Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

sábado, 19 de enero de 2013

EL BIERZO LEONÉS



Información del Bierzo.

ALREDEDOR DEL TELENO (2.188 m.)

DÍA: 19/01/2013

Las predicciones meteorológicas son adversas, hay una ciclogénesis cuyo centro de actividad irá desde Galicia hacia el Este. Tampoco ayuda que los Montes Aquilianos estén a 750 km. de Elche. Así que salimos con proyectos alternativos. Si podemos subiremos al Teleno desde Corporales, y si no, intentaremos  la subida desde el mismo puerto de Morredero.
El viaje perfecto, poca lluvia, poco viento. En la meseta castellana está un día fresquito pero con cielos muy azules, marca unos 4º. Pero cuando pasamos por Tordesillas comenzamos a ver alguna nube, no será nada, pensamos. Al rato comienzan a caer unas gotas, no es mucho pero ¿como estará el día a 2.000 metros? Avanzamos y sigue goteando así que decidimos parar en La Bañeza a esperar que escampe. Son las 13 horas. Están de celebración de San Antón, rifan un cerdo. Compramos un paraguas que nos hace más falta y picamos algo. Cesa la lluvia y como el día ha quedado claro decidimos ir a la aventura. Queremos ir a Ponferrada atravesando el puerto de Morredero. 
Al fondo la Sierra del Teleno oculta entre la niebla.
Vamos hacia Castrocontrigo y de allí a Corporales. El camino es precioso, estamos rodeados de montañas. A nuestra izquierda, la Sierra de la Cabrera, a la derecha la Sierra del Teleno y los Montes Aquilianos y nuestro objetivo el Teleno (2.188 m.), que en este momento está totalmente cubierto. Nos caen unas gotas de agua-nieve, pero continuamos. No será nada. Las vistas son relajantes, acompañados del río Ería, tapias, arboles, montes, naturaleza, pueblecitos totalmente integrados en el paisaje, nos recuerda  Irlanda. El paraíso.
Sobrepasamos el último pueblo, Corporales, y continuamos. Ha parado de llover y tal vez tengamos suerte y podamos andar. Pasamos los 3 km., en los que teníamos previsto el comienzo de la ruta, pero como creemos que no nos da tiempo dado lo avanzado del día, decidimos subir al puerto de Morredero y desde allí caminar hacia el Este hasta el pico Teleno.
Pero la realidad nos abre los ojos. Ha quedado nieve en el asfalto, - 3º, sin ninguna huella de coches anteriores, e imposible avanzar sin cadenas. Damos la vuelta abandonando el riesgo, nuestras aventuras son siempre con red. 
Además, nuestro lema es semejante al de la Infantería española, nunca retrocede, da la vuelta y continúa adelante. El Teleno estará decepcionado, pero que nos espere para una próxima visita. No te muevas que volveremos. 

Lo malo es que para ir a Ponferrada debemos regresar por el mismo sitio. Ideamos el plan B, paramos en recodos preciosos. Damos un paseo por el pueblo de Morla de Valdería, donde tienen unos inmensos castaños, con un sendero para contemplarlos. Después del rodeo nos dirigimos hasta Astorga y desde allí a Ponferrada a ver el castillo.

El Sil, el Castillo de los templarios y torre de la Virgen de la Encina.
Pero sus  horarios  tan limitados nos lo impiden, apenas son las 6 y cuarto y ya han cerrado. Nada, ducha y a cenar y pasear por el pueblo. Hace frío, de los 16º de la salida en Elche a unos 0-2º. Nosotros sentimos frío, pero los bercianos también, apenas hay gente por los bares ni restaurantes del centro.










LAS MÉDULAS Y EL VALLE DEL SILENCIO

Día: 20/01/2013



  • Primero visitamos las Médulas. http://www.lagosumido.com/rutas.html.  El recorrido es de unos 6 kilómetros y tardamos alrededor de 2 horas. Nivel medio-bajo.
Hemos madrugado para aprovechar el día. Desde Ponferrada pasamos por Carucedo hasta llegar a Las Médulas. Pasamos al lado del Castillo de Cornatel, asentado en una elevada montaña en la antigua carretera de Orense. Fue un punto fortificado esencial para la comarca. Su historia se vincula a importantes miembros de la nobleza leonesa y, posteriormente, a la Orden del Temple, igual que el castillo de Ponferrada. 

Aparcamos en lo alto del pueblo de Las Médulas. Hay una valla. Al lado de un puesto de venta de productos típicos, cerrado, y  del mesón Agoga nace la senda de Valiñas. Dado que el día está nublado tomamos el ramal que a su izquierda pone recorrido corto a la Cuevona con el fin de no irnos sin ver nada. Entre robles, nogales, castaños inmensos, retorcidos y agujereados algunos, por los años que llevan flanqueando la senda, llegamos en apenas media hora a la abertura de la Cuevona. Los tonos naranjas eléctricos y las formas redondeadas y picudas en mitad del monte son sorprendentes. Al lado está otra oquedad denominada la Escondida. 

Estamos solos entre la inmensidad de las paredes, cavidades, balsas de agua.. que rezuman historia. En época de los romanos se aplicó el sistema de inundación llamada "ruina montium", que consistía en cavar galerías en el interior de los montes y soltar por ellos agua a presión para que se desmoronasen y el oro saliera de su interior. Venía el agua de  las galerías excavadas desde los montes Aquilianos, en la cara norte desde el Valle del Silencio, y en la falda sur desde la Cabrera Baja.
Decidimos seguir la senda circular y desde allí por el Camino del Mirador subir a ver las peñas holladas desde la altura. 


Seguimos entre enormes castaños hasta llegar a la Fuente de Viviana, de la que apenas mana agua. Empezamos a subir por un bosque precioso de acebos, castaños jóvenes, en medio se  conserva aislado algún ejemplar imponente de adulto que ha podido soportar el paso del tiempo.
Desde el Mirador de Orellán.

Conforme vamos ascendiendo comienzan a caer unas gotas, no será nada, pensamos. Enlazamos con una senda de tierra, que queremos recorrer hacia la derecha por todo el perímetro del Parque para llegar a Yeres. Ahora vamos a la izquierda a visitar el Mirador de Orellán. La vista es espectacular, pero el día nos vuelve a sorprender: agua-nieve. Sacamos unas fotos, cambiamos los planes y vuelta al pueblo. Bajamos por el Camino del Mirador donde llueve, caminamos deprisa, con precaución  porque podemos resbalamos con la hojarasca y después de pasar por la Fuente de Viviana, a la izquierda continua el camino que entre grandes castaños nos lleva hasta la valla de inicio.
  • El agua-nieve nos ha hecho bajar y son poco más de las 10 de la mañana, así que decidimos ir a conocer el pueblo al que ayer no pudimos llegar, Peñalba de Santiago, sito en el Valle del Silencio.
Son apenas 20 km. pero con muy mala carretera. Desde Ponferrada se cruza el río Bouza, al lado tenemos un puente románico. Tomamos el cruce a la derecha. 
Montes Aquilianos.
Entre viñedos plantados en las colinas llegamos al pueblo de San Esteban de Valdueza, queda a la derecha. Nosotros tomamos rumbo a la izquierda. Enseguida sobrepasamos una enorme casa de madera, con un patio y balconada cayendo a él, impresionante. Y la carretera se convierte en un angosto paso hacia la cabecera del río Oza. 
Atravesamos el pueblo de Valdefrancos, conserva las edificaciones tradicionales y está rodeado de huertas plantadas con berzas y una preciosa iglesia con la típica torre acabada en espadaña.
Y seguidamente, llegamos a San Clemente de la Valdueza, pequeño pueblo en el que atravesar sus calles es dificultoso por su estrechez. Sólo puede transitar un coche y con cuidado.  
Desde aquí la serpenteante carretera va ganando altura al lado del río Oza. Pocos coches circulan pero nos ha tocado cruzarnos con una loca con un Renault 4 naranja y lo hemos pasado mal. El valle está dominado por frondosos  bosques de robles, abedules, castaños, con el caudaloso río Oza corriendo por su interior, cascadas que surgen por todos los rincones. Al lado de la carretera caen torrenteras de agua.
Pueblecitos donde parece haberse parado el tiempo: el Valle del Silencio.
Peñalba de Santiago fue declarado Conjunto Histórico Nacional en 2008, pero a pesar de que su fama le precede el "OOOOOOH" es inevitable. Precioso rincón con tejados de pizarra, piedra caliza y madera, que escoltado por los Montes Aquilianos o "nidos de águilas" nos sobrecoge. Se aparca al principio del pueblo. Un impresionante mirador nos muestra las montañas circundantes cubiertas de nieve y nubes tapando sus cimas, que amenazan con bajar.
 
Pasear por el pueblo es volver a otra época, con sus calles empedradas, sus casas con balconadas de madera en forma de corredor, los tejados de pizarra, las perfectas chimeneas, la entrada de piedra del bar... Y también alberga una joya mozárabe del siglo X, la iglesia parroquial de Santiago. Tenemos suerte está abierta y se puede visitar. Hubo un gran monasterio fundado por San Genadio, pero durante los siguientes siglos éste se abandonó y las piedras fueron utilizadas para construir las casas que dieron origen al pueblo, solo queda la pequeña iglesia.   Está formada de una espadaña. La nave principal con planta de cruz latina con dos pequeñas capillas laterales, conserva restos de pinturas originales en sus paredes. Lo que más sobresale es la puerta de entrada con doble arco de herradura sostenido por tres columnas de mármol, en el exterior.
Es un placer contemplar la iglesia y el pueblo desde todos los ángulos teniendo como inmejorable fondo las cumbres blanquecinas de los picos de la Aquiana o Guiana, Silla de la Yegua, Pico Tuerto, Berdiainas, Morredero, el Tesón,  la Sierra del Teleno.... que alcanzan los 2.000 metros de altura.

Pensamos en quedarnos a comer, pero el día está amenazador, y Julián no puede arriesgarse a quedar incomunicado, así que decidimos bajar y.... para olvidar penas ir a comer al Palacio de Canedo. Muy recomendable por el edificio rehabilidado con mucho gusto y por su cantidad y calidad en la comida. Es mejor ir sin desayunar, y sin cenar el día anterior, por lo menos... Volveremos a perdernos por el Bierzo Sur para recorrer sus sendas y caminos.

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