REMANSO DE PAZ ENTRE HAYEDOS DE URBASA
FICHA TÉCNICA-
Participantes: Nieves, Chus, Javier, Julián y Lourdes.
Tiempo estimado: 5 horas.
Distancia: 18 km.
Dificultad: Media.
PR-NA 181
Como llegar: Desde Estella salir dirección a Bearin, después hacia Abarzuza y, al final del pueblo, un cruce a la izquierda te lleva hasta el Santuario de Iranzu donde aparcamos el coche.
Como llegar: Desde Estella salir dirección a Bearin, después hacia Abarzuza y, al final del pueblo, un cruce a la izquierda te lleva hasta el Santuario de Iranzu donde aparcamos el coche.
ITINERARIO:
Monasterio de Nuestra Sra de Iranzu - Camino de Iranzu - Fuente - Cañón del río Iranzu - Camino del Ginebral - Pilón de Lizarrate - Chabola de Matias - PR NA 181 - Paso de la Escalera - La Nevera - Chabola de Jesús Iriarte - Zanabe - Corrales de Zanabe - Ermita de San Cristobal- Camino de Allide - Senda a Iranzu - Monasterio de Nuestra Sra de Iranzu.
RUTA:
Desde el aparcamiento que se encuentra a las puertas del monasterio de Iranzu salimos de frente a la carretera por la que veniamos. Hemos aparcado y nos ponemos las botas al lado del crucero. Es la tradición.
Enseguida nos encontramos con una valla para el ganado, sin cancela. Sólo tiene las aberturas para que tengan miedo a traspasar y que evita que se escapen.
El camino sube entre dos precipicios y transcurre por el barranco formado por el río Iranzu.
Pasamos
al lado de una fuente y nos rodean plantaciones de nogales, todavía
pequeños. Caminando llegamos a un paso más estrecho en el que los roquedos
ganan mayor protagonismo.
Tenemos ahora una gran cantidad
de matorrales de arañones, que todavia no han alcanzado el grado de
maduración idóneo para preparar pacharán. Les llegará el momento.
Enseguida nos encontramos con una valla para el ganado, sin cancela. Sólo tiene las aberturas para que tengan miedo a traspasar y que evita que se escapen.
El camino sube entre dos precipicios y transcurre por el barranco formado por el río Iranzu.
Nos introducimos en una senda embarrada. Es el cauce del río Iranzu, llamado río Seco, que debido a las lluvias de la noche anterior está impracticable. Toca buscar por los laterales una vía alternativa para poder avanzar.
Un par de cruces, el primero a la izquierda y el segundo a la derecha nos llevan al Camino de San Pedro.
Un par de cruces, el primero a la izquierda y el segundo a la derecha nos llevan al Camino de San Pedro.
hayas recorremos el Camino del Ginebral. Es un terreno con suave desnivel que nos permite disfrutar de la ruta contemplando las hayas, los musgos que surgen en árboles y rocas bajo su umbría...
Seguimos
nuestra ruta llegando en poco tiempo a la Chabola de Matías, precioso
rincón y casita bucólica para descansar. Aqui tomamos un tentempié y
bebemos agua.
El sitio es precioso. Alejado del mundanal ruido y con una gama de colores verdes para impresionistas.
Proseguimos de frente para buscar el Paso de la Escalera, pequeña y sencilla trepada en la roca que nos lleva en poco tiempo hasta ver la colina que forma la Nevera. Un último esfuerzo y nos alzamos sobre ésta.
A nuestro Oeste, se encuentra el alto de Dulanz, muchas veces subido por nosotros, hasta en bici. Al Este, vemos San Donato. Siempre impresiona la estampa montañera que tiene desde este perfil.
Cuando llegamos al camino giramos hacia la derecha y avanzamos por un precioso paisaje que nos introduce entre el hayedo.
Vamos veloces porque ahora es casi todo en descenso y estamos resguardados por el frondoso bosque de hayas.
En el suelo se ven charcas formadas por las tormentas de ayer a la noche.Disminuye la vegetación y entramos en un "raso" con muchos caballos, vacas y ovejas pastando tranquilamente.
Superamos una manada de caballos, que apenas nos mira, y tenemos un pequeño repecho para llegar al Alto de Zanabe. Preciosa cima desde la que se observa toda Urbasa, Lóquiz, y la inmensa proa de San Donato.
Alto de Zanabe. |
Sobrepasamos los corrales de Zanabe en ruinas y continuamos con vistas, a la derecha, a Urbasa y a sus cimas de Dulanz y la Nevera; y a la izquierda, contemplamos a lo lejos el embalse de Alloz y los valles de Guesalaz y de Yerri.
Precioso sendero con una valla de piedra a la izquierda que nos deja unos recuerdos imborrables de una travesía que nos lleva después de un cruce a la derecha, y otro a la izquierda, hasta la Ermita de San Cristobal.
Auténtico paraíso navarro que se puede visitar en todas las estaciones del año. Su vegetación es impresionante. Sus hayas milenaria te llevan a tiempos pasados y te sumergen en bosques encantados que te aislan del día a día en la ciudad. Su poder de persuasión es muy grande. Auténtico remanso de paz.