DESPOBLADOS MORISCOS DE LA VALL D'ALCALÀ
FICHA TÉCNICA-
Día: 23/10/2016
Participantes: Julián y Lourdes.
Tiempo estimado: 7 horas y media.
Distancia: 27 km.
Dificultad: Media-alta. Por sus continuos desniveles y larga distancia.
Como llegar: Por la autovía hacia Alcoy, salida en Muro/Benilloba. En la rotonda hacia Benilloba. Enseguida un cruce a la izquierda. Y en el siguiente Stop, hacia la derecha para llegar a Millena. Desde este pueblo rectos hacia Gorga y aquí un brusco cruce a la izquierda hacia Balones. Por la falda de la sierra de Almudaina pasamos Balones, Benimasot y cuando vemos el cruce a Tollos seguimos rectos para tomar el primer camino de tierra a la izquierda. Aparcamos al lado del Refugio de San Miguel, que consta de una torre, y hay varias esculturas de hierro en su jardín.
Wikiloc: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=15230145
ITINERARIO:
Refugio de San Miguel - Bancal de Ferrer - Corral de Alfaro - Alfaro - Camí de les Penyetes - Barranco de Malafí - Corral Nou - Corral de Seguí - Barranco de Paet - Font de Paet - Corral de la Retura - Pista de aterrizaje de ICONA - Nevera de Dalt - Cueva y Pic del Ros - Pista de aterrizaje de ICONA - Despoblado morisco de Saltes - Pino 4 brazos - Carrascal - Despoblado morisco y mezquita de Capaimona - El Coco - Tollos - Refugio de San Miguel
Enclavado entre la Vall d’Alcalá y la sierra de Alfaro, no muy lejos del barranc de Malafí, junto al viejo camino que comunicaba Alcalá de la Jovada con la vall de Seta, aparece el despoblado morisco de Capaimona rodeado de pinos, higueras, nogales y encinas de gran porte. Así vivían los moriscos y así fueron capaces de subsistir en este espacio áspero y accidentado.
Capaimona, o Ca Maimona, de donde parece surgir la toponimia, es uno de esos lugares que no te deja indiferente. Esta forma de vida rural, diseminada, de economía de subsistencia en la precariedad del medio. La austeridad marcó una serie de penurias que tuvieron su continuidad en los colonos mallorquines que, cien años después, ocuparon estos valles. Pero ellos no fueron capaces de vivir en las mismas condiciones que sus predecesores moriscos. Ocuparon los pueblos mejor comunicados y la gran mayoría de las alquerías quedaron definitivamente abandonadas. Sus casas fueron utilizadas como corrales de ganado. La vivienda andalusí, lugar de encuentro, con arcos de medio punto, estrechas callejuelas enzarzadas con arcos cruzados, casas con techos de caña, madera y tejas, fueron el símbolo de una cultura milenaria, mediterránea, con un aire oriental que todavía se respira en el aire aunque se hundan, igual que la mezquita, entre jaras y zarzales.
RUTA:
Desde el aparcamiento salimos rectos, por la senda situada enfrente del refugio de San Miguel. Entre un pequeño bosque de carrascas caminamos disfrutando de la extraordinaria temperatura que tenemos a esta hora, 13ºC, debido a que subimos a la cima de Alfaro por su cara Norte, lo cual nos permite caminar por su umbría.
Cuando vemos el Corral de Alfaro y un coche aparcado cerca, pensamos que será algún caminante que se nos ha adelantado. El sendero gira bruscamente a la izquierda para avanzar en dirección Este por la loma de la sierra.
En suave ascenso contemplamos el valle que forma el comienzo del Barranco de Malafí, el pueblo de Tollos( el más pequeño de Alicante) y va surgiendo la sierra de la Almudaina.
Después de varias curvas que nos regalan fotos de nogales de otoño y un paso entre unas rocas llegamos a nuestro desvío, a mano derecha. Abandonamos el sendero principal para internarnos por una pedrera, a la derecha, con gran desnivel. Aunque al principio es complicado avanzar por la piedra suelta, enseguida se convierte en una subida por el cauce seco de un río.
Desde este barranco salimos a un sendero visible y tomamos hacia la izquierda para seguir una senda que nos alza en varios zigzags.
Conforme ascendemos vamos divisando las montañas del Norte. Al principio vemos Benicadell y Almudaina, sus tímidas cimas apenas se asoman.
Cuando ganamos altura podemos observar al Noreste todo el cordal de la Sierra Foradada y la Safor a sus espaldas. Más cerca intentamos adivinar por qué sierra caminaremos y la zona que queremos recorrer.
Hacia poniente se ve perfectamente la sierra de Mariola, destaca el Montcabrer, Alcoy blanquea en el fondo del valle, y al otro costado el Parque natural de la Font Roja.
Desde este barranco salimos a un sendero visible y tomamos hacia la izquierda para seguir una senda que nos alza en varios zigzags.
Conforme ascendemos vamos divisando las montañas del Norte. Al principio vemos Benicadell y Almudaina, sus tímidas cimas apenas se asoman.
Cuando ganamos altura podemos observar al Noreste todo el cordal de la Sierra Foradada y la Safor a sus espaldas. Más cerca intentamos adivinar por qué sierra caminaremos y la zona que queremos recorrer.
Hacia poniente se ve perfectamente la sierra de Mariola, destaca el Montcabrer, Alcoy blanquea en el fondo del valle, y al otro costado el Parque natural de la Font Roja.
Nos llama la atención que en primer plano tenemos la Val de Seta, por la que hemos venido en coche, desde esta atalaya parece una planicie, cuando sabemos que en la cara Sur de la sierra de la Almudaina hay multitud de pequeños barrancos cuya carretera serpenteante va sorteando.
Proseguimos el avance parando en varios rincones. El día está muy claro y la visión de las sierras que nos rodean nos sorprende.
En algunos tramos no es un sendero fácil de seguir, a veces se difumina su trazado.
Solo nos resta un último giro a la derecha, desde el solitario pino que tapan los rayos del sol, y en un trecho con poca exigencia física llegamos al vértice geodésico de Alfaro.
No es una cima muy alta, pero sus 1.186 metros y la situación que tiene en medio de Alicante le hacen ser un maravilloso mirador a la Marina Baja y Alta, al Comtat, a las cimas del Sur de Valencia, e incluso podemos distinguir las nieblas que se han apoderado del Valle de Albaida. Lo que realmente sorprende es las vistas que se abren hacia el Sur. Estaban escondidas durante el ascenso y ahora surgen imponentes, afiladas, la Serrella y la Aixortà. Intentamos adivinar los pasos tan usados por nosotros, pero desde esta perspectiva solo se ve una sólida cordillera sin fin. Parece fiera e inaccesible.
Hacia el Este, admiramos el Montgó, entre brumas, Bernia, con su perfil más estrecho y picudo.
Nos disponemos a bajar. Desde el pino hay que ir a la derecha, hacia el Este, por un sendero que se ve perfectamente. Pero perdemos su traza y pensamos que la hemos dejado atrás. Seguimos caminando hacia adelanter.
Ante unas rocas que tenemos delante decidimos seguir por la crestera y cuando vemos el camino cerca bajamos en un campo a través a buscarlo.
Recomiendo tener paciencia y seguir un poco más por la crestera que está más limpia de matorral y enseguida entroncar con el camino. Fuimos un poco precipitados, tal vez por un par de cazadores que se acercaban y nos hicieron bajar demasiado pronto.
Esta pista de tierra hace un par de curvas y nos sitúa en un excelso mirador colgado hacia el angosto paso. Ns detenemos en el recodo a disfrutar con las vistas del Barranco de Malafí, sus paredones abruptos le dan un perfil salvaje. Al fondo, el Cocoll.
Continuamos hacia el poniente, casi rectos, pasando por encima de unas grandes rocas por las que es imposible descender.
Enlazamos con el camino de subida que hemos usado antes, y con un giro a la derecha lo abandonamos para bajar de forma rápida por el Camí de les Penyetes. Caminamos al lado de un barranco especialmente sombrío, en el cual los nogales e higueras se han criado y conservado a lo largo de los años.
Después de una lazada vemos sobre nosotros grandes centinelas de piedra de forma piramidal, otro en forma de gato y por un sendero, entre la umbría, hay hasta musgo. Llegamos a una bifurcación.
Estamos en la cabecera del barranco de Malafí. Con un brusco giro a la derecha nos vamos internando en este encajonamiento formado primero entre colinas de mediana altura en las que predominan los pinares.
Sobrepasamos el Corral Nou. A su lado, el Barranco de Paret confluye con el de Malafí.
Conforme avanzamos vamos situándonos debajo de colosales paredones pétreos.
Nos encontramos enseguida el Corral de Seguí, un pouet y un abrevadero se conservan en pie al lado de la construcción en ruinas.
A su alrededor los campos de almendros, se elevan hasta las mismas peñas. También se ven nogales, algarrobos e higueras.
Y llegamos al cruce en el que se juntan el Barranco de Malafí, a la derecha, y el del Paet, a la izquierda. Abandonamos el que llevabamos con pena, porque han surgido las descomunales paredes que cierran casi el paso de los caminantes, pero nos ilusiona recorrer el del Paet y sobre todo visitar la alqueria de la Capaimona y su higuera. Giro brusco y nos introducimos en una pinada.
Al salir del resguardo de la sierra de Alfaro se siente más el calor, y además ahora caminamos en ascenso, suave, pero continuo. Hay pinos que en algún tramo son más tupidos pero en general de pequeño porte.
Dejamos el primer cruce que nos subiría a la Nevera de Dalt para acercarnos hasta la Fuente de Paet, apenas cae un pequeño chorro, y el agua sabe mucho a hierba.
Proseguimos la pista, que recta nos lleva hasta el Corral de la Retura. Allí vemos una senda que se dirige a la izquierda. Pero nosotros vamos primero en dirección contraria, así que ascendemos en varias serpenteantes curvas que nos llevan a un cruce. Este lo usaremos después para ir a las alquerías moriscas abandonadas.Giro a la derecha para llegar a la pista de aterrizaje de ICONA. A su lado nos llama la atención una construcción, pero al ponernos a su altura vemos que es un depósito de recogida de agua para apagar los incendios. Por la izquierda, llegamos al Nevero de Dalt y casa del nevatero.
Salimos de nuevo a la pista de aterrizaje y nos llegamos hasta la Cueva del tío Bartolo, en caso de tormenta un buen refugio. Varias personas dicen que aquí está el pico de Ros, pero está zona de monte tiene una gran valla que impide ir a su cúspide. Regresamos por la pista de aterrizaje con vistas a la izquierda a Alfaro, Serrella, y de frente, el Montcabrer.
A nuestro lado derecho la valla sigue ininterrumpidamente. Es un parque cinegético con una buena representación de fauna y vegetación mediterránea y un lugar en el cual nace el Río Girona, en el Barranco Hondo. Abandamos hasta llegar al anterior cruce y continuamos rectos.
Seguimos la pista hasta encontrar una bifurcación. Pensabamos que aquí mismo estaba el despoblado morisco de Saltes, pero debemos ir unos metros hacia la derecha para encontrarlo. La sensación es que lo tienen bastante abandonado.
A la izquierda tenemos el nevero de Dalt, el barranco y la sierra que están encima del Corral de la Retura.
Y andando, sin prisa pero sin pausa, vamos alejándonos de la pinada que desaparece paulatinamente. De frente la sierra de Alfaro y la Serrella.
Surgen pequeños campos de cereal reverdeciendo y ejemplares de carrasca, primero de forma esporádica hasta internarnos poco a poco en un bosque de dicha especie. Grandes árboles, sobre todo un ejemplar en el borde la de pista, enorme.
Y después de varias curvas, vemos en la explanada, el despoblado morisco de la Capaimona- Sin palabras. Como telón de fondo la imagen pétrea del Benicadell.
Nos acercamos primero a ver la higuera, situada entre la casa y la mezquita, su tronco retorcido, leñoso, añoso... A su lado un nogal, a cuya sombra un par de ramas desgajadas de la higuera sirven de perfectos bancos para una deliciosa parada.
En el interior de la vivienda, da pena ver como ha quedado esta inmensa casa de labranza, otrora llena de gente trabajando, de vida. El silencio la invade y en ella se refleja nuestra propia historia, la forma de subsistir de nuestros ancestros.
Y después de merendar nos decidimos a abandonar este mágico enclave. Llevábamos años deseando ver la higuera con hojas y no pasar calor. Hemos conseguido el primer objetivo, pero, el segundo, a medias, porque en octubre casi siempre suben las temperaturas a mediodía. Todavía llevamos una botella de agua congelada para conservar fresca la otra y nos quita la sed mejor.
Girándonos para ver su porte le decimos adiós.
Por la derecha tomamos una senda que nos conduce por la zona llamada el Coco. En el recorrido desechamos un par de cruces a la izquierda que nos llevarían de nuevo al barranco de Malafí. Proseguimos hasta la carretera CV 713. A la izquierda y tan solo un par de kilómetros para llegar a Tollos, pero no en llano, hay un exigente puerto antes de llegar al pueblo. Un ciclista que nos pasa tiene dificultades para ascender, le ha pillado de improviso y debe bajarse de la bici para poder superar su inclinadas rampas.
Y llegamos a Tollos, el pueblo más pequeño de Alicante. Entramos para visitarlo y ver si tienen un bar para tomar unas cervezas, pero no hay suerte.
Volvemos por las callejuelas a la carretera y encontramos el inicio del PR CV 168 que recorre todo el barranco de Malafí, llegando a Petracos, y por Castell de Castells, Famorca y Facheca regresa a este punto.
Regresamos por el lateral de la carretera hasta donde hemos aparcado el coche, viendo el inicio de la ruta por la loma de la sierra de Alfaro. Punto final a una larga e interesante ruta.
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