Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

sábado, 21 de febrero de 2015

SIERRA DE LA PILA-CARAMUCEL (1.025 m.), ALTO DE MANOJERAS (1.058 m.) Y EL PRISCO (827 m.)

EN LA ABRUPTA VERTIENTE OCCIDENTAL DE LA SIERRA DE LA PILA


FICHA TÉCNICA-
Día: 21-02-2015
Participantes: Julián y Lourdes.
Tiempo estimado: 8 horas y media.
Distancia: 27 km.
Dificultad: Media-Alta. Por la distancia y la subida a El Prisco.
Como llegar: Autovía Elche hasta Aspe. Desde allí por La Romana, La Algueña y La Solana. Coger la C-3223 a la izquierda, dirección Murcia, y en unos 5 kilómetros cruce a la derecha hacia Cañada del Trigo por la MU-10-A. Cuando llega el primer cruce hacia la izquierda, y en el segundo a la derecha. Paralelos a la sierra de la Pila, por su cara Norte, hasta encontrar la Nacional 334 que tomamos dirección Murcia. En el km.37-38 salida para atravesar la autovía por un túnel en dirección al monte. Comienza la ruta en la vertiente más occidental de la sierra de la Pila.

ITINERARIO:
Venta de la Aurora (Hoya del Campo) - Canal -Collado de la antecima del Prisco - Collado del Prisco - El Prisco - Collado de las Yeguas - Caramucel - Alto de Manojeras - Collado de los Pardiñales - Camino de herradura - Camino a la Fuente del Lobo - Pista Forestal del Collado de las Yeguas - Peñasco de San Joy y fuente del Lobo - Collado de las Yeguas - Pista Forestal - Falda del Prisco - Collado del Prisco - Collado de la antecima del Prisco - Canal - Venta de la Aurora.

La Sierra de la Pila está situada en el cuadrante septentrional de la región de Murcia, con una extensión de 8.836,36 Ha. Es un macizo montañoso de formas abruptas y escarpadas, que forma parte de las Cordilleras Béticas. El Parque puede considerarse dividido en dos sectores separados por el Barranco del Mulo, uno oriental donde se encuentran las cumbres más elevadas (La Pila con 1.264 metros y Los Cenajos con 1.200) ; y otro occidental más amplio, con el Caramucel que se eleva a 1.025 metros de altitud y todo el cordal de más de 1.000 metros. El Parque regional que comparten los municipios de Fortuna, Abarán, Blanca y Molina de Segura.
Se encuentra dentro de cuatro comarcas de la región de características bien distintas: Altiplano (Jumilla), Vega Alta ( Abarán, Blanca), Vega Media (Molina de Segura) y Oriental (Fortuna). Esta separa el Altiplano de las depresiones de las Vegas Media y Baja del Segura y Río Guadalentín.

Las políticas forestales también han condicionado de forma importante el paisaje vegetal, convirtiendo al pino carrasco en la especie arbórea dominante. La presencia de carrascales, sabinares, chaparros y pinares, acompañados de un conjunto de especies, entre las que se encuentran numerosos endemismos ibéricos del sureste español. Muchas de las especies que podemos observar están protegidas en la Región de Murcia, destacando el palmito, madroño, enebro, sabina, lentisco, cornicabra, carrasca, aladierno, esparto y espino negro. 
Entre su fauna destacan las aves, siendo las rapaces como el águila real, halcón peregrino, o búho real las más sobresalientes. El Parque incluye un área declarada Zona Especial de Protección para las Aves (ZEPA) para la chova piquirroja. Entre los mamíferos encontramos el ratón moruno, la musaraña y el lirón careto. Entre los carnívoros el tejón, garduña, gato montés o la gineta .
El acceso al Parque se puede realizar por distintos puntos de su contorno, en su vertiente sur es posible acceder (desde la estación de Blanca) por San Joy y por El Rellano; y desde Fortuna, nos podemos adentrar en la sierra por La Garapacha y por Fuente Blanca (sureste del Parque).


RUTA:
Aparcamos al lado de una boca de riego y avanzamos por un camino de tierra que se desvía hacia la derecha hasta una pequeña caseta de campo, nos confundimos. No es por aquí, buen comienzo. Y eso que vamos con Gps.
Debemos ir un poco más a la izquierda atravesando un campo de pequeños arboles con instalación de goteo, salimos a otra pista que tomamos a la derecha. Entre unos campos de olivos, que enseguida dejamos atrás, para internarnos en el bosque de pinos, llegamos a un canal grande, seco en este momento. Y por medio del monte, invadido por los espartos, vamos ganando altura rápidamente.
La ascensión al Prisco, de 827 metros de altitud. es bastante exigente. Partimos de una altura de unos 270 metros y en apenas tres kilómetros debemos afrontar el desnivel. Esto nos da una idea de la facilidad con la que se entra en calor y que en unos metros nos obliga a hacer la parada de todos los días para quitarnos la ropa. A pesar de los 5º C a los que hemos llegado a tierras murcianas.

Caminamos sorteando los espartos, sin camino marcado, nos vamos girando para ver la espectacularidad del día y surge un arco iris en su cara Norte. Nos situamos en una colina con vistas a nuestras espaldas a la vertiente Noroeste de Murcia. Caminamos al frente viendo una colina peñascosa que pensamos será el Prisco. A por ella.

El sendero no está señalizado, pero avanzamos, donde creemos que es la cima, solo es una antecima engañosa, que nos alza a unos 500 metros. Surge algún pequeño hito de piedras y algún rastro que nos parece una vereda pisada, pero difícil de seguir. Es imprescindible el GPS para situarse. 

Conforme ganamos altura vamos disfrutando de vistas, a nuestra espalda,  a la cara Norte de la sierra de la Pila, con los campos del Boquerón y la Raja, al fondo el Carche, el Buey, el Sopalmo.... 
Hasta tres arco iris nos toca ver durante la ruta de hoy hacia el Noreste, que es la zona más oscura y tormentosa. 

Cuando veníamos, a la altura del término de Cañada del Trigo, nos han caído unas gotas y parece que sigue encapotado y descargando de vez en cuando en ese rincón. 
Hasta aquí no nos llega la tormenta,  solo la vista de los arco iris. El sol está semioculto, lo que no permite que suba tanto la temperatura, mejor para no sudar.
El terreno en toda la ascensión es de piedra suelta y muchos restos de ramas de pinos secos, espartos, romeros,  y pinares dispersos.
Conforme nos alzamos desaparecen los pinos y vamos teniendo vistas más amplias al Norte y al Sur. Nos situamos encima de lo que creíamos que era la cima, pero es el collado del impresionante Prisco. Vemos la solana y los desfiladeros que dan a la vertiente de los barrancos del Musiero. 
Las vistas nos sobrecogen y hacemos unas cuantas fotos. Resulta impresionante lo abrupto de esta vertiente sur de la sierra, elevadas pendientes y cantiles infinitos configuran un paisaje vertical. Por esta subida he calificado la ruta de difícil, además de la larga distancia.


Ascendemos por la loma y vamos acercándonos a la cumbre del Prisco girando un poco a la izquierda para tomar altura por su cara menos pedregosa. Subimos escalones de piedra y el paisaje se hace cada vez más vertical. Sin llegar a ser peligroso es imprescindible cierta intuición y experiencia montañera para ir eligiendo el mejor camino posible. En zigzags,  sin ningún problema, llegamos a la cumbre del Prisco (827 metros), que sorprendentemente es una loma con vegetación baja.
Una vez en la cumbre se divisa buena parte de la geografía regional: al Norte, hacia la izquierda, el Altiplano de Jumilla y la sierra del Carche, y más a la derecha, vemos la sierra del Algaiat, donde el sol luce en su cara sur y la vertiente norte está sumida en las sombras; al Oeste, las azules cresterías de Moratalla, el Almorchón y el valle de Ricote; al Sur, la vega del Segura, con innumerables aljibes y los campos como mosaicos donde predomina el color rosa por efecto de la floración, sierra de Carrascoy-El Valle y el Mediterráneo; y al Este, las tierras más áridas de Fortuna.

El Prisco es el nombre que se le da a los cortados rocosos situados más al oeste de la sierra de la Pila, sobre los que discurre la división administrativa entre los términos municipales de Abarán y Blanca.
En los cortados hay una enorme piedra que está a punto de caer por el precipicio. Parece que con un simple empujón va a rodar ladera abajo, lo intentamos, pero está lejos. 
Siguiendo el cordal está el punto más alto del Prisco, con 827 metro, desde donde podemos divisar las pedanías de Estación de Blanca y la Hoya del Campo, como si las estuviésemos sobrevolando con un avión. En la lejanía se divisa perfectamente la ciudad de Cieza.
Tomamos unas barritas, agua disfrutando del mirador y de la sinfonía de colores, olores sonidos...Retomamos encantados el sendero.



A partir del Prisco, el desnivel del  terreno por el que caminamos cambia totalmente, son suaves pendientes primero por todo el cordal y salimos a una pista que recorre la cara Norte de la sierra en serpenteantes curvas. Esta nos lleva a un recodo y gira bruscamente a la izquierda.
En la finca agrícola que está labrada la abandonamos, hacia la derecha, dirigiéndonos rectos por un sendero evidente que nos lleva rápido hasta alcanzar el Collado de las Yeguas.
De nuevo vemos la pista forestal que hemos desechado antes que sortea las diferentes colinas. Nosotros continuamos por el cordal, por una senda difusa entre un bosquete de pinos. 
Enseguida llegamos de nuevo a otro collado, que está atravesado por la pista forestal de tierra que une ambas vertientes. Viene del Sur y desaparece hacia el Norte de la sierra. Nosotros debemos atravesarla rectos para internarnos en el bosque de pinar carrasco, chaparros, romeros y espartos en flor... En cuesta arriba. 
Este tramo si está guiado por hitos de piedras que nos van alzando por una empinada y preciosa vereda que transcurre por el borde con panorámicas del impresionante precipicio rocoso.
Y en poco tiempo llegamos hasta el vértice geodésico del Caramucel, de 1.025 metros de altitud. 
Su altura no le hace justicia ya que es una impresionante atalaya a toda la vertiente Sur de la sierra al valle del Segura,  las zonas de cultivo con sus innumerables balsas de riego, la sierra del Águila, el Almorchón, y en la lejanía, la vega murciana e incluso la costa del Mar Menor y la Manga.
Hay un par de cartageneros que se interesan por el itinerario, ellos suben de Sanjoy por el mojón de las 4 caras. Han cresteado y piensan bajar por el Collado de las Yeguas o antes si se lo permite la altura de los precipicios.
Nosotros a esta altura de la ruta tenemos dudas. En principio barajamos la posibilidad de realizar la vuelta del trayecto por la cara Norte, pero viendo una sinuosa pista a nuestros pies pensamos que igual sería una estupenda posibilidad. Con la marcha ya veremos. Nos despedimos y las únicas personas que hay hoy en la parte occidental de la sierra de la Pila van en dirección opuesta.

Crecen carrascas en la vertiente Norte del Caramucel, pero achaparradas por la altura, el viento, la tierra pedregosa, el suelo calizo y el pinar que impiden su crecimiento. 
En la línea de cumbres, por todo el cordal,  hay  mojones que dividen los términos de Blanca y Abarán. Veremos varios en nuestro progreso. 







Nosotros nos dirigimos al siguiente hito, el Alto de las Manojeras de 1.058 metros de altitud. Apenas llega al kilómetro lo que separa ambas cimas pero la crestera pétrea por la que avanzamos nos deja estampas impresionantes. 

Unos riscos haciendo equilibrios nos reciben en la cima, y en el suelo nos encontramos un mapa. ¿Será de los cartageneros?. Igual tienen suerte si bajamos por el Sur. Fotos de rigor y en marcha. 
Es muy sencillo caminar por el cordal, es en terreno llano, pero está algo cerrado el camino por la maleza. Es una zona muy poco transitada. A nuestra izquierda vemos un cortafuegos que es el que usan los excursionistas que suben desde la cara Norte.
Sobrepasamos un par de puntos de más altura que no tienen nombre, y a diferencia de los anteriores disfrutan de peores vistas al desfiladero, pero se abren hacia el Este y el Norte.


La senda vira hacia la izquierda adentrándose en la sierra. Pasamos por el Collado de los Pardiñales donde disfrutamos de vistas espléndidas al alto de la Pila y los Cenajos. 
Enmedio se interpone un collado donde se sitúa el Mojón de las Cuatro Caras, con pista forestal que comunica los cuatro puntos cardinales del Parque de la Pila.


El GPS nos indica que enseguida tenemos un camino que desciende hacia el Norte, y el Sur, y seguimos por el cordal buscando el enlace. 
Pero igual nuestra lectura no ha sido correcta, porque siguiendo la divisoria de vertientes de la sierra, en la zona del Azagador, echamos una mirada a la cara umbría, con vistas al enorme bosque que tenemos a nuestros pies, pero se interpone un precipicio rocoso difícil de bajar, no hay hitos ni sendero marcado. 



Así que decidimos ir hacia la cara Sur. Entre algún enorme ejemplar de sabina descendemos encontrando un camino mulero, bastante tapado por la maleza, que es muy fácil seguir. Nosotros lo tomamos hacia la derecha. A la aventura.

(Luego vemos en el mapa que si hubiéramos ido a la izquierda nos hubiera sacado al mismo Camino de la Fuente del Lobo, pero un poco más arriba. Es una buena alternativa.)


Pensábamos parar a comer en este punto, pero el día se ha tornado muy gris y comienzan a caer unas gotas, un poco más adelante. 










Proseguimos por el camino que baja paralelo a los dos colosos de la Pila y cada vez se va encapotando más el día. 
Nosotros proseguimos por el camino pero el rastro se pierde en un punto. Hay que improvisar y hay un barranco al lado que pensamos en bajar, pero la maleza nos lo impide y decidimos ir girando hacia la derecha.
Por medio de zigzags, en un puro campo a través que tanto nos gusta, vamos descendiendo guiados por la intuición y el GPS viendo al fondo la meta, la pista ancha de tierra que circunda la sierra y que de color blanquecino es muy visible. 
Pasamos al lado de otro pequeño barranco y descendemos hacia la izquierda para llegar a enlazar con el Camino de la Fuente del Lobo. 
¡Eureka!. Delante nuestra, la pista que habíamos visto desde el cordal, en el fondo y recorre la sierra serpenteando.
A nuestras espaldas se sitúan ahora los dos picos más altos de la sierra, la Pila y los Cenajos. En este momento no podemos ver sus cumbres. Al lado la sierra del Águila, de Viar, Almorchón...
Arrecia un poco la lluvia. Parada para ponernos ropa y para proteger la cámara, el gps y la comida. Casi nada más acabar de cambiarnos, para.
En un par de kilómetros llegamos a un cruce, a la izquierda baja hacia el pueblo abandonado de San Joy, tomamos la de la derecha para dirigirnos en la dirección de los escarpes rocosos que hemos pasado hace un momento, pero ahora por su base.

Vienen los dos montañeros que hemos visto en el Caramucel. Nos dicen que han perdido un mapa de Cieza, pero no se habían dado cuenta,  y se lo devolvemos. Ellos tienen el coche al lado. 
Nosotros tenemos un largo y desconocido camino por delante y proseguimos ahora en ascenso.
En un espectacular punto de vista del valle y hacemos la parada para recuperarnos, que tenemos mucho hambre.



Hacia el Este se ha levantado el día, se ven las cimas y el cielo azul, sin embargo encima del cordal que hemos recorrido horas antes tiene un aspecto muy gris, las posibilidades de lluvia son hoy de un 20%, malo será que llueva torrencialmente.
El enclave es maravilloso, tenemos unas pareces verticales a nuestro frente y sobrepasamos una peña redonda al lado que parece caída desde la crestera, el Peñasco de San Joy,  quedan restos de tapias de piedra seca y algún almendro florecido que formaba parte de un pequeño huerto rural.
Procuramos caminar deprisa, tenemos un largo trayecto por delante. Cruzamos una cancela de vallas verdes, está abierta, una de las peñas tiene una marca de pintura blanca/amarilla de senda de pequeño recorrido, pero es la única que vemos. Y proseguimos sin encontrar ni un alma en este recóndito rincón.
Cuando ganamos altura volvemos a ver las cimas de la Pila, a la derecha, y de los Cenajos, a la izquierda, detrás del cordal rocoso occidental de la Sierra de la Pila.


Las peñas van ganado altura y cuando transitamos por debajo del Caramucel nos damos cuenta del color rojizo que tienen sus paredes.
Vamos mirando si tenemos alguna vereda alternativa hacia la izquierda, pero no hay hitos, ni rastro de la pintura anterior.

El camino transita por un paso estrecho, en fuerte curva a la derecha,  llamado también el Collado de las Yeguas.


Una última mirada hacia los escarpes caprichosos que forma el Caramucel y todo su cordal. 
Nos situamos en la cabecera del barranco de Javé, vemos una loma, la Peña Parda, con extensa pinada, paralela a nuestro camino, y restos de pinos cortados en la ladera que baja hasta el cauce.

Y desde allí nos alzamos poco a poco hasta llegar al cruce que hemos atravesado por la mañana. 


Por la Pista Forestal entre el Risco Alto y la Peña Parda nos conduce de la cara solana de la sierra hasta el collado y se descuelga a la cara de la umbría para recorrerla serpenteando, evitando los cabezos de la sierra de la Pila.
El día oscila entre cielos grises y azules, a voluntad del viento que comienza a arreciar.

En vez de seguir el camino forestal lo abandonamos hacia la izquierda, para tomar el atajo de la mañana, por una pequeña pinada llegamos rectos al Collado de las Yeguas. A nuestra derecha vuelve a aparecer la pista de tierra que ha dado un rodeo por el Cabezo de los Machos.   Aquí tenemos dudas, no queremos bajar las peñas del Prisco, que sabemos que son las que encontraremos si nos dirigimos rectos, vamos a intentar acceder por la cara Norte de la sierra a un camino alternativo. Giramos a la derecha y tomamos la Pista Forestal internándonos en la cara Norte. En un momento vemos marcado con un hito de piedras un cruce a la izquierda, es un atajo para evitar la curva de la pista, a la que salimos un poco más adelante. 

Ya por la pista de parapente estudiamos la alternativa. Vemos un sendero en el gps, que baja por el lateral de la sierra internándose en la Loma de la Jordana y creemos que nos pondrá a los pies del Prisco sin problemas. 

Lo tomamos y nos dirigimos al frente. Vemos un barranco a nuestra izquierda, pero creemos que paralelos bajará. No es así. Conforme nos acercamos vemos crecer la altura de la roca a la que nos hemos encaramado. 



Retrocedemos para ir a la derecha (ahora, bajando sería la izquierda) a cruzar el pequeño barranco casi a la altura de su cabecera, entre unas peñas encontramos el sencillo paso y vemos que por la falda del Prisco hay marcada que sobresale en tono marrón una estrecha senda. Perfecto. El día se vuelve a enfurruñar, al fondo vemos como cae una cortina de agua, y nos llega a nosotros. Paramos un minuto debajo de un pino, nos cambiarnos de ropa de nuevo y evitamos la pequeña tormenta.


Cruzamos fácilmente el barranco y nos colocamos encima de la senda evidente y estrecha que nos baja por debajo de los riscos del Prisco, es una buena subida alternativa para no trepar las rocas. 
El barranco de la derecha va ganando altura y nosotros pegados a la falda de la  pared, hasta que llegamos al collado del Prisco.
Nos internamos en un bosque de pino, esparto y desde este punto admiramos la subida de la mañana.
Después nos vamos descabalgando de la sierra, poco a poco. La piedra suelta, los espartos y la falta de senda clara nos hacen ir pendientes en todo momento del GPS, sin él estaríamos perdidos. A pesar de haber pasado por aquí a la mañana es un lío. Hay una cantidad de barrancos, colinas, todos iguales que nos hacen despistarnos.
Seguimos viendo a lo lejos imágenes de lluvia y sierras tapadas por las nubes. Llueve en Jumilla. Y ya llegamos al fin de la exigente etapa de hoy, solo nos queda encontrar el coche y dirigirnos pletóricos a casa.
Interesante caminata rodeando el Caramucel. Las sendas inexistentes, pero con el GPS se hace sin problemas. Las vistas durante todo el trayecto impagables. Una sierra que nos ha sorprendido por sus panorámicas tan agrestes y el paraje de la cara Sur con paredes abruptas e infinitas en su verticalidad de una belleza inconmensurable.

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