EL PURGATORIO COMO PRINCIPIO Y FIN
Día: 5-marzo-2011
Participantes: Vicente, Patro, José María, Miguel, Julián y Lourdes.
Tiempo: 6 horas.
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El inicio no faltaron las dudas. |
Introducción.
Ascensión a la segunda cota del macizo de Sierra Espuña desde la aldea del Purgatorio. Estupendo pateo circular de más de
20 kilómetros con casi mil metros de desnivel con el añadido de encaramarse al “Cejo de
la Ventanica” que viene a ser la proa (o la popa) de ese inmenso navío que es Espuña y que se puede contemplar desde casi todo el Sureste. Recordemos que el nombre de Espuña viene de los marineros… cuando llegaban a las costas murcianas lo primero que veían era esta sierra “d’espuña”, de España. Además, Espuña es un ejemplo de restauración forestal de primer orden cuando, bajo la órdenes del ingeniero Ricardo Codorníu, a primeros del siglo XX se tapizaron las laderas de un pinar sólido que retuviera la tierra, el agua y la vida.
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Cortijo Muñoz y el ejercito de Pancho Villa. |
Recorrido
Tomamos la salida del pueblo de Totana, en dirección
hacia Zarzadilla de Totana, pasamos al lado de
la Santa Eulalia y del pueblo amurallado de Aledo, y en un par de kilómetros giramos a la derecha para pasar al lado de la ermita de Santa Leocadia,
la Finca Caruana y seguimos hacia arriba hasta aparcar en las Casas del Purgatorio. El termómetro marca los seis grados, vemos que el Morrón esta encapotado y no nos permite ver si está nevado. Después de recorrer los dos caminos que nos quedan más a la derecha, hay que hacer los estiramientos,
decidimos probar con el que se encuentra después de la balsa, que es el bueno. En pocos minutos pasamos por
la Casa Pelada, se queda a mano izquierda, y siguiendo rectos llegamos hasta un campo labrado donde con dirección a la derecha, se cruza el barranco del Infierno y en una ancha pista vamos ascendiendo. Aproximadamente en un kilómetro se encuentra un hito a mano derecha, y aparece una senda preciosa que nos sube poco a poco hasta alcanzar
la Cuesta Muñoz. Enseguida aparece a nuestra vista ante nosotros el Cortijo Muñoz,
que se ha convertido lo que antiguamente sería una enorme mansión, con horno, muchas habitaciones.
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Barranco del Cantal |
Delante de la finca hay muchísimos almendros en flor, con unos troncos y unas ramas imponentes, varios serbales, las higueras invernando, un aljibe y una fuente. Vamos hacia otro campo de almendros y con hitos de piedra doblamos hacia la derecha atravesamos por el lateral otra finca con almendros y solo nos queda subir disfrutando del sendero antiguo que en zigzag va ascendiendo lentamente hacia la izquierda sin casi darnos cuenta del esfuerzo y de la altitud que vamos alcanzando. Se sube el Collado del Cantal. El Cerro de las Cabras queda a la derecha.. Cruzamos la valla de parque y el sendero es más definido. Tras realizar varios zigzag nos asomamos al Collado del Cantal sobre el barranco del mismo nombre.
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Barranco del Cantal. |
Llegamos a un seto verde, que forma un corral moderno con pilón para que beban los animales y rocas de sal, debe ser para alimentar muflones del Atlas o arruis, que abundan en esta sierra y donde vimos sus excrementos, pero no a los animales. Aquí se sitúa, encima del corral, la fuente y balsa de Pinillo. Una parada, un refrigerio y en marcha.
Subimos ya con señales blanca/amarilla y alcanzamos el collado del Cejo de
la Ventanica que está a unos
1.300 metros de altitud, desde aquí en ese momento no se ve el Cejo, la niebla lo tiene empañado. Un kilómetro más adelante lo podremos ver sin problemas cuando la niebla hace un paréntesis. Llegamos al
Collado del Humero y giramos a la derecha. Comenzamos a pisar algo de nieve, y entre fotos y risas llegamos a la casa del Pedro López y al hito que marca la mayor altura de esta roca que cae vertiginosamente al abismo. Nos asomamos al espeso bosque de
La Carrasca y al Barranco de En medio. Comemos con unos pocos rayos de sol, no hay apenas viento, así que la temperatura para sentarse a comer es agradable.
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Comedero de arruis |
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Balsa de Pinillo. |
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El Cejo de la Ventanica, detràs. |
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Nieve y niebla en la subida. |
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Un poco más de nieve. |
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En el Collado del Humero. |
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Cerca de la cima |
Reemprendemos la marcha y en la primera bifurcación, en el Collado del Humero, nos vamos a la derecha. Es el sendero de Pedro López. A lo lejos vemos solo en parte los escarpados laterales del Morrón de Espuña, la niebla cubre su cima y después de un tramo sin apenas árboles encontramos pinos rodenos, altos, espigados, alcanzamos el Collado de los Pozos de Don Eleuterio, donde se encuentra el encantador paraje de los Pinos Blancos, donde se ha acumulado bastante nieve. Dejaremos el camino recto que sigue hasta el Collado Mangueta y nos dirigimos a la derecha.
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La alegrìa de llegar a la cima del Pedro López. |
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El Pedro López con la niebla al fondo. |
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Otra panorámica del Pedro López. |
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En el regreso nos acompaña la nieve. |
El recorrido circular nos llevará a través de las marcas blancas y amarillas en continuado descenso por un sendero donde se observa que hay tubos de conducción de agua que están cubiertos de tierra,
hasta
la Casa de
la Carrasca, encontrando en nuestra rápida bajada retazos de pinar, sabinas y matorral espinoso y almohadillado con piornos y cojines de monja.
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El Morrón de Espuña al fondo, entre la niebla. |
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La zona de los llamados Pinos Blancos. |
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La Casa de la Carrasca. |
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Inscripción en la Casa de la Carrasca. |
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El Morrón desde la Casa de la Carrasca. |
La Casa está en ruinas, tiene una fuente y un aljibe con un jardín descuidado, los pinos de los alrededores tienen un tamaño imponente. En la fachada de la citada casa han esculpido la siguiente leyenda: “En 1.806, del 16 al 19 de abril, estuvo nevando sin cesar y alcanzò los 14 palmos de nieve. En los rasos fenecieron 33 yeguas y aquí un buey”. Al echar la vista atrás, vemos el imponente promontorio del Morrón de Espuña. Entre un denso pinar con bellos ejemplares de encinas y quejigos, descenderemos por el PR-MU-62 sobre un cómodo sendero de mampostería hacia el Purgatorio. Nos vamos a la derecha de frente al Pedro López. Doscientos metros más abajo dejamos este camino para ir a la izquierda hasta llegar por una senda a la casa Don Blas, donde hay que dejar el camino que sigue bajando, para ir a la derecha, junto a la puerta de la casa. Luego la senda baja la ladera y enlaza con el camino del barranco de En medio que seguimos a la derecha. Encajonados entre El Purgatorio y el Pedro López, el barranco de En medio nos desciende hasta la puerta y valla de salida del parque. Siendo prudentes de dejarla cerrada tras nuestros pasos ( es la tercera puerta que atravesamos en la ruta). Por una amplia pista acabamos de
recorrer el sendero del
Purgatorio, un bonito y apacible enclave donde las casas de campo se entremezclan con los tradicionales cultivos de secano. No será difícil oír, entre los olivos y almendros y las masas forestales cercanas, el sonido de numerosas aves.
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Momentos finales por el sendero de El Purgatorio. |
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De nuevo en la aldea de El Purgatorio. |
Finalizamos este atractivo sendero en la aldea de El Purgatorio.
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