Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

lunes, 21 de agosto de 2017

IOAR O YOAR DESDE GENEVILLA

ASCENSO POR EL NORTE A LA SIERRA DE CODÉS


FICHA TÉCNICA-
Día: 21/08/2017
Participantes: Julián.
Tiempo estimado: 4 horas y media.
Distancia: 12 km.
Desnivel: 883↑↓
Dificultad: Media. 

Como llegar: Se accede por la N-132 de Estella a Vitoria llegando a Santa Cruz de Campezo. Sin entrar en el pueblo, a la altura de la gasolinera, tomamos un cruce a la izquierda para en 5 kilómetros situarnos en el pueblo de Genevilla.
Wikiloc: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/genevilla-sierra-de-codes-ioar-o-yoar-grudo-pena-humada-y-sierra-chiquita-19563191
Alternativa desde el puerto de Aguilar: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/puerto-de-aguilar-a-genevilla-sierra-de-codes-sierra-chiquita-pena-humada-y-ioar-o-yoar-21796649

ITINERARIO:
Genevilla - Camino de la Balsa - El Encinedo - El barranco del Corte - Las escaleras - El telégrafo - Ioar o Yoar - Cordal de la sierra de Codés - Grudo - Peña Humada - Las Llanas - Sierra Chiquita - Manantial de la Celagua - Genevilla.


RUTA:
Llego a la localidad Navarra de Genevilla y aparco sin entrar en el pueblo, a la izquierda. Se está acabando el verano y no quiero que se pase sin descubrir un nuevo recorrido que nos lleva al Ioar, cuyas antenas he visto desde la lejanía durante las últimas semanas de vacaciones. Voy solo, algo poco recomendable para la montaña, pero un día es un día.





Usaré parte de la SL-NA 194.Tomo el camino de la balsa en el que encuentro un aljibe lleno de agua, carrascas y un bebedero para animales. La mañana es primaveral y no cuesta avanzar por la llanura que me va introduciendo en el bosque. La temperatura resulta agradable.

Poco a poco, a medida de que se va empinando el recorrido, la vegetación va cambiando y aparecen las primeras hayas, hasta internarnos en un fabuloso bosque.
Surgen jardines de helechos y alguna preciosa peña acaba de adornar este vergel.
La pendiente se va haciendo más exigente y el silencio reina alrededor.
























Da la sensación de estar en un bosque encantado. Una  leve brisa mueve las hojas de los árboles, existe una zona de pedrera en la que cuesta avanzar sin dar un paso atrás y parece que uno está en otro mundo. Camino solo y me considero un auténtico privilegiado en semejante paraje. El bosque y yo, con el sonido de las hojas de los hayedos y el palpitar de un corazón que nota el esfuerzo de la subida.

























El barranco se va estrechando y avanzo hacia el collado escoltado por unas espectaculares rocas que no quieren dejarme solo. Unas compañeras en el caminar que sorprenden con su mirada altiva. La combinación de roquedo y vegetación provoca que el lugar todavía sea más bello. El silencio ayuda a que el enclave tenga un encanto mayor.


























Tras hacer un giro brusco a la derecha, los helechos me reciben con una mezcla de colores verdes y marrones.
Casi sin darme cuenta aparezco en el collado. Desde la derecha viene un sendero por el que regresaré. Ahora, tomo el de la izquierda. La visibilidad es escasa a medida que voy avanzando hacia la cumbre del Ioar las nieblas son mas espesas. 






















La zona tiene muchas piedras y pese a la niebla el rastro del sendero se puede ver sin problemas. Al fondo se aprecia entre la tiniebla un par de hayas en mitad el camino que nos sirven de referencia.












La  senda pasa entre ellas y giro hacia la izquierda. Luego bajaré desde la derecha tras hollar El Grudo. Enseguida, a los cien metros, tras un falso llano, tomo la senda a la derecha y comienzo la subida, ya más cerca de mi objetivo.
























Me adentro por un pequeño hayedo hasta llegar a un raso que me va acercando a la zona de antenas. Por un paso que se abre entre las rocas accedo al punto más alto, al Ioar o Yoar.
























En la explanada hay varios hitos, antenas detrás, y el vértice geodésico. No por repetirlo muchas veces es menos bello el enclave.
Una vez más la niebla nos recibe arriba. Algo bastante habitual cada vez que llegamos a esta cima, independientemente de la época del año que vayas y de la zona en la que decidas afrontar la subida. No te permite ver lo que hay alrededor, pero también tiene su encanto.















Repongo fuerzas, me tomo una barrita y un par de piezas de fruta y comienzo el regreso. Como la niebla despide un poco de agua estreno el chubasquero-cortavientos que me compre al final de julio en Elche, a 35 grados. Me parecía rara su adquisición en aquel ambiente tan veraniego, pero el tiempo, nunca mejor dicho, me deja claro que todo es susceptible de cambio. En este caso, para mejor. Regreso sobre nuestros pasos, hasta llegar el raso.
Luego, en vez de irme por el hayedo, que he subido antes, me voy hacia la izquierda para avanzar por toda la crestera.


Sin casi desnivel, sólo en la parte final, hollo el Grudo.


Me hago 

una autofoto antes que la naturaleza nos brinde una auténtica sorpresa. Como por arte de encantamiento, en apenas un minuto, la niebla desaparece.
Da la sensación de quedarte desnudo ante el mundo. De no ver nada a presenciar todos parajes del alrededor. La sensación todavía es más grande cuando el siguiente minuto ocurre el fenómeno contrario. La niebla vuelve a caer y te quedas de nuevo solo en las tinieblas.


La escena se repite varias veces y uno se vuelque loco a la hora de tratar de plasmar con una cámara de fotos la situación tan cambiante que está viendo delante de sus ojos.
























La velocidad de los distintos cambios es impresionante. Algo semejante me había tocado ver años antes en Sierra Nevada.


Tras alcanzar la cima, voy descendiendo hacia la derecha con la dos hayas que había visto en la subida como referencia.



Una vez en ellas, sigo cresteando por la derecha hasta llegar a la Peña Humada.
La foto no falta en esta nueva cumbre y la mirada hacia atrás, con todo despejado, resulta impresionante. Al fondo las antenas características del Ioar, a la derecha, la cima de El Grudo.

Sigo cresteando hasta llegar a un bosque de hayas, situado en la derecha, que está vallado. Llego a la alambrada y camino paralela a ella hasta que gira a la izquierda. Sigo con ella. El sendero, que no es muy visible, me saca a un camino que llega desde la derecha, que también llega del Ioar y que pude coger antes de dirigirnos a la peña Humada. Giro hacia la derecha y comienzo a bajar ya entre encinas. Llego a un bifurcación de cuatro caminos. A la derecha, la senda me lleva a Genevilla. Por ella bajaré. Al izquierda, a Aguilar de Codés. De frente, a todo el cordal de la montaña que nos llevará al puerto de Genevilla. Avanzo unos metros de frente hasta coger  una senda que nos sube a la peña Chiquita, situada justo encima de Genevilla.
Regreso sobre mis pasos y comienzo la bajada hacia la localidad Navarra. Bonito paraje. Finalmente hay un pequeño desvío que me lleva al manantial de la Celagua y merendero, que alimenta el río Ega. 
De ahí, llego a la carretera y al coche. Impresionante recorrido. A pesar de la niebla ha merecido la pena. El monte cada día te ofrece paisajes distintos y los de hoy hay sido propios de los mejores pintores impresionistas.
La ruta alternativa parte del puerto de Aguilar, es casi lineal pasando por todo el cordal de la Sierra de Codés.

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