Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

lunes, 12 de agosto de 2013

TRAVESÍA ALREDEDOR DE LA SELVA DE OZA (3)

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DEL REFUGIO DE LIZARA AL REFUGIO DE ARLET-


FICHA TÉCNICA-
Día: 12/agosto/2013
Participantes: Javier, Nieves, Chus, Vicente, Patro, Julián y Lourdes.
Tiempo estimado:  9 horas.
Distancia: 22 km.
DificultadMedia - Alta. Por la distancia.
Tramos del GR 11.




ITINERARIO:
Refugio de Lizara - Puerto de Bernera - Refugio de Oldecua -Refugio de los forestales o de Bernera - Plana Mistresa- Valle de los Sarrios- Circo de Olibón - Puerto de Estanés - Ibón de Estanés- Puerto de Bernera o Pas de l'Echelle - Selva de Borce - Cabaña de Espélunguère - Bosque de Espelunguere - Col d'Arrouy - Col de Lapachouad - Refugio e Ibón de Arlet.



La situación del Ibón de Estanés permite llegar hasta él desde los cuatro puntos cardinales, Sur, Este y Oeste españoles y por el Norte desde Francia. Aunque está situado en la vertiente Norte, el ibón esta dentro del Término Municipal de Ansó y sus aguas se aprovechan por una pequeña minicentral hidroeléctrica, ya en territorio francés.
Con los picos del Bozo y Bernera defendiendo sus mansas aguas como baluartes que dificultan el acceso al privilegiado enclave desde los valles del Sur, el ibón de Estanés reposa sobre un curioso balcón abierto a los frondosos bosques del Aspe francés.
Verdes y suaves praderas cubren sus orillas, dando una modesta impresión de profundidad a sus aguas y convirtiendo el entorno en un lugar de acampada maravilloso para los amantes de la tranquilidad.


Ruta:
Comienza una larga etapa desde el refugio de Lizara. Nos levantamos muy temprano y comenzamos el día como casi siempre, subiendo. Sólo es una manía.
El día está precioso, alguna nube blanca en lo más alto, hay mucha claridad, a pesar de que apenas son las siete de la mañana.

Dejamos a nuestras espaldas el refugio y subiendo por la senda que ayer usamos, para bajar desde el Collado de lo Foratón, tomamos el primer hito de piedras que está situado a la derecha del camino.

El barranco que tenemos que transitar está despertando. La brecha que se presenta a nuestra vista se abre paso entre el Bisaurín y las laderas del Fetás, a la izquierda, y Napazal y Bozo, a nuestra derecha.




Es una senda larga que sube poco a poco sobrepasando, primero, el Refugio de Oldecua, y más tarde, el Refugio de los Forestales o de Bernera.











El sendero se sitúa cerca del arroyo que desciende hacia Aragues del Puerto, este año baja más agua, los neveros que se conservan esparcidos por las zonas sombrías de los picos van deshelando, dejando un murmullo constante y cantarín. Resulta relajante y purificador. 


Nos elevamos sobre la Plana Mistresa, es una enorme pradera debajo de los contrafuertes del Bisaurín, del Puntal de Secús, de la sierra Bernera...

A nuestra espalda el Bisaurín.
Vamos avanzando rápidamente por el Valle de los Sarrios, lugar idílico para pasear, entre lomas herbosas y en llano. Nos situamos casi tocando el maravilloso circo pétreo de Olibón, donde se ven neveros a una altura de 2.000 metros, en la cara norte de la sierra.
Por las praderas llenas de hierba y flores llegamos a un paso estrecho, que baja hacia Estanés, con panorámicas espectaculares al cordal del Anie, Mesa Tres Reyes, Petrechema........
Al fondo el Anie, la Mesa, Petrechema, Acherito.......
Mañana terminaremos nuestro circulo sobre Oza por esa latitud.
Se resiste a ser visto el Ibón de Estanés, pero por fin lo tenemos expuesto a nuestras miradas, de un azul intenso, como el cielo que nos cubre hoy. El paraje es precioso.
Debemos recorrerlo primero hacia su cara norte y luego escorándonos por la senda marcada con hitos hacia la derecha para aparecer en su lateral este. Una parada para refrescarnos y almorzar algo. La panorámica es impresionante y la tranquilidad del lago relaja la mente.
Si fuésemos para la derecha iríamos hacia Candanchú, pero nuestro plan es ir a buscar el Pas de l'Echelle y bajar de allí.

           Un Paso impresionante. La otra vez que estuvimos estaba en obras y al mirar para abajo nos pareció con un desnivel tremendo. Pero es algo muy asequible. Al principio tiene un abrupto paso, tienes que bajar una escalera de hierro, para pasar bajo los tubos de agua que usan en la estación eléctrica francesa, pero después de esto es una senda de paseo. Preciosa.  

Poco a poco nos introducimos en un bosque de hayas ( nos recuerda a nuestra visitada sierra de Urbasa). Una temperatura fabulosa yendo tan bien protegidos por la sombra de los arboles, rocas...
Desde aquí  vemos el valle al que debemos descender y la montaña de enfrente es la que vamos a afrontar para llegar al refugio de Arlet. Casi nada. 
Nos vamos encontrando con gente en el camino, la subida es exigente y se les ve el esfuerzo en las caras.













Una vez abandonada la zona de bosque pega fuerte el señor Lorenzo. El calor es pegajoso, lo que presagia tormenta.
En el valle están las ovejas pastando tranquilamente.
Nos toca bajar a buscar la pista y emprender de nuevo la subida por el Bosque de Espélungère. 

En el valle atravesamos una pequeña pasarela que nos sitúa en la base de la otra sierra.
Vamos remontando las primeras rampas por la senda que va alcorzando las revueltas de la pista, luce el sol.

Pasamos una fuente y un fuerte repecho nos deja en una especie de colladito a la vista de la Cabañas de Grossé y d’Atsout. A nuestra izquierda se alza Pico de Acué (2258 m) que con sus laderas rojizas/moradas dan nota de color a este rincón. 

Desde aquí la senda remonta en diagonal toda la Montagne de Couecq en busca del Col de Lapachouad. Tenemos a la vista el circo del Valle d’Aspe, con sus altas montañas salpicadas de blancos neveros y el fondo del valle verde y boscoso. 

En la cabaña de d’Atsout hay unos niños al lado de una fuente muy fresca y aprovechamos para beber un vaso de agua. Son pequeños no más de 8 años, pero se les ve felices y contentos, con unas mejillas coloradas como las de Heidi. El sol calienta y cae a plomo, seguimos remontando y en unas lazadas paramos a comer. El día se nubla poco a poco y los que no tomamos café nos adelantamos un poco. Las tormentas en la montaña nos dan pavor, ya tuvimos suficiente en Añisclo. 


Llegamos al Col de  Lapachouad. Este collado da acceso a la parte oeste de esta montaña y vemos más cabañas y algún pequeño lago. Esta cerca la Cabaña de Gourgue Sec.
Desde aquí vemos el largo valle que desciende hacia la población de Etsaut, 1.100 metros de desnivel más abajo. A nuestras espaldas, la larga cresta rojiza que va desde el Pico de Arlet hasta el Puerto del Palo, lugar por el que mañana pasaremos.

Después de un pequeño descanso nos ponemos en marcha, solo nos resta subir un pequeño colladito que da paso a la cubeta donde está enclavado el Lado de Arlet y el refugio que lleva su nombre. 


El lugar es idílico, un lado con forma de corazón y en su orilla norte un refugio de montañas de los de antes, es uno de los refugios con mas sabor montañero y mejor situados del Pirineo . Está enclavado en una cubeta y protegido por el Oeste por la Cresta del Pico Arlet y el d’Ailary y su silueta recortada junto al lago lo hace inconfundible.

Conforme vamos llegando al refugio, éste se ve perfectamente, pero nos vamos acercando y aparecen unas repentinas nieblas, suben/bajan pero no llegan a desaparecer en toda la noche. 



Ibón y refugio de Arlet.

Hace calor y  después de instalarnos en el refugio nos bajamos al ibón a refrescar,  Julián baño completo, y descansamos del larguísimo día de marcha. El refugio no cuenta con duchas.

El agua del ibón está clara, limpia y bastante caliente. Las orillas están plagadas de renacuajos, es curioso pues estos pequeños anfibios escasean ya en ríos y lagos y aquí se encuentran a bastante altitud, a unos 2000 m, pero nos alegra ver que estos animalitos proliferan en esta agua, sinónimo de su limpieza.

La cena no es para estómagos delicados, para mi gusto demasiada pimienta en todos los platos, y a la noche no la podemos digerir, así que comemos poco.
Y enseguida se pone a tronar y relampaguear que parece que se acaba el mundo,  a la cama corriendo y cerrando bien la puerta que se ve la luz de los rayos que están cayendo y el ruido de la lluvia y e incluso piedra.
Los que hacían noche en tiendas de campaña se protegen en el comedor del refugio de Arlet.

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