FICHA TÉCNICA-
Día: 7/12/2015
Participantes: Julián y Lourdes.Día: 7/12/2015
Tiempo estimado: 5 horas.
Distancia: 24 km.
Dificultad: Moderada-Baja. Larga distancia, apta para cualquier persona, poco desnivel.
Como llegar: Por la autovía Alicante-Valencia, salida hacia Aspe por la CV 84. En el pueblo en la primera rotonda girar hacia la izquierda, entre el lateral del polideportivo y el Parque del Hondo de las Fuentes. Se puede aparcar en este último.
PR CV 242,
Wikiloc: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=12208476
ITINERARIO:
Aspe/Parque y Acueducto del Hondo de las Fuentes o de Perceval - La Rafica - Cascada de la Rafica - Puente los Baños - Castillo del Aljau - Puente Ramón Berenguer - Rafa Perceval - Molino Meseguera - Camino de Quincoces - CV 847 - Acueducto - Castillo del Río - PR CV 242 - Camino de Coca - Puente - Camino Temerosa - Cruce PR CV 169- Mirador del SE de Aspe - Ermita de la Santa Cruz - Calle Carlos Soria - Avenida Gran Capitan - Parque Hondo de las Fuentes - CV 846 - Ermita de la Virgen de las Nieves - Camino Viejo de Hondón de las Nieves - Parquing de inicio de la rambla del río Tarafa - Camino Tolomo - La Canal de Hierro - Camino de la Carrasca - Túnel - Parque Hondo de las Fuentes.RUTA:
Las fuertes rachas de viento nos han hecho cambiar los planes y nos han traído hasta esta ruta alternativa. Vamos a bajar por la Rambla del Tarafa, a cubierto del aire, y si el tiempo mejora iremos a conocer la parte más alta del barranco.
Aparcamos al lado del Parque y del Acueducto del Hondo de las Fuentes. En esta rambla estamos a resguardo del viento, sopla fuerte. No apetece subir a las alturas.
El lecho del río transcurre paralelo, a nuestra derecha. Muy bien arreglado y con grandes piedras en su cauce.
Atravesamos un pequeño puente de madera que nos cambia de orilla y nos lleva al rincón en el enclave del nacimiento del manantial La Rafica. Un panel informativo nos lo explica. Continuamos unos metros y vemos una pequeña entrada a la izquierda para ver el manantial. Vamos a acercarnos. Se ve que han cortado juncos para podern arrimarse hasta la pared donde surge una pequeña cantidad de agua. Volvemos sobre nuestros pasos y regresamos a la senda principal.
Esta nos lleva en poco tiempo a una presa y a un pequeño salto de agua de LamRafica. Debajo se remansa en una pequeña balsa.
Siguiendo las barandillas de madera estas suben una pequeña cuesta y nos sitúan por encima de la rambla en la cual predominan los juncos. Se ve encima, las primeras casas de Aspe.
Volvemos a atravesar el río varias veces por unas pasarelas de madera, por las cuales está prohibido pasar caballos. Y llegamos al cartel indicador que nos señala los restos del Castillo de Aljau. Quedan al otro lado de la rambla, a mano izquierda. Apenas unas paredes se muestran en pie.
Reemprendemos la marcha y los arboles hacen su aparición, tenemos álamos negros, chopos y juncos..
Pasamos al lado de un arroyo que viene del pueblo, de la derecha, es agua de la depuradora.
Enseguida llegamos a una balsa y la presa de Rafa Perceval, con poca agua. Ya podía haber caído esta mañana una tormenta más grande. Las cuatro gotas que hemos tenido apenas han llegado al suelo.
El viento va meciendo las nubes dándoles formas caprichosas.
De frente tenemos preciosas vistas de la Sierra del Cid.
Llegamos al Camino de Quincoces. A la izquierda, tenemos un poste indicador a San Pascual Bailón. Avisa de que son nueve los kilómetros.
Intentamos bajar de frente, por el carrizo que parece que está abierto, pero desistimos. Sigue cerrado por la maleza. No se puede recorrer toda la rambla del Tarafa hasta el punto donde tributa sus aguas al Vinalopó, o nosotros no lo encontramos.
Abandonamos el barranco del Tarafa para girar a la derecha, por un carretil asfaltado, que nos conduce entre casas de campo y fincas con viñedos, olivos.... S nos giramos, vemos el Cid que está invadido de nubes.
Enseguida llegamos a la altura de un puente que queda sobre nuestras cabezas y donde giramos a la derecha para entrar en el camino que transita paralelo al cauce del Vinalopó.
Enfrente tenemos el Castillo del Río, apenas unos muros se han sostenido sobre la roca.
Caminamos por una senda ancha de tierra. Desechamos dos cruces a la derecha y cuando llegamos a un poste indicador nos desviamos, a la derecha, para ir por el Camino de la Temerosa.
Enseguida vemos una senda difusa a nuestra izquierda que recorrimos hace poco. Va por la cornisa de la peña, paralela al camino, y siguiendo antiguas tuberías de agua. Nos llevaría al Puente de Dos Ojos y al pantano de Elche.
Nosotros, continuamos rectos. Vamos ganando altura, dejamos al lado una casa deshabitada y desde este punto tenemos unas preciosas panorámicas al peñón sobre el que está situado el Castillo del Río y, al fondo, la Sierra del Maigmó.
Proseguimos por el camino ancho para situarnos en una encrucijada. A la izquierda iríamos al Puente de Dos Ojos, que está enclavado en el barranco de las Carboneras. Vamos hacia la derecha, pero hacia la ermita de la Santa Cruz.
También desde este ángulo podemos ver la Sierra de Tabayá y las antenas de su cumbre.
Hacia arriba tenemos vistas a las casas de la Temerosa, hacia atrás, la boca del túnel y la carretera, en lo alto las sierras que rodean el pantano de Elche.
Nos encontramos con delicadas flores en medio de ese paisaje tan árido.
Nos encontramos con delicadas flores en medio de ese paisaje tan árido.
Giramos a la izquierda para caminar por un estrecho sendero. ES el Camino de la Temerosa.
Después de pasar al lado de unas casitas de campo tenemos un sendero que sube hasta la colina situada a nuestra derecha, pero las rachas de viento son tan fuertes que desistimos. Hoy toca andar por el valle.
Cuando avanzamos vemos la colina de la Temerosa,y el sendero que llega hasta su cima, y las antenas del Tabayá, al fondo.
Apreciamos sobre nuestras cabezas un avión y pensamos que será difícil hoy pilotar. Las estelas que dibuja sobre el cielo dejan unos trazos muy rectos.
Nos toca subir paralelos a la otra calle que antes hemos bajado. No tiene perdida, siguiendo el viacrucis nos conduce hasta la Ermita de la Santa Cruz. El viento pega fuerte, pero llegamos enseguida.
Volvemos sobre nuestros pasos y cruzando la carretera caminamos por las aceras primero de la calle Carlos Soria, el parque del Ultimo Jueves, después, por la avenida Gran Capitán y cruzando por la gasolinera llegamos al Parque del Hondo de las Fuentes.
Nos cambiamos de ropa, sacamos una última foto del acueducto alejándonos para que salga entero. Comop tenemos tiempo decididos llegar al inicio de la Rambla del Tarafa.
Por la Carretera de Aspe a la Romana nos dirigimos hasta la rotonda en la cual está la ermita o Casica de la Virgen de las Nieves.
Allí giramos a la izquierda para tomar el Camino Viejo de Hondón. Caminamos por el arcén izquierdo, acompañados de acequias y partidores de una antigua canalización de aguas para riego que ahora se han quedado inutilizadas. Incluso hay un cartel que avisa de multa por robo de agua de 1.000.000 de pesetas.
Este tramo es por carretil asfaltado. Son algo más de dos kilómetros que rodeados de naturaleza no se hacen tan pesados y nos acercan hasta el área de descanso y cabecera del Barranco del Tarafa.
Encontramos, a la izquierda, un área habilitada para aparcamiento de coches y bicicletas.
Ha sido restaurado hace poco, en 2010, con fondos europeos. Unos carteles lo indican.
Y al lado, encontramos el kilómetro 0 de la ruta, la puerta del Sol de la Rambla del Tarafa.
Vemos un tubo en el lecho del río, pero no sale ni una gota de agua. No sabemos si es por culpa de este invierno tan seco o hace años que no mana.
Y comenzamos la casa por el tejado. Vamos a caminar los primeros 4 kilómetros de recorrido.
Nos ha traído hasta aquí las ganas de visitar el canal de Hierro, vinimos otra vez, pero en coche.
Nos ha traído hasta aquí las ganas de visitar el canal de Hierro, vinimos otra vez, pero en coche.
Y salimos de nuevo a la carretera. Ahora solo es cruzarla y nos introducimos en el barranco que con barandillas de madera y tapias de piedra nos llevan hasta descubrir tres túneles. En uno de ellos ha crecido en su boca un almendro.
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