Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

sábado, 25 de junio de 2011

SERRA GELADA (435 m.)

CON LA MIRADA PUESTA EN EL MAR


Día. 25 de junio
Integrantes: Agustín, Santiago, Santi, José María,  Patro, Vicente y Julián.
Tiempo: 4 horas.

La Serra Gelada (Sierra Helada) es una alineación montañosa costera que separa Benidorm de Altea. Está formada por calizas y margas, y su flanco sureste da al mar formando impresionantes acantilados que le confieren un perfil singular. El conjunto de la sierra está protegido como parque natural y alberga una interesante duna fósil y dos micorreservas de flora.
La Serra Gelada y la playa de El Albir vistas desde Bernia.

Ruta:

BENIDORM-CRUZ DE BENIDORM
El recorrido propuesto entre Benidorm y El Albir lo realizamos en un solo sentido. Se puede regresar usando el transporte público, o bien habiendo dejado previamente un coche en el Albir. La ruta comienza en Benidorm, al final de la avenida del Mediterráneo, esquina con la avenida de Ametlla de Mar. En esa esquina comienza la subida por la calle Berlín. Después de subir por ella, continuamos por la calle de la Sierra Dorada, por la que vamos a subir hasta la cruz de Benidorm.
Es difícil abstraerse durante estos primeros metros a la arquitectura desmesurada de Benidorm. Por suerte, caminamos dejando a nuestras espaldas este ejemplo de megalomanía humana. Los acantilados de la Serra Gelada recortados sobre el Mediterráneo se ocuparán más adelante de limpiar nuestras retinas. Hasta la cruz subimos en coche y luego a la vuelta nos tocará ascender andando desde la citada calle Berlín.


CRUZ DE BENIDORM - ANTENAS
El recorrido comienza en la cruz y va por toda la crestera de la sierra. Se trata de un sendero evidente, pisado y con numerosas señales de pintura y mojones que no da lugar la duda. Un tal Orejas y otro de Segovia se han preocupado de pintar de rojo todo su recorrido. Un poco abusivo. Caminamos  por el cordal de la sierra, muy cerca del borde del acantilado en ocasiones, por un terreno con numerosas subidas y bajadas, y de gran belleza paisajística, que incluye el pequeño islote de la Illa Mitjana junto a los acantilados.
Nos cruzamos con varios grupos de senderistas y una pareja de Elda que sigue al Elche CF. Todavía se están lamentando de que el equipo franjiverde no haya podido subir a Primera División. Y no son los únicos. Lo cierto y verdad es que el Granada nos ganó fuera y dentro del campo con poca deportividad, insisten con toda la razón del mundo.
Volviendo al recorrido, señalar que lo único que se le puede achacar es la falta de sombras, la brisa del mar refresca, pero supongo que se hace más agradable en invierno que en verano. El sendero acaba en una pista asfaltada antes de llegar a las antenas, situadas en la parte más alta de la sierra, el Alto del Gobernador, a 435 metros sobre el nivel del mar. Desde este otero podemos ver el Puig Campana, la sierra de Bernia y el cercano Peñón de Ifach. Debajo de la cima hay una cueva preciosa donde nos hacemos unas fotos. A continuación, encontramos un sitio con una cierta brisa para reponer fuerzas y tanto José María como Agustín se quedan asustados de lo que comen los miembros de la Peña de la Petaca
 .

ANTENAS - EL ALBIR 
Desde las antenas bajamos en dirección a El Albir por el cordal de la sierra y por el sendero principal hasta llegar a una pista asfaltada. A la izquierda te lleva a El Albir y, a la derecha, hacia el Faro.
Imagen poco habitual de "los montañeros"
Llegamos a la playa los "Siete Magnìficos" y nos bañamos ante el asombro de la mucha gente que está aprovechando la jornada para relajarse junto al mar. Parecemos unos extraterrestres y muchos se preguntan, con razón, de ¿dónde han salido esta gente?
Tras el reconfortante baño, cogemos el autobús que nos lleva hasta Benidorm. El conductor del citado bus está bastante nervioso y no para de pitar a todo el mundo que se le cruza en el camino. Una vez en la capital turística nos toca subir andando hasta la cruz, lo que no quisimos hacer por la mañana.  Llegamos sanos y salvos a nuestro destino y tras recoger nuestros coches volvemos a casa.

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