Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

sábado, 1 de julio de 2017

RÍO CHÍCAMO(1)- DEL CASERÍO DE LA UMBRÍA AL DEL PARTIDOR, BAD-LANDS

                                                                                              (2-EL CAJER)

UN RÍO CON CAUDAL EN UNA ZONA ÁRIDA DE MURCIA


FICHA TÉCNICA-
Día: 1/07/2017
Participantes: Julián y Lourdes.
Tiempo estimado: 4 horas y media.
Distancia: 17 km.
Desnivel: 477↑↓
Dificultad: Media-Baja.
Rutas marcadas: http://www.murcianatural.carm.es/c/document_library/get_file?uuid=b9b1f16f-d84b-47be-bb39-e0069c1c0ef8&groupId=14
Como llegar: Por la autovía a Aspe, salida al pueblo, pero en la primera rotonda giramos hacia Hondón de las Nieves, rectos hasta Hondón de los Frailes, la pedanía de Barbarroja y en unos 2 km. tomar un desvío a la izquierda(no el de Cañada, el siguiente) para entrar en la MU 9-A y recorrer unos 5 km. hasta encontrar una explanada a la izquierda.
Wikiloc: https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=18472817
ITINERARIO: 
Explanada en la MU 9-A, entre Barbarroja y Macisvenda - Puente - Charca de Fartets - Cantera - Cima - Caserío de La Umbría - Casa Cutillas - Paraje de los Aviones - Río Chícamo - Casa Cueva - Casas cuevas turísticas del Agudo y del Chícamo - Bad Lands - Casa Cueva - Cruce a la pedanía El Tollé - Azud del Partidor - Pedanía El Partidor - Azud y partidor - Cruce a la pedanía El Tollé - Casa cueva - Bad Lands - Casas cuevas turísticas del Agudo y del Chícamo - Casa cueva - Caserío de la Umbría - Paraje de los Aviones - Casa Cutillas - Cantera - Poza de Fartets - Puente - Explanada.



Las tierras de Abanilla se caracterizan por su extrema aridez, lo que ha motivado que esta comarca sea conocida como la Palestina murciana. Las sedientas margas que configuran el paisaje, con sus cárcavas (socavones producidos en rocas y suelos de lugares con pendiente a causa de las avenidas de agua de lluvia) y terrenos desolados, nos hacen pensar que los Bad-lands o malas tierras son un inhóspito desierto.























Pero en todo desierto encontramos un oasis. En este caso el río Chícamo, que nace en la pedanía de Macisvenda con un curso permanente de agua que se rodea de un frondoso cordón vegetal como pinos, palmeras datileras, tomillo, tarays, juncos, adelfas.. resistentes a la sequía.
Los fartets, una especie de pez en peligro de extinción y cuya presencia es única en todo el continente, es sin duda lo más destacable de su fauna.
El río es parte de un gran sistema de humedales y ramblas, por ejemplo las de Mascosa y Zurca, de las que recoge agua para su constante caudal.
Un sendero de fácil recorrido, combina paisajes áridos, “Bad-Lands”, con un precioso cañón en el que es necesario caminar por el lecho del río debido a lo angosto del tramo, las paredes verticales del desfiladero del Cajer.


RUTA:
Comenzamos desde una explanada en la que aparcamos. Tomamos el sendero que nace al lado para dirigirnos hacia la charca de fartets, en ella vive una especie de pez en peligro de extinción y cuya presencia es única en todo el continente. La imagen semeja el oasis en mitad del desierto.



En el primer cruce giramos a la derecha para hacer el trayecto que transcurre por la sierra en primer lugar y el regreso por el cauce del río Chícamo lo dejamos para la vuelta. A la derecha tenemos la sierra del Cantón. A  nuestra izquierda una cantera de arcilla. 














Giro a la izquierda y en un campo a través, por medio de campos abandonados, avanzamos hacia el cordal.



Vamos ganando altura hasta llegar a una pequeña cima. Desde el alto podemos observar el barranco por el que discurre el río Chícamo en toda su extensión. Desde su nacimiento, pasando por la zona de El Cajer y continuando por un paisaje árido hasta que tributa sus aguas al río Segura. Como telón de fondo la altiva cima del Agudo.
Por la crestera descendemos campo a través, usando sendas difusas creemos que de cazadores, para salir al sendero principal marcado con hitos. Tomamos hacia la izquierda el ramal para transitar por un camino rural con bancales de almendros y olivos en el lateral.





Por él descendemos hasta un carretil asfaltado que nos sitúa en el caserío de La Umbría.
Oímos el sonido del río Chícamo, un inesperado cauce con agua en mitad de este paisaje desértico.
Hay previsiones de lluvia, pero el día tan despejado nos invita a alargar la ruta hacia abajo para conocer la zona de Bad lands. Como metereologos no tenemos precio. A la derecha.

Caminamos paralelos al río dejando una casa cueva a la derecha. El trayecto nos hace vadear el Chícamo en multitud de ocasiones, ayudados de las piedras conseguimos cruzar sin mojarnos y sorprendidos del caudal que lleva un 1 de julio.



A la derecha hay un cartel que indica Cuevas turísticas y subimos a verlas. Blancas, resplandecientes y sin saberlo damos con un enclave básico en esta ruta, conocer su existencia nos librará de un buen chapuzón, pero eso es a la vuelta.
Y llegamos a la zona de los Bad Lands, grandes barrancos y colinas formadas por la erosión y desgaste del viento,  la lluvia que ha esculpido en las margas caprichosas formas. Cárcavas, surcos, barrancos sin apenas vegetación.

























Parecen haber sido peinados con esmero y mucha laca para posar en las fotografías. 

























Vemos hacer su aparición las primeras nubes, la previsión es de lluvia al mediodía, pero para esa hora estaremos en el coche y en Murcia imposible, por eso este paisaje tan árido.















Caminamos disfrutando de las diferentes formas esculpidas en la roca, de la cantidad de agua que baja el río Chícamo, sorprendente. 

























Y con estampas que semejan un oasis en mitad del desierto llegamos al lado de una casa cueva y un canal. Aquí está el cruce que nos llevaría por la derecha a la pedanía de El Tollé. La desechamos para continuar siguiendo el curso del río.



Pero cual es nuestra sorpresa que desaparece el caudal. A nuestra derecha el gran Azud del Partidor recoge el agua y con un canal la envía alta. Apenas unas gotas se escapan de la presa.

Al fondo vemos las primeras casas de la pedanía de El Partidor.
Nos dirigimos hacia allá, pero ante la visión de un cauce tan seco y tanta aridez nos damos la vuelta para subir hacia el Azud. 
























Al ganar altura podemos ver el canal y las esclusas que se pueden abrir cuando hay demasiado agua dentro de él.

Y llegamos a la altura de la presa. Miramos si podemos volver por el lateral pero está el paso cerrado por la maleza.

 

Y cuando nos damos la vuelta para regresar por el mismo itinerario nos damos cuenta de lo oscuro que se está poniendo el día. 
Vamos un poco deprisa, pero sin suponer la que nos venía.

























Conforme avanzamos se ven unos nubarrones más negros hacia el Norte.
























Nos cruzamos con varios ciclistas y sentimos las primeras gotas de agua.

























Tenemos suerte, vamos a buscar el resguardo del tejadillo de la cueva del Agudo. Al principio aprovechamos para beber agua de pie. Decidimos sentarnos y almorzar.

























Se alarga la tormenta de rayos y estruendosos truenos, hace tiempo que no habíamos oído semejantes estallidos. Pensamos en la posibilidad de llamar a la casa rural y reservar habitación en la cueva.
























Casi una hora debemos estar bajo el techado viendo y oyendo la lluvia en Murcia un 1 de julio, increíble e irrepetible.

























Cuando parece que escampa aprovechamos a retomar la excursión viendo la cantidad de agua que trae el río.

En algunos tramos el sendero está inundado,  las adelfas y juncos nos mojan al pasar a su lado. La temperatura no ha bajado mucho, sobre los 20º.

























Llegamos al tramo en que el río se encajona, vemos que el sendero se ha convertido en un río, y lo mas preocupante es que todavía está el día tormentoso. Dudamos, la razón nos dice que no debemos internarnos en el cauce, pero estará precioso con tanta agua. La prudencia se impone porque una crecida puede aparecer de imprevisto y lo que es un barranco sin peligro, puede convertirse en una ratonera en segundos.

























Decidimos volver por el mismo sitio, el día sigue bastante encapotado. Sin llegar al collado, detrás de la cantera, comienza otra tormenta de rayos y truenos que nos hace llegar al coche como chipas. Menos mal que llevamos ropa para cambiarnos y una vez secos como nuevos. Volveremos pronto a terminar la ruta pendiente. 

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