Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

domingo, 28 de febrero de 2016

OVIEDO-OVETUM

VETUSTA DE ALAS CLARÍN


FICHA TÉCNICA-
Día: 28/02/2016
Participantes: Julián y Lourdes.
Tiempo estimado: 5 horas.
Distancia: 6 km.
Dificultad: Baja.
Punto de inicio: Desde Oviedo cogemos la línea de autobuses A1 y A2 que nos dejan en la falda del Naranco,  al lado de las dos iglesias prerromanicas a visitar.
Wikiloc:http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=12448874
ITINERARIO: 
Santa María del Naranco - San Miguel de Lillo - Parque de San Francisco - Teatro de Campoamor - Catedral - Museo de Bellas Artes de Asturias - Estatua de la Regenta - Universidad - Mercado y Plaza Fontán - Parque de San Francisco




RUTA:
En un día sin lluvia es un delicioso paseo acercarse caminando hasta las iglesias prerrománicas que se encuentran situadas en las faldas del monte Naranco. La de San Miguel de Lillo y Santa María del Naranco. Hoy venimos con el autobús que nos deja a su lado. El  frío, la lluvia y la niebla  son nuestras acompañantes fieles.

El arte ramirense es una ruptura total con el arte asturiano anterior y San Miguel de Lillo es el caso más evidente. Se trataba de una iglesia de planta basilical de 19,70 metros de largo por 10.05 de ancho y hasta 11 metros de altura en la zona central, con tres naves, tres ábsides cuadrados, de la misma profundidad, pero más ancho el central que los laterales, y un pórtico interior que soporta una tribuna a la que se accede por dos escaleras situadas cada una en un compartimento lateral del pórtico.


Después nos acercamos a contemplar Santa María del Naranco. La más significativa construcción del arte prerrománico europeo. El Palacio de Ramiro I es una singular construcción sin una finalidad precisa (palacio, iglesia, pabellón real, aula regia, etc.). El edificio, de planta rectangular, está dividido en dos pisos, uno inferior o cripta que es totalmente cerrada y una superior diáfana, unidas por una escalera exterior.
La construcción, de cuidada mampostería, está elevada sobre un zócalo de piedra para imprimirle un sentido vertical que se refuerza con los contrafuertes estriados que llegan hasta el tejado.
El piso inferior o cripta, es similar a la de Santa Leocadia, en la Cámara Santa. Se accede a ella desde el exterior, y está totalmente abovedada reforzada con arcos fajones.
Al piso superior se accede desde la escalera exterior. Es una sola estancia con miradores a ambos lados y unas ventanas ajimezadas que simulan otro piso en una de sus caras.
Los miradores se estructuran en triple arquería que apoyan sobre columnas con fustes labrados y capiteles corintios. Exteriormente, desde las ventanas penden pilastras estriadas y con cruces que se rematan en medallones con figuración animal y humana.
El interior, totalmente abovedado, está recorrido por arcos fajones que repiten la decoración exterior de pilastras decoradas con remate de medallones.


La niebla alrededor todavía le da al paraje un ambiente todavía más embriagador. Parece que regresas a tiempos pasados, muchos  siglos atrás.
Bajamos el trecho del sendero que hay para buscar el transporte urbano.

Como se puede observar estamos en plena naturaleza. A 3 kilómetros de la capital de Asturias y lejos de los ruidos.

Ya en la ciudad, visitamos la Universidad, en la calle San Francisco. Fue ideada en el siglo XVI por el arzobispo católico Fernando Valdés Sala, Inquisidor General de España. Inició sus actividades el 21 de septiembre de 1608 con la facultad menor de Artes y las tres mayores de Cánones, Leyes y Teología. Fue reconstruida tras la Guerra Civil.



Luego, nos acercamos al Teatro Campoamor. Es el teatro de ópera de Oviedo, fundado en 1892 y conocido entre otras cosas por ser el escenario de la entrega de los Premios Princesa de Asturias. A continuación, tras hacernos una foto con una escultura de la Regenta, llegamos a la catedral San Salvador de Oviedo de estilo gótico. Es conocida también como Sancta Ovetensis, refiriéndose a la calidad y cantidad de las reliquias que contiene. Comenzó a edificarse a finales del siglo XIII por la sala capitula y el claustro, y su construcción se prolongó durante tres siglos hasta el remate de la torre a mediados del siglo XVI. Posteriormente se añadiría una girola en el siglo XVII además de diversas capillas anexas a las naves laterales.

La iglesia está emplazada en el lugar del anterior conjunto catedralicio prerrománico del siglo IX, alguno de cuyos edificios han sobrevivido. Por esta razón y lo dilatado de la construcción del edificio actual, éste contiene estructuras de estilo prerrománico (Cámara Santa), románico (bóvedas y apostolado de la Cámara Santa), renacentista (remate de la torre) y barroco (Girola, Capilla del Rey Casto y otras capillas). La Cámara Santa, del siglo IX, está declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y alberga las joyas más preciadas de la catedral: las cruces de la Victoria y de los Ángeles, símbolos de Asturias y de la ciudad de Oviedo respectivamente, la Caja de las Àgatas y el Arca Santa, que contiene un gran número de reliquias entre las que se encuentra el Santo Sudario.
Visitamos a Don Pelayo y por la calle Águila nos vamos a la calle Gascona, la de las sidrerías. Aprovechamos para ver la fuente de Foncalada, de agua potable, construida por órdenes del rey asturiano Alfonso III y situada en la calle de su mismo nombre, Foncalada (del latín fonte incalata). 


Tuvimos tiempo para darnos una vuelta por la Plaza del Fontán. Los jueves, sábados y domingos sigue habiendo mercado en las calles exteriores y en la plaza Daoiz y Velarde, colindante con el Fontán. También existe una plaza de abastos cubierta que abre todos los días de la semana, excepto el domingo, y en la cual se venden pescado, carne, queso y todo tipo de productos típicos asturianos.
No nos olvidamos de pasar por el denominado Campo de San Francisco, un parque situado en el centro de la capital ovetense. Auténtico pulmón de la ciudad.

domingo, 14 de febrero de 2016

ELS PORTS- POR EL BARRANC DE LLORET AL HOTEL POUS DE LA NEU

POR LOS ABRUPTOS ACANTILADOS DELS PORTS


FICHA TÉCNICA-
Día: 14/02/2016
Participantes: Julián y Lourdes.
Tiempo estimado: 8 horas.
Distancia: 17 km.
Dificultad: Muy Alta

Estels del sud/GR 7 
Como llegar:  Desde Tortosa buscar a la TV 3421 en dirección a Mas de Barberans. Poco después del Km. 19, un cruce a mano derecha hacia el Barranc de Lloret. Unos 7 kilómetros por estrecha pista asfaltada nos llevan, después de atravesar un puente y unas fincas con toros, a un pequeño aparcamiento.
Wikiloc: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=12341705


ITINERARIO:
Barranco de Lloret - Mas d'En Cansalader - Fuente del Divendres y Balsa - Coll Ventós - Pista de Lloret - Fuente del Sapo - Mirador - Escarrisó de Barretes - Barranco de Barretes - Pont Foradat del Barranc d'Orió - Barranco d'Orió - Cueva - Font - Coll de la Roca de la Peña  - Coll dels Morralets - GR 7/Estels del Sud - Coll dels Pallers - Coll de la Carrasqueta - Fonda y restaurante del Port - Refugio del Caro - Hotel y restaurante Pous de la Neu.


Entre la Cordillera Prelitoral catalana y el Sistema Ibérico se encuentra el Parque Natural de Els Ports. Está situado al sur de Cataluña, compartiendo sierra con la Comunidad Valenciana (Parque Natural de la Tinença de Benifassa) y Aragón (Los Puertos de Beceite).
La característica más distintiva del paisaje de Els Ports es su relieve escarpado y abrupto de auténtico macizo, que se levanta imponente entre las llanuras agrícolas vecinas.
En el interior, la orografía es muy compleja, fruto de un sistema de pliegues, fallas y encabalgamientos, cincelada por numerosos barrancos. La orientación de la cresta principal define dos vertientes: la marítima y la interior.
La vertiente oriental o marítima, muy escarpada y rica en acantilados y taludes, parece una gran muralla que surge de la nada. La vertiente occidental o interior presenta formas un poco más suaves. Los principales ríos del macizo, el Matarranya, el Ulldemó, el Algars y Els Estrets, han excavado espectaculares hoyos profundos.























Por lo que respecta al paisaje vegetal hay pino negral, carrasca, encina, arce, acebo, madroño, boj .. hasta rincones con hayedos característicos de paisajes centroeuropeos.
Los acantilados y pedregales constituyen sin duda el ambiente más característico de Els Ports. Los riscos y peñascos calcáreos reúnen un tipo de plantas rupícolas que son capaces de vivir en las pequeñas grietas que ofrece la roca caliza. El sistema de cuevas y simas es impresionante.






















En cuanto a la fauna, ofrecen la protección para la cría de cabras salvajes y  de una gran diversidad de aves como aviones roqueros, roqueros solitarios, buitres,  águila reales y perdiceras, y halcones peregrinos.



RUTA:


Desde el punto de inicio salimos hacia la izquierda, cruzando la valla por una abertura que hay entre la pared y esta.



Por la pista hemos leído que había peligro por toros sueltos, y hemos visto detrás de los vallados varios ejemplares con enormes cuernos, y hasta una plaza pequeña para capeas, todo propiedad de Pedro Fumadó, pero en este tramo no se ve animal alguno. 
A pesar de que dejamos a la derecha el Mas d'En Cansalader y hemos leído que también tiene vacas. Vallados existen, pero sin animales.






















Caminamos por una pista de tierra que nos asciende poco a poco. A la derecha vemos los farallones rocosos por donde nos vamos a internar, descomunales. En cuanto alcanzamos una cierta altura observamos detrás de la muralla pétrea, como telón de fondo, las antenas del Mont Caro. Es la cumbre de este macizo, una altitud modesta de 1.434 msnm que no hace fácilmente explicable sus abruptos acantilados.
La pista la abandonamos por la izquierda volviendo a cruzar un pequeño arroyo y otra valla. La abrimos y cerramos, tras traspasarla.










Vamos zigzageando por una pradera con poco arbolado. Arbustos de boj, brezo, romeros...nos acompañan en los primeros pasos. Y ya podemos ver la naturaleza tan salvaje que nos rodea, las molas se suceden y vamos acercándonos a ellas, muy suavemente.
Dentro de poco nos internaremos por los barrancos y precipicios de nuestra derecha. La peña más sólida y maciza es la imponente Roca del Migdia. 
La fuente del Divendres está seca y vemos la balsa. Aquí abandonamos la pista y se convierte en senda que discurre plácidamente entre arbustos y pequeños pinos que comienzan a hacer su aparición.
El sendero va estrechándose y llegamos al Coll Ventós, el nombre le hace honor, por la abertura del collado nos viene una gran racha de viento frío.
Hay que sortear una valla de madera.

Volvemos a transitar por un camino ancho, de tierra. Casi en llano pasamos al lado de una pequeña cabaña de madera y vemos una alambrada, en la cual hay un cartel que dice que es una zona de protección de la cabra salvaje, pero dentro de las vallas no vemos ninguna. Abajo hay unos abrevaderos que creemos serán para ellas.
Caminamos al resguardo de las Moles de Roudora, del Castell de l’Airosa y de la Roca Xapada.
Nos envuelven grandes moles de rocas macizas, de todas las formas, y todos los tamaños.
Caminamos encantados por el carretil casi llano, dejando a nuestra izquierda un "sester", o abrigo en una cueva en la cual han hecho una pared de piedra y servía de resguardo para el ganado.
Tomamos un atajo en la pista de tierra para evitar una lazada y caminamos por sendero angosto que siempre nos gusta mas.










Cuando salimos de nuevo a la pista de tierra encontramos la Font del Sapo y enseguida debemos dirigirnos a la derecha, hacia una gran piedra triangular, que parece un gran cairn para indicación de rutas.
El itinerario se vuelve salvaje, agreste, vemos farallones inmensos con caídas inverosímiles y caminamos por el filo de barrancos para ir sorteando los obstáculos.
Enfrente vemos el camino que hemos traído y la parte baja del barranco de Lloret.


Vamos por senda con poca pendiente, rodeando la peña por una senda evidente.
Y llegamos a un punto que hemos marcado como mirador, pero este trayecto está lleno de ellos, en cada paso nos encontramos con una panorámica irrepetible.
Encaramados a un abrupto acantilado, aprovechamos para hacer una parada de almuerzo y así contemplar la belleza que nos envuelve. Els Ports es una  sierra inabarcable,  con una naturaleza desbordante.























Los pinos que se encuentran situados en el borde del abismo, nacen en la misma roca y se retuercen por el efecto de las ventiscas.
Los riscos han tomado formas caprichosas y mantienen el equilibrio en lugares inauditos, en contra de las leyes de gravedad.
Notamos que el viento ha amainado bajo el resguardo de estos barrancos.

A nuestra espalda, un último vistazo a  les Moles de Roudora, Castell de l’Airosa y  la Roca Xapada.
Retomamos la ruta y continuamos ahora internándonos en un bosque de pinos y bojes, no parece sendero de personas mas bien de jabalíes.
El sendero se intuye y gracias a la pintura roja y el GPS que nos va señalizando si debemos subir o continuar rectos.












Y llegamos al primer  punto de dificultad del día. El escarrisó de Barretes. Actualmente está bien acondicionado con troncos y travesaños a modo de escaleras rústicas. Nosotros lo encontramos en buen estado. Agarrándonos fuerte y apoyando bien los pies se sube sin ninguna dificultad. En bajada creemos que tendrá mas complicaciones. Toda una experiencia.

Hemos leído que un escarrisó, en el lenguaje de la gente del Port, es una canal por donde presumiblemente los antiguos leñadores subían a sitios inaccesibles ayudándose de troncos cortados y apoyándose en sus ramas.
Seguimos felices de haber superado este obstáculo con tanta facilidad y disfrutamos de cada árbol, de cada recodo que da el terreno para ir circundando los barrancos. 
Pero llegamos a un barranco con grandes piedras y vemos un cairn que creemos debemos seguir para cruzarlo y encaramarnos en la balma de enfrente. El GPS ha perdido la señal.
No, parece que no hay señales. ¿Será hacia abajo?. El caso es que bajando llegamos a una zona con un gran sifón que hace imposible bajar por allí, sin cuerdas ni arneses. Regresamos al hito y volvemos a mirar hacia la derecha. Tampoco. Ya estamos pensando en la posibilidad de regresar sobre nuestros pasos, sin GPS y sin marcas es una temeridad seguir hacia adelante.















Pero, salimos del barranco y por el lateral izquierdo descubrimos que está la subida. Ha sido  un pequeño despiste.
Reemprendemos la marcha encantados por poder proseguir hacia adelante. Deleitándonos con rincones de ensueño. Estamos en mitad de "la Capilla Sixtina" de las montañas.















Vemos a lo lejos dos peñas "gemelas" que tienen una abertura entre ambas y nos dirigimos hacia ellas pensando en que el camino pasará por allí. Pero no, las marcas rojas nos llevan a girar a la izquierda y por su lateral continuar la ruta. Una "cabra" salvaje de naranja sube para la foto. Algunos son como chiquillos en un parque infantil.












El árbol que más abunda es el pino, y vemos algún ejemplar con procesionaria. Hasta estos lares ha llegado la epidemia.
Este trayecto es muy exigente por los continuos tramos de sube/baja. Al no estar muy transitado en algunos sitios la maleza cubre la senda y en muchos rincones tienes dudas hasta que encuentras la marca roja o el hito y entonces caminas con seguridad.
Es naturaleza en estado salvaje.
Rodeados de pinos, bojes, brezos...vamos llegando a un paraje en el cual también hay arces. Lo sabemos por las hojas del suelo con su característica forma palmeada


Nos hemos situado en otro balcón. Si miramos hacia el Este podemos descubrir el mar al fondo y el barranc de Lloret en toda su longitud. Si dirigimos la mirada al Sur, vemos la Peña Airosa.
En este nuevo punto dudamos cual es la ruta y después de desechar las posibles salidas rectas, bajamos en fuerte descenso por una canal terrosa, con varios pinos en medio para poder agarrarnos y no bajar demasiado deprisa.
Pero, como en todo este trayecto, avanzamos siempre siguiendo los hitos y rayas rojas de pintura que nos van llevando en serpenteante camino por rincones inhóspitos, de una belleza sobrecogedora.
En caso de perder las marcas de pintura hay que volver sobre nuestros pasos y caminar sobre seguro.
Las descomunales peñas caen en picado, parecen púlpitos de piedra en mitad del paraíso, continuando con el símil religioso.
Las montañas tienen pequeñas oquedades en los sitios más inverosímiles.





Desde el punto sobre el que estamos situados si miramos hacia la cabecera del barranco vemos un puente de piedra, el Pont Foradat del Barranc d'Orió. Hemos visto una ruta que se desvía hacia la izquierda y sube hasta su pie, pero nosotros hoy desechamos ese cruce. Ya vamos llegando a la cabecera del barranc d'Orió, solo nos queda  girar y acercarnos hasta el Coll dels Morralets, y, desde él, coger la "autopista" para subir hacia el Refugio del Caro. 















Al fondo vemos surgir les Moles de Roudora, el Castell de l’Airosa y la Roca Xapada. Y el camino que hemos recorrido a primera hora de la mañana, por su pie.
Tenemos panorámicas que nos recuerdan los Pirineos. Esta parte dels Ports es alta montaña.
Las molas de piedra se suceden, conforme ganamos altura vamos poniéndonos a su par, pero las caídas al fondo del abismo son infinitas. Cada vez las gargantas son más profundas.
El día va ensombreciéndose.





























Pasamos debajo de una balma de piedra extraplomada y parece que hay algo semejante a un nacimiento de una pequeña fuente a su resguardo, pero seca. Es la fuente que en el track que llevamos está indicada.


Pasamos por el Coll de la Roca de la Peña y comienzan a caer unas gotas. Parada obligatoria para ponernos los chubasqueros, resguardar la cámara de fotos y adelante. Lo que nos cala y masajea son los bojes. La lástima es que a partir de aquí no hay fotos, aunque nuestros recuerdos son imborrables.
Enseguida llegamos al lado de un precioso peñón, enhiesto en medio del camino. Y a pesar de lo pequeña que es la típica indicación, cuadradito de color plata, la vemos. Mira la señal de la subida al  Mont Caro. Es la "autopista" que buscábamos. Giro de 90º a la izquierda.
Menuda diferencia, es una vereda pisada y marcada por el paso de la gente, en la cual no hay muchas marcas rojas ni hitos, pero es que no hacen mucha falta. Se sigue perfectamente la huella de anteriores montañeros. 
Y comienza a nevar. Sentimos no poder sacar fotos. Todas las postales las llevamos en las retinas. Un regalo, una pequeña nevada un 14 de febrero. Ayer estábamos en Tarragona a 23º, en camiseta. Hoy casi a 0º con los pantalones y botas algo mojados, sobre todo por el roce con los bojes, y no sentimos mucho frío. Vamos deprisa por si viene una tormenta peor. Una pena no tener fotos, insisto.
Avanzamos rápidamente, pero hay varias trampas en forma de arboles cruzados en medio de la senda que debemos pasar por debajo o encima. Nos mojamos un poco más. ¡Ay!
Cruce con el GR 7 o Estels del Sud. A la derecha, hacia el Coll de Vicari. A la izquierda, hacia les Casetes Velles. Desechamos ambas opciones y nos decantamos por ir rectos hacia el Refugio del Caro. Buscando primero el Coll dels Pallers.
Debemos subir sobre una roca y por el lateral se convierte en un sencillo sendero que sin mucha exigencia física nos lleva hasta el Coll dels Pallers, a unos 1.200 metros de altitud. Este lo conocemos de la vez que subimos al Caro. Rectos iríamos a la cumbre más alta de Tarragona, el Mont Caro. Desechamos esa ruta y girando a la izquierda vamos descendiendo bruscamente hacia el valle. Nos resguardamos la garganta un poco del viento, que ahora arrecia, y descendemos con cuidado con las raíces de los arboles que con la nieve caída resbalan.
En varios zigzags nos situamos en el Coll de la Carrasqueta, también conocido por nosotros, una gran explanada para aparcar coches, en la cual no hay ni uno.
Desde esta, nos dirigimos con giro brusco a la derecha. Un cartel nos indica que resta un kilómetro al Refugi del Caro, pero hay algo más. Por una carretera asfaltada caminamos rápidos, viendo ya cercano el cobijo.
Pasamos al lado de la Fonda y Restaurante del Port, preguntamos por el Hotel Pous de la Neu y nos indican que sigamos rectos. Efectivamente, después de casi 2 kilómetros llegamos al destino. A la izquierda vemos el Restaurante y Hotel donde con una buena ducha caliente, cambio de ropa, y una estupenda merienda, para recuperar el calor, nos quedamos como nuevos. Y como se puede observar, hay una pequeña capa de nieve en su tejado.
Trayecto muy exigente, con continuos sube/baja y hay que estar muy atentos a las marcas de pintura roja, si se recorre un tramo y no se ven, es mejor retroceder y encontrarlas. Pero, por eso mismo, muy gratificante, es pura aventura, agujas, barrancos, escarrisó, puentes de piedra.... Alta montaña para caminantes intrépidos. Si alguien encuentra una bufanda azul se ha quedado por alguno de esos incomparables rincones, así como un trocito de mi corazón.