SEGUNDA ETAPA: DEL REFUGIO DE CONANGLES A VIELHA
FICHA TÉCNICA-
Día: 10/08/2015
Participantes: Nieves, Chus, Javier, Julián y Lourdes.
Tiempo estimado: 8 horas.
Distancia: 19 km.
Dificultad: Media-Alta.
Punto de inicio: Desde el refugio de Conangles por el Port de Vielha hasta Vielha.
Wikiloc: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=10900033
ITINERARIO:
GR 11 - Refugio de Conangles - Hospital de Vielha - Gravera - Espitau - GR 211-5 - Camin der Espitau - Port de Vielha - Tuc deth Port de Vielha - Canal deth Port de Vielha - Dos bocas de túnel - Restos de Bunker - Palanca deth Pontet - Cabana deth Pontet - Camin deth Port - Vielha.
El Camino Natural del Port
de Vielha retoma un viejo paso natural empleado desde antaño como vía
de comunicación entre las comarcas de Arán y La Ribagorza. Este paso ancestral, marcado con las señales del GR-211-5, es recorrido cada 22 de
mayo en la tradicional Romería de Santa Quiteria, festejando así la
retirada de las últimas nieves que permiten atravesar el puerto.
El punto de inicio del Camino es la
boca Sur del “túnel de Vielha” en la nacional N-230, donde a un lado de
la carretera se ve el refugio de Conangles, y se encuentran los carteles
que indican el inicio de la senda que, durante 11 kilómetros recorre el
paso con un fortísimo desnivel, hasta alcanzar la población de Vielha,
visitando algunos de los ecosistemas más característicos del Pirineo
Catalán.
RUTA:
Después de una noche reparadora
emprendemos con nuevos bríos la segunda etapa que nos llevará por un
ancestral paso que usaban los vecinos del valle de Arán y del valle de
la Ribagorza para mantenerse comunicados e intercambiar productos. El paso por el Puerto de Vielha.
Iniciamos la senda con las primeras luces del día. Está soleado. El camino al principio es en ligera subida entre un bosque de hayas y vamos despertando poco a poco.
Iniciamos la senda con las primeras luces del día. Está soleado. El camino al principio es en ligera subida entre un bosque de hayas y vamos despertando poco a poco.
Pasamos por los edificios del Hospital de Vielha y la Gravera y unos perros nos ladran. A continuación, las casas de Espitau y se ve la boca de entrada sur del túnel de Vielha. Surge la desviación a la derecha, hacia el refugio de la Restanca por el GR 11.
Nosotros proseguimos de frente, por el GR 211-5, en suave ascenso pasando el túnel por encima para situarnos a su izquierda. Es el Camin der Espitau o Camino Natural del Port de Vielha que asciende la ladera.
Al principio se transita por una ancha pista en la ribera
del río Noguera Ribagorzana, dejando un desvío a la derecha. Justo antes de emprender
el ascenso por la ruta de alta montaña se ve el comienzo de un hayedo.
Se identifica este desvío hacia la derecha por un mojón de piedras y la señalización de Gran Recorrido (GR) 211-5, que marcará todo el camino..
Se identifica este desvío hacia la derecha por un mojón de piedras y la señalización de Gran Recorrido (GR) 211-5, que marcará todo el camino..
Posteriormente, se alcanza un poste donde es preciso girar a la izquierda para adentrarse en la franja de pinos que acompaña la fuerte subida entre bloques de piedra. Zigzagueando se
llega a otra indicación del Camino Natural que asciende por una
pendiente más suave, hasta alcanzar aproximadamente los 1.800 metros de
altitud.
Los rayos del sol van inundando el valle y los picos van mostrando sus colores blanquecinos y ocres de los riscos desnudos.
Hacia el Oeste tenemos las primeras estribaciones de la cordillera Maladeta-Poset, la Tuca de Molieres, de Sanset, del Mich de la Tallada... y refulguen con la luz las cascadas blanquecinas que se precipitan al valle.
Los rayos del sol van inundando el valle y los picos van mostrando sus colores blanquecinos y ocres de los riscos desnudos.
Hacia el Oeste tenemos las primeras estribaciones de la cordillera Maladeta-Poset, la Tuca de Molieres, de Sanset, del Mich de la Tallada... y refulguen con la luz las cascadas blanquecinas que se precipitan al valle.
Cruzando un arroyo, se dejan atrás los últimos pinos
negros que resisten las duras condiciones de la montaña.
A partir de aquí el paisaje estará poblado por los pastos que habitan grandes altitudes. De nuevo un ascenso rocoso nos lleva a girar a la derecha para cruzar un arroyuelo y llegar hasta la boca de unos antiguos túneles. Después de un par de fotos nos reagrupamos siguiendo las marcas del Camino Natural.
Pronto aparece la silueta de una edificación que podría ser un búnker a 2.205 metros de altitud.
Admirando la grandiosidad de las montañas pirenaicas, hacia el Este contemplamos los Montes Malditos, surgiendo poco a poco nuevos picos.
Se continúa el trayecto rodeados de pastos en una subida moderada hasta alcanzar el Collado de Toro. En este punto, el sendero tuerce a la derecha, avanzando por un tramo de grandes bloques de granito que se deben superar para llegar al Collado del Port de Vielha, enclavado a 2.423 metros de altitud.
A partir de aquí el paisaje estará poblado por los pastos que habitan grandes altitudes. De nuevo un ascenso rocoso nos lleva a girar a la derecha para cruzar un arroyuelo y llegar hasta la boca de unos antiguos túneles. Después de un par de fotos nos reagrupamos siguiendo las marcas del Camino Natural.
Pronto aparece la silueta de una edificación que podría ser un búnker a 2.205 metros de altitud.
Admirando la grandiosidad de las montañas pirenaicas, hacia el Este contemplamos los Montes Malditos, surgiendo poco a poco nuevos picos.
Se continúa el trayecto rodeados de pastos en una subida moderada hasta alcanzar el Collado de Toro. En este punto, el sendero tuerce a la derecha, avanzando por un tramo de grandes bloques de granito que se deben superar para llegar al Collado del Port de Vielha, enclavado a 2.423 metros de altitud.
Se
corona así el punto desde donde se aprecia muy bien
el pico Aneto, escondido entre otros grandes macizos como el pico
Forconada y el Fechau. Asomándonos a la otra vertiente aparecen
las montañas que vigilan el Valle de Aran. Nos desagrupamos. Dos subimos hacia la derecha para encaramarnos al Tuc del Port de Vielha, queremos ver con más claridad el cordal más alto del Pirineo, y el resto continuará el descenso poco a poco.
El ascenso es por un sendero herboso al principio y después existe un pequeño paso pedregoso que sin ninguna dificultad nos sitúa en el Alto o Tuc del Port de Vielha.
Vistas panorámicas hacia el Sur, al embalse de Baserca, a los Besiberris y el trayecto recorrido hoy por nosotros. Hacia el Este, el ibón de Redón. Hacia el Norte, se ve perfectamente el pueblo de Vielha, en la hondonada, enclavado entre verdes montañas. Y al Oeste, surgen los colosales picos más altos de los Pirineos, con el Aneto en cabeza. Fabuloso emplazamiento para contemplar los Montes Malditos.
Después de las fotos y la admiración por las panorámicas tan maravillosas que se tienen desde aquí. Siempre se disfrutan de las mejores vistas desde las cumbres.
Bajamos poco a poco disfrutando de las vistas con las que hoy tenemos la dicha de ser protagonistas en primera persona. Merece la pena este último esfuerzo, que es moderado, para contemplar los gigantes del Pirineo un poco mejor.
Nos volvemos a situar en poco tiempo en el Collado del Port de Vielha y después de un último vistazo hacia la zona por la que hemos venido nos disponemos a continuar la marcha, hacia nuestra derecha.
El descenso comienza por un prolongado canchal donde se debe prestar mucha atención pues las rocas se deslizan unas sobre otras. Tras superar este tramo, se suaviza levemente el trayecto convirtiéndose en un camino que discurre entre pastos. De nuevo aparecerá otra pedrera curiosamente poblada por matas de frambuesas. Están buenisimas.
En el horizonte asoma la población de Vielha, mientras que el camino se estrecha y deja nuestra derecha el Estany de Fon Freda.
Nos reagrupamos con el resto del equipo en un pequeño mirador al valle y después de una explicación de lo visto continuamos con la expedición.
La bajada es espectacular, las vistas hacia el fondo y a nuestras espaldas nos hacen girarnos varias veces.
Encontramos en el lateral del sendero un precioso caballo, pero al pobre se lo comen las moscas.
La pendiente se vuelve más pronunciada a la vez que se ven los primeros pinos que crecen en los límites del bosque.
El ascenso es por un sendero herboso al principio y después existe un pequeño paso pedregoso que sin ninguna dificultad nos sitúa en el Alto o Tuc del Port de Vielha.
Vistas panorámicas hacia el Sur, al embalse de Baserca, a los Besiberris y el trayecto recorrido hoy por nosotros. Hacia el Este, el ibón de Redón. Hacia el Norte, se ve perfectamente el pueblo de Vielha, en la hondonada, enclavado entre verdes montañas. Y al Oeste, surgen los colosales picos más altos de los Pirineos, con el Aneto en cabeza. Fabuloso emplazamiento para contemplar los Montes Malditos.
Después de las fotos y la admiración por las panorámicas tan maravillosas que se tienen desde aquí. Siempre se disfrutan de las mejores vistas desde las cumbres.
Bajamos poco a poco disfrutando de las vistas con las que hoy tenemos la dicha de ser protagonistas en primera persona. Merece la pena este último esfuerzo, que es moderado, para contemplar los gigantes del Pirineo un poco mejor.
Nos volvemos a situar en poco tiempo en el Collado del Port de Vielha y después de un último vistazo hacia la zona por la que hemos venido nos disponemos a continuar la marcha, hacia nuestra derecha.
El descenso comienza por un prolongado canchal donde se debe prestar mucha atención pues las rocas se deslizan unas sobre otras. Tras superar este tramo, se suaviza levemente el trayecto convirtiéndose en un camino que discurre entre pastos. De nuevo aparecerá otra pedrera curiosamente poblada por matas de frambuesas. Están buenisimas.
En el horizonte asoma la población de Vielha, mientras que el camino se estrecha y deja nuestra derecha el Estany de Fon Freda.
Nos reagrupamos con el resto del equipo en un pequeño mirador al valle y después de una explicación de lo visto continuamos con la expedición.
La bajada es espectacular, las vistas hacia el fondo y a nuestras espaldas nos hacen girarnos varias veces.
Encontramos en el lateral del sendero un precioso caballo, pero al pobre se lo comen las moscas.
La pendiente se vuelve más pronunciada a la vez que se ven los primeros pinos que crecen en los límites del bosque.
Siguiendo las marcas del GR se
puede identificar la senda que se desdibuja entre pastos mullidos.
Antes de entrar al bosque se alcanza una de las señales bidireccionales de Caminos Naturales, que indica que se ha de girar ligeramente a la derecha. De esta manera se salva un riachuelo de montaña, atravesando un puente de madera, la Palanca deth Pontet.
El río es un afluente del Nere que pasa por Vielha, es el río de la Font Freda. Antes de atravesarlo hay una cruz roja de madera que no sabemos con que motivo está aquí.
Vemos que el río fluye muy cerca y decidimos ir a buscar frescura a su orilla. Hacia la izquierda nos internamos en el inmenso bosque de abetos, con un tamaño colosal, encontramos un sitio ideal para comer y refrescar las piernas.
Antes de entrar al bosque se alcanza una de las señales bidireccionales de Caminos Naturales, que indica que se ha de girar ligeramente a la derecha. De esta manera se salva un riachuelo de montaña, atravesando un puente de madera, la Palanca deth Pontet.
El río es un afluente del Nere que pasa por Vielha, es el río de la Font Freda. Antes de atravesarlo hay una cruz roja de madera que no sabemos con que motivo está aquí.
Vemos que el río fluye muy cerca y decidimos ir a buscar frescura a su orilla. Hacia la izquierda nos internamos en el inmenso bosque de abetos, con un tamaño colosal, encontramos un sitio ideal para comer y refrescar las piernas.
Después de una merecida comida
retornamos al punto del camino donde nos hemos desviado y la bajada se
reanuda para descubrir la Cabaña del
Pontet.
Volvemos a salir la GR 211-5 y llegamos al lado de la preciosa cabaña del Pontet, que hay que rodear por su izquierda, caminando entre abetos para encontrar una gran pista. Tras pasarlo, se llega a un cruce donde es preciso girar a la derecha, mientras el camino se sumerge en un bosque de abetos dejando una senda a la izquierda. Pocos metros más adelante el mirador del valle nos brinda una excepcional panorámica del Val d’Aran.
Volvemos a salir la GR 211-5 y llegamos al lado de la preciosa cabaña del Pontet, que hay que rodear por su izquierda, caminando entre abetos para encontrar una gran pista. Tras pasarlo, se llega a un cruce donde es preciso girar a la derecha, mientras el camino se sumerge en un bosque de abetos dejando una senda a la izquierda. Pocos metros más adelante el mirador del valle nos brinda una excepcional panorámica del Val d’Aran.
Los paneles informativos
que aquí se encuentran describen las características del valle y de la
senda. Hasta este punto también es posible acceder en vehículo
motorizado desde la boca norte del túnel de Vielha, por la pista
forestal del Port.
El Camino Natural continúa entre avellanos, chopos y tejos, por una estrecha senda que, aunque apenas se ve en su comienzo, arranca justo a la derecha del mirador.
Un bonito tramo de vereda antigua cubierta por la frondosa arboleda, por donde es un placer caminar tan frescos.
Cuando la vegetación se abre, el itinerario enlaza con una carretera y esta nos lleva a una central eléctrica tras la cual se atraviesa un puente.
Continuando por una pista cubierta de grava, se deja el acceso a la carretera A-14 para ir dirección Vielha.
Este tramo final está acondicionado con barandillas al lado del río Nere y pavimentado en los últimos kilómetros para facilitar la circulación de vehículos.
El Camino Natural continúa entre avellanos, chopos y tejos, por una estrecha senda que, aunque apenas se ve en su comienzo, arranca justo a la derecha del mirador.
Un bonito tramo de vereda antigua cubierta por la frondosa arboleda, por donde es un placer caminar tan frescos.
Cuando la vegetación se abre, el itinerario enlaza con una carretera y esta nos lleva a una central eléctrica tras la cual se atraviesa un puente.
Continuando por una pista cubierta de grava, se deja el acceso a la carretera A-14 para ir dirección Vielha.
Este tramo final está acondicionado con barandillas al lado del río Nere y pavimentado en los últimos kilómetros para facilitar la circulación de vehículos.
Encontramos una fuente de agua fresca donde aprovechamos para beber.
Avanzando por este cómodo firme, se termina la ruta en una zona de descanso acondicionada con barbacoas, aparcamiento para bicicletas y un último panel interpretativo. Al lado se encuentra la población de Vielha donde hemos reservado habitación en un hotelito que nos permite un merecido descanso, un paseo por sus calles y una buena cena. Un pueblo precioso.
Avanzando por este cómodo firme, se termina la ruta en una zona de descanso acondicionada con barbacoas, aparcamiento para bicicletas y un último panel interpretativo. Al lado se encuentra la población de Vielha donde hemos reservado habitación en un hotelito que nos permite un merecido descanso, un paseo por sus calles y una buena cena. Un pueblo precioso.
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