PRIMAVERA EN LA CARA NORTE DE LA SIERRA DE AITANA
FICHA TÉCNICA-
Día: 8/03/2015
Participantes: Julián y Lourdes.
Tiempo estimado: 5 horas.
Distancia: 14 km.
Dificultad: Media.
Participantes: Julián y Lourdes.
Tiempo estimado: 5 horas.
Distancia: 14 km.
Dificultad: Media.
Como llegar: Por la autopista de Alicante/Valencia, salida 65, en Benidorm. A la derecha hacia La Nucía. En la rotonda 1, tomar la 3ª salida, por la CV 70, hasta Benimantell, y desde ahí a Benifato. Subir al pueblo, donde un cruce a la derecha te guía a la Font de Partagat. Un kilómetro antes hay un cruce a la derecha. Se toma y se aparca donde haya espacio.
ITINERARIO:
Carretera Benifato/Partagat - Barranco de Alfafara - Font dels Xorrets - Cova de la Favara - Peña 1 - Penyó Rapel - PR CV 20, 21 - Font del Noguer - Font de la Forata - Camino hacia la Font de l'Arbre - Corralet de Machelis - Collado - Castell de Confrides o d'Alfofra - Pla de les Moles - Puente - Coche.
El Castell de Confrides o d'Aljofra está en el norte de la provincia de Alicante, en los limites territoriales de Confrides y Benifato. En la cima de la Penya del Castellet, denominada también "Cua de bacallà", por su forma y perfil. Situado en las proximidades del antiguo caserío morisco de Alfofra o Aljofra, en la cabecera del río Guadalest, domina todo el valle hasta el mar.
El conjunto de torres y lienzos de muralla nos da una idea aproximada de las dimensiones de la fortaleza de Confrides, que en su tiempo debió ser considerada como una de las importantes. Es un recinto alargado, en cuyo interior se encuentra el aljibe. A pesar de encontrarse en ruina, aún pueden observarse una gran cantidad de elementos del castillo. De su recinto exterior solo se conservan unos pocos lienzos de muralla, que incluyen una torre cuadrada y otra circular en mampostería. El recinto interior conserva una muralla almenada, en la que se abre una puerta de acceso con arco de medio punto, que se refuerza con otras dos torres, también una circular y otra cuadrada.
Gabriel Miró escribió sobre estas murallas:"A lo lejos, el primitivo castillo de Aljofra da la sensación de estar cincelado en ese escarpe rocoso, peña viva que domina la sierra de Aitana y todo el valle de Guadalest hasta el mar de Altea, a cuyo marquesado pertenecieron las alquerías de Beniardá, Benimantell, Benifato, Benasau, Abdet y Confrides".
RUTA:
Aparcamos en medio del paraíso, rodeados de almendros en flor... La ladera norte de la sierra de Aitana reluce con tonalidades blancas, rosadas,.. por la floración de los almendros. Hemos llegado en su punto álgido.
Nada mas salir tenemos espectaculares estampas del recorrido de vuelta por el Castillo de Confrides, a la derecha, las Moles alineadas a su izquierda, y en medio, el collado que es el punto de paso para el regreso.
Sobre nuestras cabezas la que llamamos Peña 1, que es la primera que vamos a hollar.
Nada mas salir tenemos espectaculares estampas del recorrido de vuelta por el Castillo de Confrides, a la derecha, las Moles alineadas a su izquierda, y en medio, el collado que es el punto de paso para el regreso.
Sobre nuestras cabezas la que llamamos Peña 1, que es la primera que vamos a hollar.
Entre un pequeño bosque de pinos comenzamos el sendero, pero debemos retroceder porque el track que seguimos ha ido más alto. Subimos y paralelos al barranco de Alfafara, que ahora se separa del de Barbarroja vamos avanzando entre pedreras que nos llevan en descenso a la altura del cauce. Se puede seguir también por abajo. La senda también es visible.
En poco tiempo nos colocamos en la entrada de la Cova de Favara, pequeña cavidad que subimos a explorar, y que después de un invierno lluvioso, que no es el caso, tiene un pequeño caudal de agua que fluye al barranco desde su interior.
Una pequeña trepada y nos introducimos en su abertura. Es estrecha y alta. Caminamos dentro con el frontal viendo que después de un recodo viene una bajada. Muchas fotos, en su interior. Nacen pequeños helechos en las paredes.


Nos descolgamos y debemos retroceder unos metros hasta tener a la vista una exigente pedrera.
Una pequeña trepada y nos introducimos en su abertura. Es estrecha y alta. Caminamos dentro con el frontal viendo que después de un recodo viene una bajada. Muchas fotos, en su interior. Nacen pequeños helechos en las paredes.
Nos descolgamos y debemos retroceder unos metros hasta tener a la vista una exigente pedrera.
Reemprendemos la marcha muy bien por un sendero bastante pisado, pero la alegría dura poco, porque cuando acaba el pequeño pinar, situado entre ambas cimas, tenemos el enemigo pinchudo. Las aliagas, de nuevo, han invadido la vaguada entre la Peña 1 y Penyó Rapel. Apenas hay algún romero y procuramos ir a su lado.
Nos situamos en un mirador a la Font de Partagat. Está hasta la bandera de coches, gente... Y vemos el valle de Guadalest, Aitana y la cara abrupta de la próxima cima, con caída vertiginosa al valle....

Proseguimos por donde podemos, en medio de la terrible trampa, ahora que estabamos a punto de lucir unas piernas perfectas, sin arañazos, tenemos este encontronazo con los pinchos.
Poco a poco y gracias a una zona donde las aliagas están secas, no sabemos si de las nevadas de este invierno o de la sequía de todo el año, vamos pisándolas y avanzando hacia los pies del Penyó Rapel.
Ya hemos salido del laberinto y por una loma herbosa nos alzamos sobre una colina con vistas espectaculares a Aitana. Podemos tocar sus cimas con la punta de los dedos. Y vemos perfectamente la senda botánica que recorre toda la sierra por su base.
Nos situamos en un mirador a la Font de Partagat. Está hasta la bandera de coches, gente... Y vemos el valle de Guadalest, Aitana y la cara abrupta de la próxima cima, con caída vertiginosa al valle....
Poco a poco y gracias a una zona donde las aliagas están secas, no sabemos si de las nevadas de este invierno o de la sequía de todo el año, vamos pisándolas y avanzando hacia los pies del Penyó Rapel.
Ya hemos salido del laberinto y por una loma herbosa nos alzamos sobre una colina con vistas espectaculares a Aitana. Podemos tocar sus cimas con la punta de los dedos. Y vemos perfectamente la senda botánica que recorre toda la sierra por su base.
A pesar de haber subido muchas veces a Aitana, no nos habíamos desviado nunca hasta esta cima, y la verdad es que merece la pena disfrutar de una perspectiva diferente del valle de Guadalest, Aitana, Serrella, Aixortà, Ferrer, Bernia, el mar, e incluso del Peñón de Ifach. Vemos que el valle del Pop está sumido en las nieblas, detrás del Coll de Rates. Hemos apreciado durante toda la mañana una capa de brumas por el Norte de Alicante y también por la zona del mar.
Entre la afilada y partida cima nos sacamos la foto de rigor y aprovechamos para beber. El día está algo nublado y el sol sale a ratos, pero en la subida hemos notado que las temperaturas se van haciendo primaverales.
En pocos minutos encontramos la senda de pequeño recorrido, PR CV 20 y 21 que cruzan toda la sierra y sus marcas blanca/amarilla.
Vamos hacia la derecha. Por camino conocido se avanza más rápido porque no hay que mirar a cada paso el GPS, ni hay matorral que entorpezca el ascenso. Enseguida divisamos en lo alto la piedra con hiedra que marca el enclave de la Font del Noguer.
Hoy su balsa no está congelada, ni hay carámbanos como el último día que pasamos. El agua de su fuente está deliciosa y fría. El nogal vestido de invierno nos recibe sin hojas.
Continuamos hasta llegar a la pista de tierra que con un par de buenas subidas nos sitúa en el Clot y Font de la Forata. Otra parada para beber agua. Decidimos almorzar en este punto.
Hoy no subiremos a Aitana, ya lo hemos hecho dos veces este invierno. Disfrutamos del rincón tomando un tentempié y admirando todo lo que nos rodea. El día está nublado, por lo que la temperatura no sube demasiado y el viento cuando para es fresquito.
Vamos hacia la derecha. Por camino conocido se avanza más rápido porque no hay que mirar a cada paso el GPS, ni hay matorral que entorpezca el ascenso. Enseguida divisamos en lo alto la piedra con hiedra que marca el enclave de la Font del Noguer.
Continuamos hasta llegar a la pista de tierra que con un par de buenas subidas nos sitúa en el Clot y Font de la Forata. Otra parada para beber agua. Decidimos almorzar en este punto.
Hoy no subiremos a Aitana, ya lo hemos hecho dos veces este invierno. Disfrutamos del rincón tomando un tentempié y admirando todo lo que nos rodea. El día está nublado, por lo que la temperatura no sube demasiado y el viento cuando para es fresquito.
Una vez recuperados reemprendemos la marcha por la pista de tierra dirección a la Font de l'Arbre. Debemos ir atentos. Un kilómetro más tarde sale un cruce donde debemos desviarnos a la derecha. Caminamos entre un denso pinar. Hace fresco en la umbría de la Sierra de Aitana y nos tenemos que abrigar. Llegados a una curva que gira a la izquierda, hay un hito a la derecha que marca el lugar donde abandonamos la pista (si siguiéramos por ella llegaríamos a la Font de l'Arbre). Sigue siendo un camino ancho entre bancales con muros de piedra seca y almendros.
Avanzamos serpenteando, con el bosque de pinos a nuestro lado y en suave descenso.
A nuestra izquierda, un pequeño bosque de pinos nos sigue acompañando y en el suelo surge una plantación de cojines de monja. Estamos todavía a más de 1.000 metros de altitud, también abundan la salvia, romeros....
Estamos en una especie de valle protegido por la gran Peyna Machelis y les Moles. A sus pies, la restaurada casa de piedra. El rincón resulta paradisíaco.
La estrecha senda discurre por el lateral de la finca, paralelos a ella y a su valla de alambre. Esta la abandonamos cuando llegamos a una pista ancha de tierra que da acceso a la casa. Nosotros nos dirigimos a la derecha.
Paramos a contemplar, a nuestros pies, la imagen de Confrides y Abdet, en el valle de Guadalest, y las laderas de la montaña con tonos blancos y rosas, que predominan. Los almendros están en plena floración, lo cual en Alicante es tarde para estas fechas, aunque en esta zona el frío se prolonga más en el tiempo.
Una parada imprescindible para visitar la fortaleza. Virando a la izquierda rodeamos la peña por su base. Debemos saltar sobre un derrumbe de rocas que han caído no hace mucho tiempo y situarnos en la cara Norte. En este punto, podemos apreciar un lienzo de muralla que permanece en lo más alto. Impresionante. Para el que no ha estado nunca, como nosotros, es gratificante ver como parte de nuestra historia permanece en pie.
Ganando altura por una pequeña senda llegamos, por la izquierda, hasta un arco de piedra que se mantiene en equilibrio hacia el valle de Guadalest.
Después de sacar fotos y echar un vistazo a las panorámicas, continuamos en nuestro ascenso al asedio de la fortaleza.
Enseguida llegamos a lo alto. Una pequeña explanada donde se conserva en la cara Norte parte de la muralla, que ya hemos visto por detrás, y un par de aberturas en su base, que creemos pertenecerían a un aljibe. Dentro de una de ellas crece un níspero. Nos sentamos para disfrutar de las magníficas vistas, no solo del valle de Guadalest sino también las colosales Moles que están a nuestra altura mostrando su perfil más rocoso.
Y apreciamos desde la atalaya la pedrera del inicio de ruta y su gran desnivel.
Después de deleitarnos con tan bellas estampas desandamos el trecho que nos separa del collado con cuidado. Hay una parte en donde la senda tiene algo de piedra suelta y hay peligro de resbalarse.
Después de deleitarnos con tan bellas estampas desandamos el trecho que nos separa del collado con cuidado. Hay una parte en donde la senda tiene algo de piedra suelta y hay peligro de resbalarse.
El castillo de Confrides está descuidado, en ruinas, pero después de ver los arreglos del castillo de Benissili, con los hierros que le pusieron de tan poco gusto, casi mejor que lo dejen en su estado actual. De todas maneras, nos vamos impresionados de sus murallas y vistas.
Y de nuevo, en el collado del castillo, continuamos con la ruta.
Giramos a la izquierda para avanzar entre los bancales de la cara Su de la peña del Castellet. Los almendros están resecos y debemos bajar hacia ellos pegándonos a la ladera de la peña, donde hallamos el rastro del sendero difuminado.
Acaba el sendero enlazando con una pista ancha de tierra/hierba, en poco uso, que nos llevará de regreso en bruscos zigzags hasta el punto de partida.
Nos resistimos a abandonar el castillo volviendo la cabeza en múltiples ocasiones. Un grupo de gente que hemos visto en la entrada ha llegado a la cima y hablan y ríen sin cesar. Les ha gustado como a nosotros.
Al principio, caminamos rodeados de vegetación silvestre como aliagas, romeros, pinos, pero después de un par de curvas van apareciendo cultivos tradicionales sobre todo de almendros. Cuanto más arriba, en peor estado se encuentran, resecos y mal podados, me imagino que será debido al mal acceso para llegar hasta ellos.
Pasamos al lado de una pequeña construcción de piedra, nos imaginamos que a semejanza de los "cucos" que hay en la zona de Pinoso, sería para guardar algún apero de labranza y resguardarse de las inclemencias del tiempo, ya que están lejos de cualquier pueblo.
Por el camino nos sorprende un enorme ejemplar de carrasca, imponente.
De frente, bajamos hacia el barranco de Alfafara y entre la nebulosa que se ha formado vemos la pedrera por la que hemos ascendido. Estamos como cabras.
Esta pista, a media ladera, recorre casas de labor en buen estado de conservación y zonas de almendros, que una vez que descendemos hacia el valle, visten las laderas de color.
El paseo es todo un espectáculo para la vista y... el olfato. Un festival de colores, olores y sonidos por los cantos de los pájaros y zumbido de las abejas. La fotógrafa se vuelve loca.
Acaba el sendero enlazando con una pista ancha de tierra/hierba, en poco uso, que nos llevará de regreso en bruscos zigzags hasta el punto de partida.
Nos resistimos a abandonar el castillo volviendo la cabeza en múltiples ocasiones. Un grupo de gente que hemos visto en la entrada ha llegado a la cima y hablan y ríen sin cesar. Les ha gustado como a nosotros.
De frente, bajamos hacia el barranco de Alfafara y entre la nebulosa que se ha formado vemos la pedrera por la que hemos ascendido. Estamos como cabras.
Esta pista, a media ladera, recorre casas de labor en buen estado de conservación y zonas de almendros, que una vez que descendemos hacia el valle, visten las laderas de color.
El paseo es todo un espectáculo para la vista y... el olfato. Un festival de colores, olores y sonidos por los cantos de los pájaros y zumbido de las abejas. La fotógrafa se vuelve loca.
Disfrutamos de cada paso con el olor embriagador de las flores de primavera.
El regreso es un sencillo paseo. En un día de primavera permite disfrutar del color y olor de los almendros en flor. Toda una sinfonía para los sentidos.
La excusa perfecta para luego terminar degustando en la feria gastronómica que organiza el valle de Guadalest.
Combinamos dos pasiones la montaña, la naturaleza, y la gastronomía.
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