poets - Cavall - Mas de la Mata - Pla dels Poets- Sagra - Tormos.

Camí d’Ebo
Se trata de el antiguo camino de herradura entre Tormos y Vall d’Ebo, utilizado para intercambios de mercancías entre estas dos poblaciones y para la circulación de personas. También era utilizado para traer el trigo de Vall de Ebo que acostumbraban a moler en Tormos.
Los habitantes de Tormos lo usaban para acceder a áreas de cultivo de secano en las laderas de montaña, principalmente para ir a la zona conocida como els Poets.
En este camino encontramos un fuerte contraste entre la zona baja, de huerta de Tormos y en el secano de montaña encontramos pequeñas casas de campo usadas en los periodos de trabajo como la siembra o la cosecha, pequeños pozos característicos de la zona, usados principalmente para abrevar a los animales y un par de corrales. Atravesamos una zona muy poco alterada en la que buena parte del camino sigue siendo exclusivamente pedestre. PR-CV 58.1.
Nuestra ruta va a transcurrir primero por los escalones de piedra del cami de vall de Ebo que nos permitirá acceder hasta el Pla dels Poets y desde allí nos encaramamos a la Serra del Migdia, ascendiendo al Cavall (o Cabal) que es uno de los picos, a una altitud de 708 metros. Es una excelente atalaya sobre el valle del río Girona. Desde su cima se ven otras montañas como el Benicadell,  Aitana, la Segaria o el solitario Montgó, que parece cerrar el valle. En algunas de las cuevas de la sierra se conservan pinturas rupestres.


RUTA:
El día está un poco brumoso, pero creemos que levantará durante la mañana. Así que nos calzamos las botas, cogemos los chubasqueros por si acaso  y salimos por el lado izquierdo del cementerio donde comienzan las señales del PR-CV 58.1, camino del Valle de Ebo.
Subimos por el sendero que serpentea en un principio por la solana,  son escalones de piedra de un antiguo camino de herradura, lo que nos hace subir rápidamente pero sin gran esfuerzo. Primero, pasamos la bifurcación hacia las pinturas rupestres, que quedan a la izquierda. Seguimos por la derecha, alzándonos sobre el valle y rodeando el monte hasta meternos en la umbría. Transitamos por debajo de la sierra de Recingles ( o Resingles). De vez en cuando  nos damos la vuelta y el Montgó ha desaparecido de nuestra vista ya que lo cubre la niebla. La sierra de la Segaria tiene desde este ángulo una gran planta montañera con grandes riscos picudos que la coronan y comienzan a caer unas gotas.
Sobrepasamos el desvío al pueblo de Sagra, a la izquierda, lo desechamos y seguimos en continuo ascenso hasta llegar al Racó de la Dona, un pequeño apartado donde hacer un descanso. Observamos el valle que forma el río Girona y las peñas que lo cierran.
Más adelante salimos a una planicie inundada por el palmito conocida como el Pla dels Poets. Si tenemos cuidado, en el margen izquierdo hay un hito de piedra que nos desvía del sendero de pequeño recorrido y nos guia a una vaguada donde a mano izquierda hay una casa en ruinas y un gran pino. Debemos buscar entre sendas sin señalizar un pozo de agua que queda a mano derecha de la desvencijada casona. Así que entre trepadas de tapias de huertas abandonadas vamos ascendiendo. Los bancales en algunos sitios están derruidos y eso nos facilita el avance, pero en algunos momentos hay verdaderos muretes que se mantienen en pie y nos hacen escalar. La zona tiene romeros, matorral y pinos.
Por fin vemos un circulo verde que nos señala que vamos en la dirección correcta. (La otra vez que vinimos no encontramos este sendero, sino que avanzamos desde esta misma casa por debajo del cordal y también hay unas marcas que nos permitieron rodear la montaña a media altura, salir por debajo de la Cova Blanca y desde allí ascender al Cavall. La senda es preciosa, el problema es que estaba invadida por el palmito, en algunos momentos y era casi imposible pasar. No sé como se encontrará ahora). Contentos de encontrar el camino señalizado vamos ascendiendo ya sin bancales por la sierra entre rocas. Es una subida muy inclinada, pero técnicamente sencilla que nos encumbra hasta un collado, con una pequeña vaguada herbosa. A la izquierda hay un peñón rocoso y a la derecha tenemos  un circulo verde que nos muestra la cresta a recorrer.
En  la cima del Cavall
Por el cordal, vamos  a veces por el filo pasando a caballo y otras  por su parte derecha,  usando las manos para trepar por el lapiaz. Cae un poco de agua y tenemos que ir con cuidado.  Después de mucho de un rato de trepe/destrepe llegamos con gran alegria  al vértice del Cavall, está acompañado de dos olivos silvestres o acebuches. A pesar de ser un monte no demasiado alto, desde su cima se ve sin problemas el norte de Alicante y Valencia, el Montcabrer, el Benicadell, la Foradà, la Safor, el Montdúver y el mar. Debido a la niebla hoy no llegamos a ver la cara sur,  Aitana, Serrella, Cocoll y, hacia el este nos perdemos la visión de forma especial, del Montgó, que parece vigilar el final del valle del río Girona ( la otra vez nos sorprendió la vista al macizo, parecía un barco varado en medio del mar). Hacia el sur lo máximo que vemos es el Cavall Verd, imponente. 
La cumbre que más esfuerzo nos ha costado  conquistar (por lo menos para alguna). Un merecidisimo hito con lo que conlleva de sacrificio y riesgo. Las condiciones del día no eran óptimas, un poco de lluvia y algún paso aéreo, lo hacen poco recomendable para gente con vértigo. De ahí mi calificación de dificultad alta. Pero esto es algo subjetivo, los mozos dicen que no, que ha sido una trepada sencilla.
El Cavall a nuestras espaldas.
Después de las fotos, descendemos. Al principio hay que seguir avanzando entre lapiaz con el inconveniente de tener cuidado al apoyar los pies, pero enseguida pisamos un collado herboso. La dificultad  estriba en que la senda va casi en vertical en un primer momento, pero enseguida se enfila hacia el paso que tenemos mirando al  frente y se convierte en un sencillo paseo por el monte. ¡Ya era hora.!
Nuestro recorrido ahora tiene alguna señal verde, pasamos por una gran llanada con restos de tapias donde ha habido ganado, por los excrementos que hallamos puede haber sido alguna vaca.  Sin darnos cuenta vamos descendiendo por lo que parece una cañada y en un momento vemos que hemos perdido las señales y que en vez de ir por el collado vamos bajando directos al barranco situado entre el Corral de la Carrasca y el de la Mata, pues bien continuamos por el atajo.   
En el "restaurante"
La vegetación es de matorral bajo, en alguna zona no se puede avanzar pero lo esquivamos en zigzag hasta conseguir enlazar con el PR-CV 58.1, camino de Ebo a Tormos.
Al lado tenemos el huerto que rodea el Corral de la Mata, que cuenta con unos ejemplares de higuera con unos gruesos troncos y  pequeños nogales con las hojas vestidas de otoño.
Decidimos comer aquí, hay una mesa preparada con sus bancos. Reponemos fuerzas, aunque los médicos cada día nos amargan más la existencia con unos listados que creo que ellos ni leen, por lo menos mi doctor de cabecera. Así que como los ascetas, poca comida y mucha filosofía para la hora del almuerzo.
Ya por camino ancho vamos hacia la derecha . Primero transitamos al lado de unas parcelas con almendros y ya más adelante nuestro caminar es por debajo de las enormes peñas del Migdia, que hemos recorrido antes por arriba, sin apercibirnos de la inmensa mole de piedra que pisábamos, desde arriba parecía solo una inmensa pradera.
Hay otra huerta situada en un sitio estratégico, justo al final del barranco, lo que permite que tenga una cantidad de agua y arboles que da a la zona un color especial.
Cova Blanca
Desde esta parcela, cruzándola por medio, sale una sendita estrecha que sólo permite circular a una persona y que nos lleva a media ladera de la sierra con preciosas vistas al Barranco del Frare, a las playas de Pego y a la cara norte de la Sierra del Migdia, con su Cova Blanca. Es una zona donde ha habido bancales con sus típicas tapias de piedra seca, pero está bastante deteriorada.
Llegamos a la zona del Pla del Poets y vemos una casa en ruinas. Desde aquí, si quieres ir a Pego, a la izquierda hay una preciosa senda, pero nuestro destino es Tormos.
Nos dirigimos hacia la derecha, nuestro sendero está casi cerrado por el palmito. Que lástima que este tan poco cuidado este ancestral sendero de pequeño recorrido.
Al fondo el valle del Girona,  la Rectoria.
Avanzamos hasta llegar al cruce de Sagra. Decidimos  irnos a la izquierda e investigar el otro camino en dirección al otro pueblo llamado Sagra. Vamos  a recorrer la senda que lo unía con el Valle de Ebo y las vistas cambian, caminamos más cerca de la Segaria llegando hasta el depósito del agua y desde allí accedemos al pueblecito. En apenas un kilómetro, entre huertas de naranjos, limoneros, regresamos a Tormos. 
Nuestra ruta en puntos rojos.

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