Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

jueves, 13 de agosto de 2015

4-TOUR DEL ANETO, CON VARIACIONES

(3ª ETAPA)

CUARTA ETAPA- DEL HOSPICE DE FRANCE POR EL PORTILLÓN DE BENASQUE AL HOSPITAL DE BENASQUE


FICHA TÉCNICA-
Día: 12/08/2015
Participantes: Nieves, Chus, Javier, Julián y Lourdes.
Tiempo estimado: 5 horas y media.
Distancia: 14 km.
Dificultad: Media.
Punto de inicio: Desde el Hospice de France vamos dispuestos a atravesar un paso emblemático, el Portillón de Benasque. Nos llueve un rato, pero desde el refugio disfrutamos de un maravilloso día para cruzar de Francia a España.
Wikiloc:http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=10900581

ITINERARIO:
Hospice de France - Pont del Penjat - Port de Venasque - Cabanae de l'Homme - Refugio de Venasque - Lacs Boums du Port - Portillón de Benasque - Casa Cabellut - Camino del Portillón de Benasque - Ibons de Plan d'Estan - Cruce a la Peña Blanca - Cruce al Port de la Picada - Cruce a la Besurta - Hospital de Benasque.

Los caminos que unen el Hotel Hospital de Benasque, en Llanos del Hospital, y el Albergue Hospice de France se usaron antiguamente como nexo comercial entre los Valles de Benasque y Luchón. Era la ruta de los hospitales. Eran transitados por ganaderos, mercantes, y los habitantes que vivían en los Pirineos. Los caminos destacan por sus bellos paisajes y forman parte de la historia de estas montañas.
Vista desde el lado español.





















En la antigüedad, los Hospitales de montaña hospedaban a los viajeros que recorrían estos caminos. Actualmente, debido a la recuperación como rutas turísticas, tanto el Hospital de Benasque como el Hospice de France, ofrecen la posibilidad de alojarse en ellos a todo aquel que recorra esta senda.
Vista desde el lado francés.
La ruta de los Hospitales, comprende 3 pasos de montaña:
•El puerto de la Glera.
•El puerto de la Picada.
•El portillón de Benasque.Es un paso formado de forma artificial con barrenos de dinamita y donde los soldados de antaño fieles guardianes de la frontera cobraban el "estipendio" por su paso, entre el cordal de la Mina y la del pico Salvaguardia. Este paso ha sido durante siglos el paso transfronterizo mas transitado de la zona por comerciantes, contrabandistas y por supuesto, de miles de refugiados republicanos que, durante la Guerra Civil, buscaron asilo en el pais galo.También lo utilizaron los primeros conquistadores pirineistas y la gente pudiente de la época que subía con mulas desde la floreciente Bagnères de Luchon. Hoy sigue brindando la misma función, pero esta vez de excursionistas de ambos lados de la frontera. Aún hoy son visibles las ruinas, de la famosa posada o Casa de Cabellut lugar obligado de paso, asiento y posada.



RUTA:
Subida al mítico Portillón de Benasque desde el lado francés, es decir desde el Hospice de France, bellísimo paraje que cuenta con alojamiento, bar-restaurante y pequeño museo, y al que se puede acceder por carretera desde Bagnères de Luchon.

El camino se encuentra balizado y perfectamente trazado, con innumerables lazadas que nos permiten salvar más de 1.000 metros de desnivel con relativamente poco esfuerzo. Los más osados podrán además ascender al Salvaguardia y/o retornar por el Puerto de la Picada y la pequeña obra de ingeniería del Paso de la Escaleta. Espectaculares vistas del Macizo de la Maladeta y Aneto desde el Portillón de Benasque.
La mañana nos despierta encapotada. Aunque parece mentira la foto es desde la misma posición que ayer, pero 12 horas después. Desayunamos y salimos del refugio de Hospice de France deseando que los peores augurios no se cumplan y nos permita recorrer la etapa del último día sin lluvia.
El inicio de la ruta es enfrente de la puerta principal, unos postes indicadores nos señalizan el hito o meta del día, el Portillón de Benasque o Port de Benas.
Atravesamos el río en el que ayer refrescamos las piernas y nos dirigimos rectos hacia el embudo que forma el valle. Y ya vemos que la neblina va bajando hacia nosotros. 

Si giramos la vista a nuestras espaldas no tiene tan mala cara el tiempo.
Llegamos hasta  el Pont de Penjat que nos permite cruzar un gran arroyo.
En nuestro trayecto comienza el progresivo desnivel que en sucesivos zigzagueos vamos afrontando sin demasiados problemas. 
 
El único es el tiempo, comienzan a caer unas gotas y hacemos una parada para ponernos los chubasqueros, cubrir nuestras mochilas. Y adelante.
No llueve demasiado fuerte y como vamos en subida no nos preocupa un resbalón. La tormenta no parece muy grande, aunque la niebla parece subir del valle.
Debemos atravesar varios arroyos que están de crecida, superamos un rebaño de ovejas que pastan en la ladera y la tormenta va amainando y alejándose deprisa.
Las cascadas han aumentado su murmullo y se precipitan hacia el valle del Port.
Todavía nos queda ladera que remontar así que sin prisa pero sin pausa continuamos nuestro avance.
Nos toca atravesar varios arroyos crecidos donde hemos de buscar el mejor paso posible y aunque tiene aspecto resbaladizo las botas se agarran perfectamente.


Y en los laterales de la senda serpenteante nos sorprenden cascadas cantarinas que caen precipitadamente hasta el valle.















Una mirada hacia el fondo y la visibilidad va en aumento lo que nos hace tener magníficas vistas de parte de la etapa de ayer.


El camino gira hacia la derecha y echando la vista atrás podemos ver las zigzagueantes curvas que hemos recorrido.


La lluvia nos deja tranquilos y poco a poco vamos llegando al collado. Las vistas son preciosas a nuestro alrededor.
Nos situamos en el collado y nos despedimos del precioso valle que ayer disfrutamos. Emprendemos el sendero con vistas a los Picos de la Frèche, de la  Pique y sobrepasamos la Cabana de l'Homme, pequeña construcción de piedra en ruinas. Pero para un imprevisto puede servir de precario refugio.
En poco tiempo vemos un cruce, a la izquierda, que lleva a los picos de la Pique y la Frêche , lo desechamos,  y girando un poco a la derecha encontramos encaramado a una pequeña colina Le Venasque, refugio alpino francés. Aprovechamos para cambiarnos la ropa que llevamos algo húmeda y tomar una manzanilla caliente con una barrita. Como nuevos.

Las caprichosas nieblas suben y bajan tapándonos parcialmente unas cumbres u otras.
Rodeados de este paisaje bucólico comenzamos a bordear uno de los lagos de Boums du Port. Espectacular. Para perderse y no volver a la civilización nunca más.



Después de varios ascensos en linea recta por debajo de los cantiles rocosos la senda se convierte en un exigente zigzag que tallado en la roca nos aproxima hasta lo que intuimos es el Portillón de Benasque.
Mirando hacia adelante tenemos a nuestra vista el tajo enmedio de las rocas y echando la vista atrás  contemplamos los azules lagos de Boum del Port.
Seguimos la senda marcada y vamos alzándonos sobre los lagos, el refugio y las montañas que los enmarcan.
Por el sendero serpenteante llegamos al emblemático Portillón de Benasque. Una vez dejada atrás Francia volvemos a contemplar el macizo de Maladeta y Aneto, hoy cubierto por las nubes.
Parada para echar la vista al camino ascendido y al cordal del Aneto donde las nubes nos esconden las cimas.
Por la derecha hay una senda de acceso al Pico Salvaguardia, pero el día algo lluvioso nos desaconseja afrontar su cima. Otra vez será.
Nosotros continuamos rectos para descender al valle del Esera. Llegamos a la Casa Cabellut. El GPS nos indica un atajo a la derecha,  por el barranco de la Peña Blanca, pero continuamos rectos por la senda alternativa de la Costera.

Una verde pradera cubre la ladera y encontramos ovejas pastando.
 
En suave descenso, el sendero va ladeándose hacia nuestra izquierda y va paralelo a la cordillera del Parque Natural de Posets-Maladeta del que nos separa el valle de la Besurta, horadado por el río Esera.
A nuestra izquierda tenemos los picos que vimos ayer desde el Tuc de la Escaleta, pero hoy admiramos su vertiente sur. Y divisamos el Port de la Picada por donde se puede unir Artiga de Lin o Hospice de France con nuestra ruta actual.  
Se van sucediendo pequeños lagos que son los Ibones del Portillón de Benasque.
Llegamos a una encrucijada. A la izquierda, sube al Puerto de la Picada y al Coth de l'Unfern, donde estuvimos ayer. A la derecha, vamos hacia el valle del Esera. 
Girando bruscamente a la derecha, en varios zigzags, caminamos viendo al frente el refugio de la Renclusa y las sucesivas montañas de más de 3.000 metros de los Pirineos que se cubren a ratos con las nubes. Parece una caldera en ebullición.











Todavía encontramos un nuevo cruce que nos llevaría en poco tiempo a la Besurta y de allí al refugio de la Renclusa.





Llegamos a la altura de los Ibones de Plan d'Estan, en la vaguada se suceden pequeños embalses de agua.
Vemos varios pinos caídos y resecos en la zona de Paderna. Avisan en un panel que es un lugar donde hay peligro de aludes, este desastre lo producen las acumulaciones de nieve que caen por los acantilados a gran velocidad en época de deshielo.

Sube mucha gente mientras nosotros descendemos de forma cómoda. 
Y llegamos hasta un cruce. Señala a la derecha la bajada desde el Portillón de Benasque por la Peña Blanca
En un último esfuerzo nos colocamos al lado del río donde encontramos grandes cascadas de agua y desde estas llegamos a una vaguada donde esta situado el hotel del Hospital de Benasque. Un homenaje gastronómico para celebrar el final de una aventura pirinaica que ha sido perfecta. Sobre las 17 horas cogemos el autobús que nos lleva a Benasque. Fin a nuestra ruta por los Pirineos de cada verano. Impresionante de principio a fin.


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