Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

lunes, 15 de agosto de 2016

4ª ETAPA ALPES- DEL REFUGIO DE MOTTETS A LA MAISON VIEILLE POR EL COL DE LA SEIGNE

TMB- 4 TOUR DU MONT-BLANC


(3ª ETAPA)                                                                                                     (5ª ETAPA)
FICHA TÉCNICA-
Día: 15/08/2016
Participantes: Pedro, Nacho, Julián y Lourdes.
Tiempo estimado: 8 horas y media.
Distancia: 17 km.
Dificultad: Media-alta. Por su continuo desnivel.
Wikiloc: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=14654393

ITINERARIO: 15 de agosto
Refuge de Mottets (1.870 m.) - Col de la Seigne (2.516 m.) - Casermetta - Strada Lago Combal - Rifugio Elisabetta (2.200 m.) - Lago Combal (1.970 m.) - Casas de Arp Vielle inferiore y superior - Lago Chécrouit - Collado Chécrouit - Rifugio La Maison Vieille

Rifugio La Maison Vieille: http://www.maisonvieille.com/ 

RUTA:
Un buen desayuno y a las 7 de la mañana, después de hacer los ejercicios de saludo al sol, intentando imitar el movimiento repetitivo de los turistas orientales que salen con nosotros, iniciamos la etapa por el sendero que surge a la izquierda del refugio en dirección hacia el collado de la Seigne (2.516 m.), paso fronterizo entre Francia y Italia.


















La ascensión es progresiva, alzándonos sobre el valle y ganando altura paso a paso.
En una pequeña colina, encima del refugio, hay unas placas en homenaje a un avión de las fuerzas armadas de USA que cayó en l'Aiguille des Glaciers. El 1 de noviembre de 1946 una fortaleza del vuelo B-17 se estrelló en l'Aiguille des Glaciers.Murieron ocho miembros de la tripulación. El lugar del accidente no fue descubierto hasta julio de 1947, cuando se encontraron restos a una altitud de 3.700 metros.










Y avanzamos oyendo, como todos los días de par de mañana, el sonido de las hélices de un helicóptero, Pedro nos tranquiliza. Hay muchos refugios y llevan provisiones a todos ellos. Después de varios días te acostumbras, pero cuando vuelven a sobrevolar el Mont Blanc siempre te queda la duda de si esta vez será para rescatar algún montañero.
Después del ascenso por pequeñas colinas, que con el fresco de la mañana se supera muy bien, pasamos al lado de un gran rebaño de ovejas. Hay mucho ganado por los montes y alpages esparcidos por los Alpes.
Las panorámicas del macizo del Mont Blanc acaparan nuestra atención. L'Aiguille des Glaciers luce imponente, colosal delante de nuestros ojos.





























Antes de llegar al mítico Col de la Seigne, ya intuimos la belleza que se esconde detrás de él. Surgen tímidas las cimas nevadas de la cumbre del Mont Blanc. Éste se encuentra marcado por un enorme hito de piedras y una tabla de orientación que sirve para reconocer cuantos montes nos rodean,
Desde el collado se contempla la parte italiana, más abrupta y salvaje, del Macizo del Monte Bianco y sus impresionantes cumbres, aristas y glaciares. Las primeras puntiagudas, las dos Pirámides Calcaires. A nuestra izquierda, la Aiguille des Glaciers (3.817 m), el Mont Blanc de Courmayeur; a la derecha, el Gran Paradiso; de frente, el Cervino, ....... Unas increíbles estampas montañeras de infinitas cimas.







El collado de la Seigne es un paso natural entre dos países del Tour del Mont Blanc, Francia e Italia, situado entre el Valle de Chapieux (al Suroeste), el Valle des Glaciers en Savoie(Francia) y el Valle Vény (al Nordeste), en el Valle de Aosta.


Nos entretenemos un rato en su tabla de orientación intentando conocer los picos que nos rodean cuya belleza nos abruma. Sacamos innumerables fotos.















Con pena, emprendemos el descenso, despacio, intentando aplazar el momento de perder de vista estas maravillas, pero nos espera por delante un paisaje tan desbordante, que pronto caminamos entretenidos en la embriagadora belleza de la cadena de montañas, picos, glaciares... que surgen a continuación.

















La belleza del entorno está acentuada por la cantidad y variedad de flores que nos acompañan.

El valle de Veny, encajonado entre las montañas, es recorrido por múltiples arroyos que vienen de todas las direccionesy en él imperan las praderas.













Y enseguida, encontramos, a la derecha, La Casermetta, un espacio que han habilitado cerca del Col de la Seigne, con actividades lúdicas y culturales de diversa índole relacionadas con la naturaleza del Mont Blanc. También tienen un espacio de emergencia para acoger a 2 o 3 personas en caso de muy mal tiempo.
Hacemos una parada, para ver un poco la muestra de los animales y las plantas que tienen en los Alpes. Observamos la tabla de orientación, las vistas que hay desde este precioso mirador y continuamos.

Hay muchas vacas en la ladera de la montaña. Están en la zona alta paciendo en las verdes praderas. 
Y como durante todas las etapas, hoy también vamos vadeando multitud de arroyos, en algunos casos hay pequeños puentes y en otros usamos las piedras para cruzarlos.

Las montañas que tenemos a ambos laterales son diferentes, las de la derecha son colinas suaves, a la izquierda acantilados que caen a plomo hasta el valle.

















Nos internamos en el valle de Veny, por el que fluye un serpenteante arroyo que nos recuerda al de Aguas Tuertas, en la Selva de Oza.





















Encontramos una fuente y una hornacina con la imagen de un santo por el camino.









Aprovechamos para beber un trago de agua y repostar las botellas.Y seguimos el descenso, pasando por las casas de Alpe inferieure de la Lée Blanche. Algunas están  en ruinas y las que se mantienen en pie son construcciones muy originales.


En estos edificios hay un cruce.
Desechamos el ramal de la izquierda, que nos conduciría al refugio de Elisabetta Soldini, a cuya espalda surge el glaciar de Lée Blanche (o Lex Blanche).
Su efecto es sobrecogedor ya que el paisaje tan alpino no nos defrauda en ninguna etapa del TMB, pero hoy el día está tan claro que las vistas exceden todo lo imaginable. Una jornada memorable para disfrutar y contemplar la naturaleza salvaje y agreste de los Alpes italianos.


















Mientras en las alturas imperan las agujas abruptas, puntiagudas, en el valle, enlazamos con una pista de tierra en la que es accesible el paso con bicis, e incluso con coches. Vuelta a la civilización y debido a ello hay más gente.
















Avanzamos por la orilla del Lac Combal. Sus cristalinas aguas reflejan el paisaje desbordante que nos rodea.
A la izquierda, observamos lo que parece un camino ancho para subir a los glaciares. Cuando ganemos altura descubriremos que es una morrena, arrastrada por el glaciar.

























En este remanso de paz hacemos una parada para tomar un tentempié y poder afrontar con energía la próxima subida, que va lentamente ascendiendo pero es muy prolongada.
Un poco antes de llegar a un puente debemos girar bruscamente a la derecha. Una alternativa es seguir adelante. Hay un autobús que desde la Cantina de la Visalle  que sale  a Courmayeur (incluso te sube por el Val Veny y por el Val Ferret hasta Arpt Nouva). O seguir caminando hasta llegar a la iglesia de Notre Dame de la Guerison y luego hasta Courmayeur.
Hemos coincidido todo el trayecto de hoy con muchos turistas asiáticos, y ellos utilizan los autobuses para hacer el TMB en 6 ó 7 días.


Al finalizar el Lac Combal, tomamos el empinado y prolongado sendero a la derecha que nos llevará al Col Chécrouit,  y a nuestro refugio de hoy, la Maison Vieille.













Siempre en ascenso pasamos por las casas derruidas de l'Arp Vieille inferior y superior. Primero caminamos por un precioso sendero sombrío. Las plantas y flores inundan todo. 
Y al ganar altura conseguimos tener una perspectiva más amplia del valle y de las cumbres del macizo del Mont Blanc.
Sobrepasamos un gran torrente de agua y hallamos las praderas o alpages llenas de vacas. Nos queda acometer la segunda gran cuesta del día, que nos sube hasta los 2.400 metros de altitud









Hay una pequeña cabaña en buen estado, a diferencia de las que hemos sobrepasado en ruinas, en la que un pastor entra.
Y el camino gira a la izquierda, disminuyendo el desnivel de este.
Nos situamos enfrente de una gran morrena. Cuando veníamos por la pista al lado del Lago Combal veíamos a nuestra izquierda algo que nos parecía un sendero hacia el glaciar. Pero ahora, que nos situamos más altos, podemos observar perfectamente la morrena y el glaciar de Miage. Ya estuvimos viendo el que cae hacia la otra ladera, a los Chalets de Miage. 

























Tenemos incomparables postales de los Glaciares de Miage, Breuillat y Freney, de izquierda a derecha. Un restaurante con espectaculares vistas.
Comemos oyendo un crujido, cuyo sonido se pierde por el macizo del Mont Blanc. Estos días también lo hemos notado. Debe ser el estruendo que produce el hielo cuando se resquebraja. Hace calor. (Pocos días después mueren dos personas tapadas por un alud y las autoridades recomiendan no subir al Mont Blanc por el riesgo que existe de avalanchas).
Casi enfrente de nosotros, en el macizo, entre los glaciares de Fréney y de Brouillard, está el refugio Monzino, casi imperceptible. Lugar donde salen las cordadas más arriesgadas y expertas hacia el Mont Blanc que suben por la cara italiana más abrupta.

















Recreamos la vista con un imponente paisaje plagado de cumbres, aristas y glaciares: la grandiosa arista de Peuterey, la Aguja Negra, las Damas Inglesas, y por encima de todos, la cumbre nevada del Mont Blanc. Más a nuestra derecha, a lo lejos, Le Dent du Geant y les Grandes Jorasses. Todas las cimas rodeadas de espectaculares glaciares, en tonos azulados, caen irremisiblemente al vacío.

























Pero  el día esta variable y a medida que avanza las nubes crecen lo que nos impide una vista limpia de los picos que nos rodean.

Después de conquistar el último collado del día solo nos resta el último tramo en bajada. Al fondo vemos Col Chécrouit y el pico del Mont Chétif nuestra próxima parada y cierre del día. 
Al principio es un sendero trazado casi en llano, para, a continuación, hacer varios descensos serpenteantes encontrando un primer lago. Situados en el segundo lago encontramos una estación de esquí, y mucha gente que sube y baja de la montaña.


Y llegamos al rifugio La Maison Vieille, para mi gusto el más impresionante de todos, en cuanto a los paisajes que nos rodean.  En primer plano la inmensa Aiguille Noire de Peutere, y detrás, las cimas más altas del Monte Bianco. Después de la ducha nos sentamos en sus típicas tumbonas disfrutando de estos bellos montes. Se podrían pasar meses solo viendo este programa de televisión.
Hay mucha gente debido a que al lado esta una telecabina que conecta con Courmayeur. 
Sus habitaciones y baños son correctos y se come muy bien. Hoy toca pasta italiana, por fin.

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