Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

martes, 17 de marzo de 2015

SIERRA DE CASTRIL- EMPANADAS (2.106 m.)

CERRO DEL EMPANADAS. IDA DESDE BARRANCO TÚNEZ-VUELTA POR EL PORTACHO Y CORTIJO DE LA PUERCA-


FICHA TÉCNICA-
Día: 17/03/2015
Participantes: Julián y Lourdes.
Tiempo estimado: 9 horas.
Distancia: 20 km.
Dificultad: Alta- Muy Alta.

Como llegar: Por la autovía Alicante-Granada salir dirección Sierra Castril. Entre Fatima y Castril en el km. 28,8 un cruce a la derecha. El primer kilómetro está asfaltado pero enseguida se convierte en un ramal de más de 10 kilómetros de pista de tierra. En el Cortijo del Nacimiento hay unas grandes tuberías, aparcar debajo de ellas.
Wikiloc: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9115100

ITINERARIO:
Cortijo del Nacimiento - Puente sobre el río Castril- Pedriza al barranco de Túnez -Collado de los Corzos - Barranco de Túnez - Cortijo del Maestrillo - Collado de la Cruz - Empanadas o Cerro Empanadas - Cuerda de las Empanadas-  Loma de los Tres Mojones - Collado Salitre - El Portacho - La Serrezuela -Cortijo de la Puerca - Cruce - Puente sobre el río Castril - Cortijo del Nacimiento.


La Sierra de Castril se encuentra en la Cordillera Prebética lindando con el Parque Natural de la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas al Oeste y Norte; y con la Sierra de la Sagra al Este.
Posee picos por encima de los 2.000 metros de altitud, tales como Empanadas, Tornajuelo o el Cerro del Buitre.
Está recorrido de Norte a Sur por el río del mismo nombre -el rí Castril- y su principal característica es su espectacular relieve escarpado, fruto de la naturaleza caliza del suelo, las precipitaciones en las cumbres y la acción de las aguas. El río Castril es el principal valor ambiental de este Parque Natural, responsable además de la fisonomía y la peculiaridad del entorno. Sus aguas emanan del corazón del Parque y lo recorren hasta el embalse del Portillo. 



RUTA:

Aparcamos en el Cortijo del Nacimiento para intentar culminar el Cerro del Empanadas que se nos quedó pendiente y es como una pequeña espinita que tenemos clavada.
Ayer vimos la previsión metereológica y no llueve hoy hasta la noche. Nos han dicho en el pueblo que no hay nieve, y el señor del Cortijo del Nacimiento nos lo ha vuelto a ratificar, pero no nos fiamos, a pesar de que conocen la zona llevamos los crampones para nuestra seguridad. 
Desde este punto no se observa ningún nevero. La Cerrada de Túnez al fondo, a la derecha la pedrera por la que subiremos. 
Salimos desde la pequeña aldea con el sonido de un cantarín arroyo que surge debajo de las enormes tuberías.El día esta fresquito y algo encapotado.
Vamos paralelos al río Castril, en dirección contraria al fluir de la corriente,  por una senda estrecha. A la izquierda detrás de unos campos de almendros  vistas a la cerrada de Túnez y a la pedriza que vamos a ascender, a nuestra derecha la peña que ha tenido desprendimientos hace poco y ha ocasionado algún desperfecto en el camino.
Llegamos al puente sobre el río Castril, si continuaramos de frente llegaríamos al nacimiento del río Castril, precioso, pero para nuestro gusto alarga demasiado la ruta al Empanadas, tal y como hemos leído en un folleto que nos han dejado en el pueblo de Castril.

Nos dirigimos a la izquierda. Comenzamos por una vereda estrecha y herbosa. El track nos desvía enseguida a a la izquierda, por el pie de la sierra, donde acaban las peñas.







Y nos colocamos debajo de la pedriza o pedrera que hay que ascender. La subimos primero virando a la izquierda para evitar la piedra suelta y en su parte media avanzamos en zigzags. La hemos bajado otra vez y casi preferimos subir. El regreso lo haremos por el camino de herradura del Cortijo de la Puerca que no necesita tanto cuidado.
Si miramos hacia abajo vemos la trepada tan bestial, a saco.
Pero como es la primera de la mañana lo conseguimos sin perder apenas el resuello.
 
Girando hacia la izquierda encontramos el estrecho paso, el Collado del Corzo, que nos da acceso al barranco de Túnez. 
Al cruzar el collado  accedemos a ver la cara Norte de la Cerrada de Túnez, la inmensa roca con una brecha en medio que hace las delicias de los escaladores.
Podiamos haber llegado a este lugar siguiendo un poco más arriba hacia el Cortijo de la Puerca y tomando un cruce  a la izquierda que lo señaliza, es más sencillo.

Encontramos en una de las rocas una marca blanca/amarilla de PR, creemos que antigua, pocas más encontraremos en toda la ruta. Se hace imprescindible llevar el GPS.
El viento sopla levemente, pero el día está fresquito y en las paredes más altas comenzamos a ver restos de neveros.
El sendero es visible, pero para facilitar el avance hay palos de madera, con el dibujo de una flecha que marcan la ruta a seguir.
La senda baja hasta el cauce del río, lo atraviesa y vuelve a subir. Es un poco rompepiernas, cuando parece que vas cómodo en llano surge una bajada al río y otro acorce que al internarse en la otra parte del barranco te obliga de nuevo a subir para evitar rocas que cierran el paso.
Cruzamos el río varias veces sin problemas, a pesar de la nieve que ha habido en la sierra de Castril y del deshielo, vemos que el río encuentra una oquedad para huir, y el caudal que baja es escaso.

Nos situamos en una esquina donde unas pozas de agua embellecen el paraje y el murmullo nos acompaña en la nueva cuesta, demasiado inclinada, después de recuperar el resuello damos la vuelta para observar la muralla que forman Los Calarillos y la cantidad de neveros que se conservan en lo alto.
Cuando remontamos la cuesta llegamos a un collado desde donde seguimos observando las peñas nevadas a nuestra izquierda. Y al frente se abren las vistas al Cerro de la Carrasca que luce imponente y al alto del Cerro del Empanadas que se divisa a medias, su cumbre está cerrada por las nieblas.
Como corre el viento pensamos que conforme avance la mañana puede ir levantando el día. Pero mirando hacia las alturas, a nuestro objetivo, el Cerro del Empanadas tiene un aspecto oscuro, tapado con neblinas.




Desde aquí todavía nos toca bajar una vez más a cruzar el río y nuestro track nos indica que subamos por medio del cauce, pero viendo una señal de madera vertical, del sendero señalizado al Empanadas, preferimos seguir ésta. Puede ser que la ruta la hayan hecho en verano, sin nada de agua, ahora baja el río fresco y no tenemos ganas de mojarnos.
Una última remontada para llegar por un sendero estrecho y en llano al emblemático Cortijo del Maestrillo.
El paraje del Empanadas tiene algo que lo hace único, tan agreste, tan solitario, fue el refugio del ultimo ermitaño de la sierra, el Maestrillo de Túnez,

En la confluencia de dos arroyos está situado el semiderruido Cortijo del Maestrillo, los pequeños bancales que rodean la vivienda rudimentaria están repletos de nogales, no han brotado las hojas, se ven restos de nueces en el sendero.
Sopla el viento, este rincón no está muy protegido, tiene dos barrancos que acaban en él y es un pasillo abierto.
Giro brusco a la izquierda para ir remontando el curso del agua. Vamos parando viendo como surgen pequeñas cascadas de agua que ponen un sonido melodioso a nuestro camino.

Vamos en dirección contraria al curso del arroyo por donde podemos, en principio hay hitos de piedras, pero desaparecen y vamos saltando piedras, superando poco a poco algún obstáculo que hay en el camino.
En algún punto debemos cruzar el cauce pero no tiene mucha cantidad de agua y es muy sencillo.
Conforme vamos ganando altura las vistas se abren al barranco por el que vamos ascendiendo, a la sierra de Los Calarillos con numerosos neveros sobre todo en lo alto.

Y a nuestras espaldas luce el Cerro de la Carrasca, imponente. Estuvimos hace unos años y la subida no es fácil, la cima es una pequeña atalaya rocosa,  pero la dificultad fue la bajada por una canal de piedra, como ibamos con gente del club excursionista de Elche nos enseñaron como descender.


Al frente vemos el Empanadas sumido en las nieblas.
Y ascendiendo vamos viendo el pétreo obstáculo, una cornisa de roca maciza nos cierra el paso a la cima.
Viramos hacia la izquierda, poco a poco, para evitar la roca, nos toca ir haciendo zigzags para buscar el ascenso más sencillo.
Hasta que la senda nos sitúa en una canal, está completamente nevada. Por la derecha no podemos remontar la loma, debemos cruzar.

La nieve está blanda, pero como debemos atravesar hasta el costado de la izquierda para subir por él hacemos una parada para poner los crampones.

Ya con ellos puestos es muy sencillo atravesar la pala de nieve, los pies se hunden,  y una vez que hemos cruzado nos sobran los crampones, así que nos los quitamos.
Pasa lo mismo que con las cadenas en los coches, la falta de costumbre nos hace ponerlos despacio y quitarlos también.


El lateral es exigente en cuanto a desnivel, pero subiendo es muy fácil agarrandose a los resaltes rocosos y caminando entre tierra y piedras. La bajada será más delicada, la piedra tiene aspecto de irse hacia abajo con facilidad.
Desaparecen los pocos hitos pero con la guía del GPS vamos ganando altura y llegando al siguiente punto de referencia.


Llegamos al Collado de la Cruz tenemos vistas al frente al Cerro del Empanadas, a nuestra derecha va decreciendo el Cerro de la Carrasca que antes nos parecía tan imponente y a nuestras espaldas queda el barranco que hemos remontado y vistas a Los Calarillos, a la Morra de los Torcos, la Sierra de la Cabrilla.. que se han quedado abajo.
Todavía vemos que nos falta un tremendo desnivel hasta la cima, pero por la loma herbosa vamos ganando altura.

Es dura la subida, con gran exigencia física, sin prisa pero sin pausa nos situamos en el último escollo, debemos girar a la derecha para entre arbustos helados culminar la subida al Empanadas.


Antes de llegar al vértice geodésico debemos atravesar un poco de nieve, blanda, en llano. Pero cuando miramos hacia atrás una gran pala de nieve se mantiene en la cara Norte.
Sacamos la foto cimera, nos ha costado un gran esfuerzo físico llegar hasta aquí, es una ruta de alta montaña. La subida desde el Cortijo del Maestrillo hasta la cumbre es de unos 3 kilómetros y más de 500 metros de desnivel.
Lástima que las nieblas empañan las vistas, pero ha valido la pena subir esta cima emblemática de más de 2.000 metros de altitud.
Paramos muy poco en la cumbre, las vistas hacia la Sierra de Cazorla son limitadas y el Cerro de la Carrasca en este momento no se aprecia. Sopla el viento, la temperatura ronda los 0º, ni frío ni calor.
Retomamos el cordal de hacia las Empanadillas exultantes, por fin la tan soñada Empanadas la tenemos en la lista de visitadas. Merecida fama para una cima "pirinaica".
Las vistas unos metros más abajo son espectaculares. 
Vemos los barrancazos que tenemos a nuestros pies, la caída vertiginosa del escarpado Cerro del Empanadas. 
Nosotros hemos descendido por el cordal sin pisar nieve,  en la cornisa se conserva un enorme nevero que da un aire invernal a la cima de la Sierra de Castril, pero no hay que llevarse a engaño este nevero está sobre el vacío, no se debe pisar. 
Bajamos una parte del trayecto paralelos a la pala de nieve que surge al lado de la cima, y que en ningún momento nos vemos obligados a cruzar, ya que a pesar de las fotografias que parece que estamos tan cerca, este trampolín de nieve se ha conservado hacia el Norte. 
Nosotros avanzamos hacia el Este, las nieblas van volando de un lugar a otro aumentando la sensación de frío. Pero al igual que con los crampones nos hemos vuelto "expertos montañeros", hemos aprendido a llevar suficiente ropa de abrigo.
La crestera o loma está formada de tierra, piedras, pequeños arbustos.. donde es muy fácil avanzar. 
Primero pasamos al lado de unos restos de barandillas de madera y enseguida llegamos a una valla de alambre, nos sirve de guía, nosotros caminamos por su derecha, sin perdida.
Emocionados vamos descabalgando por la cuerda del Empanadas, en la linde geográfica que separa Granada de Jaén, Andalucía bravía y montañosa.


Conforme vamos descendiendo por la divisoria surgen más cojines de monja, están helados. Y cuando llegamos a la valla vemos que se han quedado hilitos de agua congelados, como pequeños carámbanos decorativos. La temperatura del día los conserva íntegros.
























Al lado de la valla queda algún pequeño y blando nevero que nos hace más agradable el camino.
El día comienza a despejarse, vemos la cuerda del Empanadas y al fondo la muralla de Los Calarillos, pero poco después las nieblas vuelven a tapar casi todo.
Nos extraña lo poco indicada que está la ruta, en principio debía haber mas postes de madera, pero apenas vemos ninguno.




Cuando acaba la valla debemos abrirnos un poco a la derecha para superar un paso entre la roca. Gracias al GPS sabemos por donde debemos avanzar, por que los hitos brillan por su ausencia.


Alguna pala de nieve, en llano, nos ameniza la travesía, ahora en busca del Collado de Salitre que une el cordal del Cerro del Empanadas y de la Carrasca. Ya lo vemos al fondo.

En un rincón resguardado del viento hacemos una parada para comer, ya vemos al fondo el collado que lo tenemos a tiro de piedra y tenemos que recuperar fuerzas para el último tramo de la ruta.
El pan se ha quedado medio congelado, pero el embutido está delicioso.





Reemprendemos la marcha con energías renovadas, y ya, al lado del Collado de Salitre, surgen las estacas señalizadoras.
Estamos enfrente del Cerro de la Carrasca y vemos múltiples neveros que se han conservado en la protección de su vertiente norte.

Pocos metros nos separan del collado y surgen los hitos de piedras y algún poste de madera esporádico que nos lleva por una cómoda senda hasta cruzar desde la falda de la cuerda del Empanadas a la falda de la cuerda de la Carrasca.








Situados en el centro del Collado del Salitre hay un poste indicativo de la subida al Cerro Empanadas, cuya cima la tenemos justamente detrás.

Las señales de la ruta al Empanadas venían por el barranco de Túnez y luego faldeando por el lateral de la Carrasca, por nuestra derecha, pero nosotros queremos bajar por el Cortijo de la Puerca, con lo cual nos dirigimos a la izquierda. Una estrecha senda pasa a media altura por la loma.

En algún tramo tiene un poco de nieve blanda, en llano, pero pasamos sin problema.
Pero el track se dirige hacia arriba, una pala de nieve nos separa de la ruta, nos ponemos los crampones y lo intentamos. La capa de nieve tiene huellas de personas que han pasado delante, pero nos impide ver exactamente el lugar por donde sigue.
No sabemos si por el frío o por que han pasado trepando por paredes no hallamos el camino con el GPS.
Plan B, volvemos al camino conocido y buscamos el paso que hemos hecho otras veces.


Volvemos a la senda oficial, ésta baja hasta un arroyo, nada mas cruzarlo surge una loma con un desnivel exigente, hay que subir rectos hacia la muralla rocosa,  un peñón que ha quedado aislado de la montaña es nuestra señal.


Subiendo todavía dudamos si estas peñas son las que hemos visto otras veces, las 2 ocasiones en que lo hemos traspasado lo hemos hecho en dirección contraria, y eso a veces te confunde. 
Pero en cuanto ascendemos un poco vemos que enfrente surge el Paso del Portacho, inconfundible, no tiene nieve y gracias a que hemos pasado otras veces hemos solucionado el tema de la vuelta.
Otra posibilidad hubiera sido llegar hasta el Puerto de Lézar, pero queda más lejos.
Es un espacio espectacular, parece un museo de esculturas de piedra, con formas caprichosas que donde menos te lo esperas dejan un ancho paso a las personas para atravesar esta muralla pétrea.
Una vez en la encrucijada paramos para colocar bien los crampones en las mochilas, ya no los vamos a utilizar. Y para ponernos las cazadoras, que nos habíamos quitado en la subida.
Nos espera un gran rodal de nieve, pero está en terreno llano y se puede evitar por un lateral para no volver a pisar nieve.
Desde el Portacho nos introducimos en La Serrezuela, caminaremos por el alto de una loma herbosa, con vistas al Cerro de la Carrasca, su cara Sur, e incluso más adelante veremos el Empanadas.
Es una loma alta compuesto su sendero de piedra y tierra por el que caminamos rapidamente. 
Enseguida vemos una pradera al fondo, a la izquierda, y unas cabras montesas huyen al vernos.
Se intercalan zonas de roca kárstica por las que tenemos que ir más despacio.
Preciosas vistas a los alrededores, a la izquierda tenemos el valle que forma el río Castril y a la derecha la cordillera del Empanadas y los barrancos de Túnez y de la Magdalena.









Continuamos por una zona que en el mapa le llaman la Puerca y nos hacemos ilusiones de que estamos al lado casi del cortijo del mismo nombre, pero todavía queda un trecho. 
El sendero baja, llanea y va avanzando un tramo paralelo al valle del río Castril.
Pero se interna en un rincón más salvaje, se acaban los hitos y nuestro track nos dice que la bajada es por aquí, un descenso vertical con roca lisa, no, esta vez pasamos no le seguimos. No recordamos este paso de la vez anterior.
Retornamos hasta el último hito y desde él vamos viendo que por la ladera bajan varios cairns de forma intermitente, descabalgandonos de la sierra poco a poco. 
Si, el cortijo de la Puerca está al fondo. La vereda gira  a la derecha haciendonos cruzar un sencillo barranco sin agua. Y desde allí se ve el camino perfectamente porque es de tierra y los caminantes han dejado sus huellas al pasar.


Así que exultantes damos las últimas zancadas para plantarnos en la pradera que rodea el Cortijo de la Puerca. 






Julián no recuerda cuanto tiempo se tarda en regresar desde este punto al inicio, calculo que algo más de media hora, pero en nosotros es difícil porque hacemos múltiples paradas para sacar fotos.
El inmenso nogal que protege la casa de los rigores del verano está sin hojas, lo que nos permite apreciar más su alto porte.

Enfrente del cortijo se encuentra una peña de roca kárstica y  a ella a la que nos encaminamos. 
Una estaca de madera señala la ruta y después de llanear nos encajona en el sendero ancestral de herradura que desciende la peña en zigzags.
Preciosa y sencilla bajada. El día ha sido laborioso y de emociones fuertes y para la vuelta merece la pena bajar desde aquí.
Vamos pensando en que ya no somos tan pardillos, llevamos crampones y ropa de abrigo, imprescindibles para una ruta de esta envergadura, la sierra de Castril es alta montaña y marzo todavía es invierno.


Con sonrisas y algo más,  risotadas, bajamos el pequeño trecho que nos separa del aparcamiento del Cortijo del Nacimiento.
Vemos el cruce que nos llevaría de nuevo al Barranco de Túnez, por un sendero más sencillo que la pedrera de la mañana y lo marcamos en el GPS.
Nos inunda la alegría y la satisfacción de haber culminado estos dos días hollando 2 cimas a las que no habíamos podido llegar. Pero hay que seguir la premisa de que si no se puede un día, media vuelta. La montaña estará allí esperándote. 

Hoy hemos cerrado un círculo inacabado.

El día está nublado y parece más tarde, pero a las 6 llegamos al coche. Buena hora para cambiarnos e ir a merendar a cualquier bar que nos pille de paso, es una zona privilegiada para degustar los productos derivados del cerdo.
Una última mirada al paso de la pedriza en la muralla, por ahí hemos ascendido al mítico Empanadas. Siempre estará en nuestra memoria.

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