Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

sábado, 18 de agosto de 2012

PIRINEOS: MACIZO DEL VIGNEMALE (2)


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  • 2º DÍA- REFUGIO DE RESPOMUSO-REFUGIO DE WALLON.

  • 18/08/2012
  • Duración: Ida 5.47 h . Desnivel:  1.268 m. Distancia: 12 Km.
  • Altura mínima : 1.865m. del refugio Wallon - Altura máxima: 2.706 m.en el collado del Cambalés. 

  • La ruta del día en rojo.
    Marcadou-Wallon, en Cauterets. Es un refugio situado a 1.865 m. en el  Valle de Marcadau, en la confluencia de los barrancos provenientes del Col de la Facha, del puerto de Marcadau y del Col d'Arratille. Es un gîte d'etape o refugio, en francés, situado en una zona privilegiada del Pirineo, pero con grandes deficiencias de aseo y sanitarios. Sin  tener en cuenta el escaso conocimiento culinario del personal a su cargo.










  • ITINERARIO: Refugio de Respomuso-Ibón de las Ranas -Ibón del Coso-Ibón de Campo Plano-Collado de la Piedra de San Martín-Desvío a la derecha-Collado de Cambalés-Lac de Cambalés-Lac Pernod-Lac d'Opale-Refugio de Wallon-Pont d'Estalounqué-Pont du Cayan-Refugio de Wallon.







  • RUTA
    En vez de hacer nuestra ruta por el Collado de la Gran Facha, que es el recorrido más frecuentado,  decidimos realizarla por el Col de Cambalés y sus lagos.
    En ruta.
    Javier sugiere el cambio y a todos nos parece bien la idea, máxime cuando no hemos hecho ni uno ni el otro recorrido. Iniciamos nuestra marcha siguiendo las marcas rojas y blancas de un camino situado a la izquierda del refugio de Respomuso, dirección sureste. Dejamos a nuestra izquierda el pequeño refugio de Alfonso XIII o refugio de Piedrafita y, justo después de pasar junto a un cartel que indica que la dirección que llevamos conduce también al collado de Piedrafita y al Ibón Terrabay, el sendero comienza a descender hasta un arroyo que remontamos por su orilla izquierda.
    
    Dejamos atrás el refugio de Respomuso y su ibón.

    Bonito  paisaje con el Gran Facha.
    .
    Enseguida llegamos a la altura de una presa y de un puentecito de hormigón, lo cruzamos para pasar a la otra orilla. Tomamos la senda de la izquierda y continuamos remontando el arroyo, ahora lo bordeamos por su orilla derecha. Llegamos así hasta un cartel en el que aparece escrito Gran Facha y refugio Wallon. Llevamos, pues, la dirección correcta. Las vistas a las grandes cumbres son espléndidas, a nuestra izquierda el Pico Cristales (2.889 m.), por la derecha el enorme cono de la Gran Facha (3.005 m.) y el Ibón de Campoplano, situado a continuación del Embalse de Respomuso.
    Un nuevo ibón, el del Coso.

    A partir de este momento el camino comienza a ascender, se bifurca, si queremos  alcanzar los ibones de la Facha (2.517 m) y  el pico del mismo nombre debemos dirigirnos a la derecha, pero nosotros seguimos bordeando el  ibón de Campo Plano por la derecha y  comenzamos el ascenso girando un poco a la izquierda (N.E.) y en zigzag vamos avanzando comodamente hasta situarnos por  el  HRP (Haute Randonnée Pyrénéene), en el Collado fronterizo de la Piedra de San Martin (2.295 metros), muga 312.
     
    
    Espectacular imagen: Ibón de Campo Plano.

    El terreno herboso ha dado paso a un canchal de enormes piedras y rocas. Entramos en zona francesa y tenemos un desvío balizado a la derecha. Este collado esta escoltado por dos atractivos picos que casi llegan a los tres mil metros el Cambalés y el Cristales.

    En pleno ascenso.
    Nos han seguido unos muchachos que  se han equivocado  les indicamos que para ir a  la Gran Facha deben volver al llano de Campo Plano y desde el centro del ibón ir hacia la izquierda.
    Nosotros seguimos un poco rectos  y en las primeras indicaciones hacia la derecha, si continuaramos rectos bajariamos a Francia, a Aste. Comenzamos la subida por una exigente y pedregosa ladera, dejando a nuestras espaldas el Cristales y el Balaitus.
    Nos elevamos con facilidad entre las hermosas paredes ganando altura, abajo se queda un pequeño lago y enfrente la fascinante y agreste verticalidad de los picos que componen esta muralla montañosa. Con unas zetas superamos la empinada torrentera final y culminamos el estrecho Col de Cambalés (2.706 m.) máxima altura de esta jornada.
    Subiendo al collado de Cambalés.
    El Pic del mismo nombre, se encuentra detrás de estas paredes, a nuestra derecha,  con sus 2.965 m. y en la izquierda del collado, la bonita mole del Peyregnets de Cambalés (2.822 m.).
    En el collado decidimos almorzar. Nos hacemos unas fotos y vemos al otro lado un bonito valle al que vamos a ir bajando, con múltiples ibones que embellecen el paisaje. Y detrás el imponente Balaitus se yergue entre las demás cumbres.
    En el collado de Cambalés.
    Pese al caos de grandes piedras y bloques la senda es evidente, y guiados por los mojones vamos descendiendo pegados a las verticales paredes de la derecha. Mirando hacia atrás vemos asomarse a nuestras espaldas el Pic de Cambalés.
    Descenso a los lagos de Cambalés.
    Nada más iniciar el descenso nos encontramos con dos montañeras navarras que vienen desde el Refugio de Marcadau-Wallon  y con las que nos encontraremos a la noche. Cenaremos con ellas, en la misma mesa.
    Ovejas francesas.
    Inicialmente el descenso discurre por una pedregosa y horizontal senda. Los derrumbes han sido muy comunes en esta zona después del deshielo y hay que ir con cuidado para no perderse, aunque existen numerosos hitos de piedras que te indican el camino a seguir. Cruzamos el barranco hacia la izquierda y allí encontramos la senda. 
    Primer lago.
    Poco a poco nos vamos acercando a los lagos de Cambalés. Los primeros son pequeños, escalonados y conectados entre sí. Lógicamente, el siguiente es más grande y extenso que el anterior y alguno de ellos todavía cuenta con un nevero.

    El recorrido se va suavizando, la senda camina al lado de los últimos lagos y cada vez que miramos atrás nos damos cuenta de lo mucho que hemos bajado desde el collado y el desnivel existente. 

    A medida que avanzamos el valle se abre, aumenta el número de cascadas y al fondo ya comenzamos a apreciar la mole del impresionante macizo del Vignemale y del resto de hermanos que tiene a su alrededor. Seguimos descendiendo cerca de bonitas cascadas y al final del valle distinguimos la senda que viene del Collado de la Facha y que un poco antes de llegar al Refugio de Marcadau-Wallon se unirá a la nuestra.
    Progresivamente el terreno se torna más herboso. Ejemplares de pino negro comienzan a salpicar el paisaje y a la sombra de dos de ellos, entre un hilillo de de agua que corre, nos sentamos a comer y reponernos. Un grupo de extranjeros pasan por la senda en dirección contrario. Los veo demasiado agobiados y desconozco si llegarán muy lejos. Nosotros estamos fresquitos, con los pies en el agua, y unas buenas viandas.
    El calor aprieta, pero ya estamos muy cerca del objetivo. Continuamos el descenso y pronto nos adentramos en un bosque de pino negro. Los ejemplares aumentan de tamaño, algunos de ellos son colosales, lastima que algunos están secos, aludes, rayos y nevadas han derribado varios. Abajo queda una ermita de un feo estilo pirenaico francés y por la afluencia de gente en los alrededores se intuye que el refugio se encuentra cerca. 

    Enseguida apreciamos que en el fondo del valle está el Refugio de Marcadau-Wallon (1.865 m.)  El lugar es precioso. A su lado discurren las aguas del río Marcadau. 
     
    Nos presentamos en el refugio y enseguida nos damos cuenta que tiene pocos lujos. No hay duchas, solo un grifo de agua potable y a la pregunta de donde está el water nos dicen que es lo más grande que tienen, señalando por la ventana el campo abierto, lo tenemos delante. 

    A las protestas de Chus, indican que en el segundo comedor al final del pasillo hay uno, pero no todo el mundo lo conoce. ¡Que lujo!. No es que pidamos nada del otro mundo, pero al menos un sitio para lavarse sí que podría existir en este tipo de refugios. La verdad es que no termino de comprender. Con la gente que pasa por sus habitaciones a lo largo del todo el verano podría esmerarse un poco. Además, el agua no les falta porque la tienen a unos metros y mucha. Bueno, al menos el paisaje es precioso y uno se puede perder en estos lugares ya que se alcanza un paz de espíritu increíble. Pasar unas horas alejado del mundanal reconforta. Parece imposible que se pueda vivir sin televisión, internet, facebook y compañía y la verdad es que se puede conseguir. Eso es de agradecer.

     Al lado de lo que es el refugio vemos la senda que llega de la Gran Facha, la ruta que en principio teníamos previsto tomar cuando planificamos el viaje, aunque luego optamos por conocer  el collado de Cambalés. Ese trayecto lo dejamos para otra ocasión, con la subida al Gran Facha como objetivo.
    Ermita al lado del refugio.

     La ermita que existe al lado del refugio no resulta muy atractiva. Sorprende su estructura en un sitio tan impresionante.
    Vista del refugio.

    Mientras el resto de la expedición aprovecha para darse un baño en el río y descansar sobre la hierba Lourdes y Julián continuamos la ruta por el valle de Marcadau hacia el Plateau du Clot y pasando por los puentes Estalounqué y Cayan (desde este último parte  la ruta de los lagos, que recorre el Lago Nère, el Pourtet,  entre otros, unas 6 horas). 

    Nosotros damos la vuelta y regresamos. El sendero es precioso y en las dos horas que estamos caminando disfrutamos de un  paraje espectacular  y fuentes de agua muy fresca. Regresamos al refugio, nos lavamos en el río y tomamos posesión de nuestros aposentos. Habitación para tres personas. Nos toca dormir con Javier, mientras que Chus, Nieves y Vicente están en la otra. 

    A las siete de la tarde toca literalmente la campana y todos a cenar. Baja la calidad. Sopa de verduras. Pasta parecida a la fideuá acompañada de carne de dudosa procedencia, menos mal que el trozo de queso y el bizcocho de chocolate están buenísimos. Hay que comer, tenemos que reponernos, pero me río de la “nouvelle cuisine” francesa.
    Al lado del pino negro retorcido.
     
    Después, reposamos y hacemos tiempo hasta la hora de dormir charlando junto a un hermoso pino negro, retorcido, abatido por los vientos, casi en posición horizontal que ha soportado el paso del tiempo y ahora nuestro peso. Un grupo de montañeros, dos chicos y dos chicas, se lanzan al agua del río desnudos sin importarles mucho las frías aguas del Marcadau, ni los mirones.
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