Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

lunes, 30 de mayo de 2011

VEREDA DE LA ESTRELLA (GRANADA)

CIRCULAR ALREDEDOR DE LA CABECERA DEL RÍO GENIL

Este camino se abrió en las entrañas de la sierra para transportar sobre carretas y recuas de acémilas el mineral de las Minas de la Estrella, y de las otras concesiones mineras, que en anteriores épocas eran rentables y que cargaban en el añorado tranvía, que llegaba hasta el  barranco de San Juan.  También fue parte del camino que unía Granada con Almería y entraba en la pena impuesta a los galeotes, que condenados a galeras, tenían que alcanzar el puerto de Almería a pie. Recordemos los nombres de Vereda de los Presidiarios o Loma del Calvario, de triste recuerdo por la sangre, el dolor y lágrimas vertidas. Hoy en día es un precioso sendero que permite a los caminantes adentrarse en la ladera norte de Sierra Nevada.


FICHA TÉCNICA-
Día: 30/05/2011
Participantes: Julián y Lourdes
Tiempo: 6 horas
Distancia: 21 km.

ITINERARIO:
Parking del restaurante Barranco de San Juan- Castaño el Abuelo - Puente del Burro - Cuesta del Presidiario - Refugio de la Cucaracha - Refugio del Aceral -  Río - Puente sobre el Guarnón - Minas de la Estrella - Castaño El Abuelo - Parking


Ruta:
Nos levantamos tempranito y salimos dirección a Sierra Nevada, un cruce a la derecha nos desvía hacia Guejar-Sierra y en el pueblo de Pinos Genil desayunamos. Aquí hay que torcer a mano izquierda para llegar al pueblo de Guejar y desde allí con dirección al Charcón, conteniendo la respiración porque la carretera es estrecha, pero muy muy estrecha. Nos adentramos en la sierra unos siete kilómetros atravesando varios túneles hasta aparcar en el Restaurante "Barranco de San Juan".
El sendero comienza al lado del Barranco de San Juan que da nombre al restaurante, lo primero es cruzar un puente y allí  hacia la izquierda hay varios carteles indicando la ruta a seguir. Nos tropezamos con dos borriquillos que están sueltos, bajan hacia el río y vemos tres cabras montesas enfrente, por los peñascos. A pesar de la hora temprana  hace un día caluroso, en contra de las previsiones que daban lluvia por la mañana, menos mal.
La senda comienza a ascender suavemente entre robles, castaños, arces, encinas, rosales silvestres, flores de todos los colores y en aproximadamente media hora nos encontramos en el borde del camino a mano derecha, sobre un murete un castaño centenario conocido como "El Abuelo", ¡que tronco!
"El Abuelo"
El sendero no deja de maravillarnos, entre plantas, arbustos, arboles, riachuelos que cruzamos con facilidad. Está muy bien señalizado, llega un desvío a la Peña Partida o a la Evacuación probadora, nos decantamos por el primero que tiene el poste indicador de madera, que baja.
En dos minutos estamos cruzando el río Genil por
el Puente del Burro.
                        .

Hemos  descendido muy felizmente pero no sabemos la fatigosa subida que nos espera, la llamada Cuesta del Presidiario. En ese momento nos quejamos de que bajar tanto para subir no nos gusta, pero en pocos metros con  vistas a la "Cuerda de los Tres miles" de Sierra Nevada nos olvidamos del esfuerzo. El camino  va suavizándose. Así que disfrutando del espectacular paisaje llegamos al refugio de la Cucaracha, se encuentra en la Loma del Calvario (1.840 m.). El sitio es encantador, una era con nogales y cerezos y al fondo inmensas las Altas Cumbres de Sierra Nevada. Sin palabras. Merece la pena detenerse, respirar y dejar en libertad a los sentidos.
Seguimos por delante de la puerta del refugio hacia la verja verde, la abrimos y seguimos  la ruta. Ya no hay postes de madera señalando el camino pero hay rayas rojas. En un cuarto de hora pasamos por el refugio del Aceral, y después de él hay que pasar un riachuelo y continuar unos cinco minutos y mirar hacia atrás a la cascada que hay debajo del refugio, inolvidable.
Seguimos el ramal entre aliagas amarillas, flores, peñas, en un camino sencillo porque ya casi todo es llano o bajada. Llegamos a una bifurcación marcada con hitos, tomamos el de la derecha, al fondo se ve la junta de dos ríos el Valdeinfierno y el Valdecasillas.
En descenso de diez minutos nos encontramos en la orilla del río, buscamos por donde cruzar y vemos que el mejor sitio es donde hay una marca roja en la otra orilla, así que nos descalzamos y quitamos el pantalón, como con buen criterio aconseja Julián. Yo intento cruzar la primera para sacar las fotos de rigor, el agua está helada, el primer tramo está más remansado pero a mitad de camino el agua tiene fuerza así que me quedo medio paralizada, Julián me sobrepasa y me lanza las botas a salvo. Ya apoyando los bastones fuertemente consigo llegar a la orilla. Con lo que me ha gustado bañarme en agua fría, pero mis piernas tiemblan. Llevaba todo el camino queriendo refrescarme y se me ha quitado el calor de repente. Reponemos fuerzas, entre risas, el bocadillo está delicioso y después de media hora reemprendemos la marcha.
Este tramo es mucho más suave que el camino anterior, y disfrutando de las cascadas del río, mirando hacia atrás para ver Sierra Nevada, sacando fotos, llegamos al puente sobre el río Guarnón, que viene directo desde el vigilante Veleta o eso parece.
Nos tropezamos con tres montañeros que habían intentado subir a la Alcazaba, pero no han podido llegar por el esfuerzo de asegurar bien las cuerdas y regresaban. Es importante a veces echar para atrás, la montaña les esperará otro día.
Pasamos por construcciones en ruinas de las antiguas minas de la Estrella  y después de la Probadora, donde han habilitado su espacio para rescates con helicópteros. Disfrutamos de nuestro camino a cada paso, pensando que es mejor esta dirección de la circular. Al revés tendríamos que haber subido el Puntal de Lucía, hasta el refugio de la Cucaracha y tiene mas inclinación que esta senda tan cómoda.
Aquí, en vez de producir los ríos un suave rumor, se oye ruido ensordecedor (bendito ruido), los troncos de los arboles se miden por metros y los desfiladeros son tan abruptos que el final de la caída es interminable. Esto es ALTA MONTAÑA y sobrecoge en algunos momentos el sentirte tan pequeña en mitad de esta naturaleza desbordada. Sin irnos ya tenemos ganas de volver.

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